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Abrí mis ojos, cerrándolos inmediatamente por la claridad del lugar.
Recordé los ruidos de los golpes, el ruido de la pistola y el dolor en mi hombro.

Abrí mis ojos de golpe, sentándome al instante y grité de dolor cuando sentí un pinchazo fuerte en mi hombro.

-Con cuidado Parker. -dijo alguien a mi lado.

-Diego... ¿qué ha pasado? -volví a estirarme en el sofá. Estaba en mi caravana.

-Te caiste de la moto, menos mal que ya habíamos entrado al Pueblucho y no iba demasiado rápido. -me dijo.

Estiré mis piernas, sintiéndome totalmente adolorida.

Bajé el cuello de mi camiseta y miré mi hombro, estaba tapado con una gasa y vendas.

-Sam me ayudó a sacarte la bala y a coserte la herida. Has tenido suerte que ha sido en el hombro y no en el pecho. -me dijo cogiendo mi mano.

-Joder... -suspiré y me tapé la cara con la mano. -Más le vale a Osborn pagarnos bien.

-Ha venido a verte. -me dijo Diego encendiendo un cigarro. -¿Sabes cuál ha sido nuestra recompensa?

Negué.

-Cervezas, agua, pan y leche. -dijo riéndose con ironia.

-¿Es enserio? -dije inclinándome con cuidado para sentarme.

El pelinegro asintió con la cabeza y sacó el humo por la boca.

-Iré a hablar con él. -me puse en pié, cerrando los ojos al instante por el mareo.

-Cuidado, acaban de pegarte un tiro idiota. -dijo.

-Estoy bien. -observé el pequeño salón de la caravana.

Estaba lleno de vendas ensangrentadas, manchas de sangre por el suelo, un botiquín abierto sobre la mesa, hilo, agujas...

-Menudo panorama, parece una película de James Bond. -dije mientras caminaba hacia el baño.

Me miré en el espejo, tenía el pelo lleno de arena, la ropa sucia y com agujeros por la caída y una quemada en mi pómulo derecho.
Me importó una mierda mis pintas y salí de la caravana en dirección a la choza de Osborn.

-Os, tenemos que hablar. -dije sentándome con cuidado en su sofá.

-Habla. -me respondió mientras se servía una copa de whisky.

-He entrado en casa de un extraño, he destrozado su coche, me pega un tiro que podría haberme matado si hubiera apuntado cinco centímetros más abajo, ¿y me pagas con pan y agua? -dije enfadada.

-¿Tenías pan y agua? -preguntó.

-No.

-Entonces, ¿de qué te quejas? -dijo apoyándose en la pared.

Me levanté y caminé hacia él.

-Me he jugado la vida por ti, por lo menos págame con dinero. -dije encarándolo.

Sonrió de forma muy tenebrosa.

-Yo decido como pago a la gente, vi que no tenías nada en tu nevera y te la he llenado, y si no te gusta te jodes. -dijo pasando por mi lado y chocando con mi hombro.

Reprimí un grito.

-Me hacen falta más cosas, ropa por ejemplo. -me señalé la camiseta agujereada. -Más comida, etc.

-Pues eso se consigue trabajando más. Ahora vete a dormir y descansa porque en cuatro días te quiero como nueva. -dijo desapareciendo por el pasillo.

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora