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-¿Estás lista? -gritó Billie desde la habitación.

-¡Ya casi! -respondí en el baño.

Decidimos ducharnos por separado, porque sinó habrían problemas.

Eran cerca de las siete de la tarde, aún teníamos unas horas antes de cenar.
Cuando estuve lista, metimos lo necesario en una pequeña mochila y Billie la colgó en su espalda.

Salimos del hotel con nuestras manos entrelazadas y decidimos ir a explorar la ciudad.

Era preciosa, con edificios altos y repleta de gente por las calles. El clima era cálido y con una suave brisa de aire caliente.
Nos acercamos a la playa y paseamos por el Paseo Marítimo, cautivadas por el cielo naranja en el horizonte y el agua transparente del mar.

Nos hicimos varias fotos para recordar el momento y cuando nuestro estómago rugió de hambre, entramos al restaurante más cercano.

-Madre mia, esto está buenísimo. -dijo Billie frente a mi con la boca llena.

Decidimos probar el Poke hawaiano, y estaba delicioso.

-Creo que les pediré la receta. -dije riendo.

Nos habíamos alejado bastante del hotel, así que a la hora de volver llamamos a Kai.
En menos de diéz minutos pasó a buscarnos frente al restaurante y subimos al coche.

-¿Quiere algo de beber, señorita? -le dije a Billie.

-Un ron con cocacola, por favor. -contestó.

Besé su mejilla y me levanté de mi asiento, acercándome hacia la barra de bar y sirviendo dos ron con cocacola.

-Gracias amor. -dijo besando mis labios castamente.

Mi teléfono sonó, y vi en la pantalla un mensaje de Patrick.

"Todo listo."

Sonreí, perfecto.

-¿Quién es? -dijo Billie curiosa.

-Tu padre, preguntando si todo está bien. -respondí bebiendo de mi vaso.

-Oh, dile que todo va mejor que bien. -contestó pasando su brazo por mis hombros.

Como el viaje fué corto, tuvimos que bebernos el vaso demasiado rápido.
Cuando entramos en la habitación, Billie se digirió al champán que habían dejado al lado de la cama.
Estaba frío ya que estaba sobre un cubo de hielo.

Llenó las dos copas y se acercó a mi, tendiéndome una.

-Por nosotras, y porque te quiero. -dijo levantando la copa.

-Por nosotras y porque te amo. -dije chocando mi copa con la suya. Sonrió y le dimos un trago.

Después se acercó a mi y me besó. Sus labios sabian a champán y los lamí, provocando que riera.

-¿Qué planes hay para mañana? -pregunté sentándome en el borde de la cama.

-Pues... podríamos alquilar una moto acuática y bucear por algún lado. -contestó sentándose a mi lado.

-Eso parece divertido. -respondí.

Me acabé la copa de un trago y la dejé en la mesilla. Le arrebaté de las manos la copa a Billie y me coloqué a horcajadas sobre ella.

-Tengo tanta suerte de tenerte. -le dije.

Dejó caer su espalda sobre la cama y llevó sus manos a mi cintura con una sonrisa de lado a lado.
Qué hermosos hoyuelos...

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora