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Hablé con Patrick por teléfono, le dije que se pusiera a cubierto esta noche porque Osborn quería venganza, dormirían todos en la cabaña de Billie.

No se por qué, pero esto me pintaba a guerra callejera.

Patrick es un hombre muy orgulloso y querrá demostrarle a Osborn que no es débil, y yo temía por Billie.

-Ya están en la cabaña. -dijo Billie sentándose a mi lado en el sofá.

-Perfecto. -contesté. -Ahí estarán a salvo.

Sonrió.

-¿Puedo quedarme contigo esta noche? -preguntó.

Me quedé mirándola por varios segundos.

-¿Por qué? Estaré bien Billie. -contesté nerviosa. -Aquí hace frío, estarás mejor en la cabaña.

-Quiero quedarme contigo, estoy preocupada por lo que ha pasado hoy. -dijo posando su mano sobre mi pierna.

Ese gesto se había hecho costumbre, pero lo que ella no sabía es que cada mínimo contacto conseguía activar todo mi cuerpo y ponerme nerviosa.

-Estaré bien pero si quieres quedarte... no te lo negaré. -contesté.

Me sonrió y le sonreí de vuelta.

-Voy a hablar con Diego... se ha ido muy enfadado antes. -dije levantándome del sofá.

-Habla con él, se nota que te quiere y nos has dado un susto de muerte. -dijo desde el sofá.

Me dirigí hacia la caravana de Diego, llamé a la puerta antes de entrar pero nadie contestó, así que entré.

-Hola... -dije cuando lo vi sentado en su sofá fumándose un cigarro.

Me senté a su lado, estaba mirando fijamente a la pared.

-Diego, lo siento mucho. -apoyé mi mano en su hombro. -Lo siento, enserio...

Giró su rostro y me miró, pude notar lo triste que estaba.

-Perdimos a nuestros padres casi a la vez, Judith, ¿cómo puedes drogarte así después de eso? -dijo en un hilo de voz.

Tragué hondo.

-Mi cuerpo me lo pide solo, no soy capaz de decir que no y lo hago, hace cuatro años que lo hago, pero nunca me ha pasado eso. -dije pasando mi brazo por su hombro y atrayéndolo a mi. Escondió su cabeza en mi cuello.

-Te quiero Jud, no puedo perderte a ti también. -sollozó. -Por favor, vigila lo que haces.

Mis ojos se humedecieron. Él era mi hermano, mi compañero de vida, el que siempre estuvo ahí cuando lo necesité, superamos juntos la pérdida de nuestros padres y crecimos en este lugar juntos.

-Jamás podría hacerte eso Diego, te juro por Dios que nunca te abandonaré, pase lo que pase. -dije apretándolo con mis brazos.

Rodeó mi cintura con sus brazos y me abrazó fuerte, eran pocas las veces que nos dábamos muestras de cariño, porque con Diego no hacía falta eso, con tan solo mirarle a los ojos podía ver el profundo amor que tenía hacia mi.

Se separó de mi y absorvió sus lágrimas.

-Eres idiota, ¿lo sabías? -me dijo sonriendo. -La idiota más idiota del mundo.

Reí con su comentario, provocando que él también riera.

-¿Vienes a cenar con nosotras? -le pregunté.

-¿Nosotras? -dijo.

-Billie ha insistido en quedarse esta noche, cenaremos algo en la caravana. Podemos beber algunas cervezas. -dije chocando su hombro con el mio.

-Esa chica te quiere, Judith. Lo he visto en sus ojos hoy cuando te hemos encontrado... ya sabes...

Suspiré.

-Si, si me quiere. Me lo ha demostrado muchas veces y yo también la quiero a ella. -dije mirando a mis botas.

-Pero tú la quieres de una manera diferente, ¿verdad? -dijo cogiendo mi mano.

-No, no lo se. -bufé. -Es una chica increible y cada vez que la miro me pongo nerviosa pero... creo que ella no siente lo mismo por mi.

-Algún día tendrás que decírselo. -me dijo apretando mi mano. -Ahora, vayamos a cenar en familia.

Sonreí.

Cenamos como si el susto que les di hoy no hubiera ocurrido, reimos, bromeamos, hablamos un poco de nuestras vidas en general. Incluso lloramos porque Diego y yo le contamos lo que pasó con nuestros padres, cómo nos los encontramos, la tristeza que sufrimos.

Billie y Diego hicieron muy buenas migas, estábamos sentados en la escalera de la entrada a mi caravana cuando Diego decidió irse a dormir.

-Nos vemos mañana, buenas noches chicas. -nos dió un beso en la mejilla a cada una y lo vimos alejarse hacia su caravana.

-Me alegra que almenos lo tengas a él. -dijo Billie mientras yo miraba a Diego alejarse.

Sonreí.

-Ahora también te tengo a ti. -dije girando mi rostro y mirando sus ojos azules.

Una sonrisa apareció en sus labios.

-Y yo te tengo a ti. -me dijo.

Mierda, mis manos comenzaron a sudar de los nervios.

-¿Otra cerveza? -le dije levantándome de golpe. Su mirada me ponía muy nerviosa.

Billie rió, ¿por qué rió?

-Si, gracias. -contestó mirándome desde abajo.

Después de tomarnos esa cerveza decidimos ir a dormir.

-Duerme en mi cama, yo dormiré en el sofá. -le dije tendiéndole una camiseta larga para que la usara de pijama.

La cogió.

-Deja que duerma yo en el sofá, es tu casa. -dijo de pié en el pequeño pasillo de la caravana.

-Ni hablar, eres la invitada y dormirás en mi cama. -dije entrando al baño.

Cepillé mis dientes y recogí mi pelo en una cola.

Cuando salí vi a Billie tapándose con las mantas en la cama.

-Es grande, cabemos dos. -me dijo.

Tragué hondo

-Doy muchas patadas cuando duermo. -le dije.

-Y yo ronco, dormirás mejor aquí que en el sofá. -insistió.

-Está bien.

Me acerqué a la cama, se hizo a un lado y me tapé con las sábanas. Apagué la luz, pero la luz de la Luna en la pequeña ventana iluminaba un poco la habitación.

Miraba el techo, y por el rabillo del ojo vi a Billie girarse hacia mi.

-Me alegra haberte conocido. -me dijo.

-A mi también, créeme. -giré mi rostro y sonrió. Qué hermosa sonrisa...

-No fué la forma más común, pero me alegra. -colocó sus manos bajo su mejilla.

Joder, iba a matarme de ternura.

-Es raro hacerte amiga de la traficante de tu padre. -le dije. Comenzó a reir y me contagió la risa.

Acabamos las dos mirando el techo y calmando nuestras respiraciones por haber reido.

-Creo que dejaré a Jah. -dijo de repente.

——-

Hoooola, vengo a deciros que amo a Jahseh, pero no sé por qué pero quedaba ideal como el novio malo de la historia.

Espero que os esté gustando, ¡un beso!

-Karla.

A bullet in my chest | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora