Capítulo 28: Malas Decisiones

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[Omnisciente]

El Elfo dejó a su amada descansar cuando lo mandaron a hacer unas pociones para su futuro viaje. El sin más remedio fue y después de salir de la sala, un chico con cabellos negros y ojos cafés entró. Se trataba del latino que buscaba a Ewelein porque se había caído de su familiar.

Sé preguntarán ¿Qué hacía ahí? , si la misión en el pueblo Fenhuang era, aparte de ayudar con la reconstrucción de este. Dejar al latino con estos. Pues el chico se negó a quedarse y Huanghua no le negó el poder irse. El chico había sido visto por Nevra y este corrió a buscarle mientras que cierta casi pareja fueron secuestrados.

-No mames, casi me cago del susto. Erika, levántate de ahí y ayúdame a entrenar a Maximus. El chico sacudía a su amiga y está no despertaba.

(...)

Habían pasado tres días desde entonces y el chico iba a visitar a su amiga siempre de negro.

-¿Otra vez aquí y de negro Felipe?

-Es mi amiga, Gatorade. Y ando de negro porque mi abuelita mi enseñó que con el negro confundimos a los espíritus y almas en pena evitando que tomen mi cuerpo. Y no pienso que Erika me posea. Ah. Ah. Me niego.

-Ya te he dicho que mi nombre es Galorade, no Gatorade. Y tu amiga ya debe de estar muerta

-Lo parece pero no lo está. Solo es cuestión de... ¿Escuchas eso?

-¿El qué?

El chico era bastante creativo y poseía atención dispersa, pero sabía que no estaba loco ahora mismo. Escuchaba trompetas y el sonido de un arpa.

-¿... Dios...eres tú? -El chico se desmayó.

-oim ojih, alola

- A ver, a ver. Que hijo y que nada. Alto... Te conozco. ¡Eres la morra de My little pony! Amo la serie aunque no me gusta el final. Digo, le hubieran echado ganas princesa celestia.

El oráculo tuvo que haberse dado un poner face bastante fuerte en ese momento. Solo suspiró y besó al joven en su frente, luego puso sus manos en sus ojos y lo empujó hacia atrás.

-¡No mames! -el chico se levantó -¡Quítate de encima Gatorade! A comer banano en otro lado. Soy bateador de ambos lados pero no me inclino por las bolas.

El chico, como si recordara algo se levantó y corrió hacia la sala de la alquimia donde agarró tres tipos de plantas diferentes, las trituró y mezcló junto a un poco de barro celeste. Hacia todo tan mecánico que parecía que sabía lo que hacía. Cuando él sólo se guiaba por su instinto.

Cuando la mezcla ya estaba, corrió hacia su amiga media muerta e hizo cruces en su piel con la mezcla más unos símbolos que nadie comprendía y empezó a recitar unas frases que nadie entendía. Sus ojos cafés, ahora eran verdes y su cabello negro, blanco. Se elevaba y seguía recitando las frases

-Ngamandla enginikezwe ngumama nendlovukazi yezingelosi nezulu, wakuyala ukuthi usukume, unkulunkulukazi nengilosi yezilwane

-¡Ahora!

Fue lo único que se logró entender y cuando el chico volvió a tocar el suelo, su cabello volvió a ser negro y sus ojos marrones. Los y las enfermeros que se encontraban ahí tenían su boca alzada mientras el chico se tomaba la cabeza con fuerza, le dolía demasiado.

Por otra parte, la castaña abrió sus ojos con lentitud y estos, que se veían grises, se tornaron morados y finalmente marrones.

-Aah, me duele la cabeza -dijeron ambos al unísono y se vieron a los ojos, ambos se volvieron grises y señalaron a los enfermeros y enfermeras dejándolos inconscientes unos dos minutos.

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