C A P I T U L O 52: Escondite

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E R I KA

—¿Mejorará?

—Ya te he dicho que soy oráculo, no médico. Pero con estos cuidados debe bastar. — Habla mientras termina de guardar las cremas en su maletín. —Diange..Erika— Hace amago de hablar pero se vuelve a callar— Olvidalo.

—¿Qué sucede, papá?

—Tu novio... — Es interrumpido por Ezarel que despierta.

—Ez..— Me acerco

—Eri..ka..

—Shh, no te preocupes, estoy aquí. No hables.

Ezarel trata de levantarse solo, al no poder le ayudo a sostenerse y procedemos con su revisión, ahora que está despierto.

—Los dejaré ponerse al día. — Mi padre sale de la habitación y quedo con Ezarel a solas, ambos nos miramos y sonrío, lo abrazo suave y beso sus labios con delicadeza.

—Te extrañé tanto, Ez. Pensé que.. Que nunca te vería de nuevo. —Ez sonríe y limpia mis lágrimas con su mano antes de besar mis dedos.

—Te busqué como un idiota, caminé por días sin descanso, intercambié de todo y cuando te encontré me desmayé, soy el mejor héroe del mundo, ¿no? —ambos reímos, veo como Ez se agarra la costilla con algo de molestia.

—Estás lastimado. —Afirmo y abro su camisa blanca para ver el hematoma.

—No es nada. —desvía mi atención hacia su rostro. —¿Cómo se encuentra el bebé?

Lo recuerdo, recuerdo todo, desde el día que nos reencontramos y como lo hicimos, esa noche fue especialmente bueno y desde que nos enteramos me cuidó más de lo necesario y yo lo he defraudado, me expuse al peligro y mi hijo murió, fallé al oráculo, fallé a Eldarya y fallé a Ezarel.

Mis ojos se llenan de lágrimas y sin poder decir nada estallo en lágrimas, Ez lo entiende todo me abraza contra su pecho.

—No es tu culpa, no hiciste nada mal, no te preocupes cariño, si así lo quiso el oráculo..

—¡¡NO!! ¡¡ASÍ NO LO QUISO EL ORÁCULO, ES MI CULPA, SOLO MI CULPA!! —Iba a salir de la habitación, Ezarel alcanzó mi mano y me jaló hacia él, me miró con esos ojos verdes esmeralda que me vuelven loca y con su voz más grave de lo normal me calló.

—Siéntate y escuchame.— Tomo asiento en la silla a su lado y me mira, su seriedad me sorprendió, su tono me asustó y sus cuerpo me excitó—¿Acaso tú corriste al peligro? ¿Acaso tú tomaste ese calmante a propósito? ¿O te tiraste al piso a dejar que te patearan? No, no es tu culpa, no es tu culpa que las cosas salgan mal, ni que tengas una abuela con deseos de matarnos, tampoco el tener un hijo mío y que ya no esté aquí, lo único de que tienes la culpa es de volverme loco, de salir corriendo a buscarte siempre y de ser la causa de mis sonrisas y de ser la madre de mis hijos.

—¿De tus hijos? Pero acaba de...

—De todos mis hijos, Erika. Porque no va a ser el último que tengamos, quiero tenerte conmigo toda mi vida y quiero formar toda mi vida contigo.

antes de que pudiéramos decir algo, le beso en los labios.

Ambos nos sumergimos en ese beso que hemos anhelado hace tanto tiempo, agarro su barbilla y mis manos llegan hasta su mandíbula, la cual tomó con mis dos manos, su mano llega a mis caderas y me jala hacia él, me siento en sus piernas, acorralandolas con las mías y nuestro juego de lenguas sigue, paseo mi lengua por sus labios, muerdo ligeramente sus labios y nuestras lenguas se estremecen, sus labios descienden por mí cuello y besa mi cuello por un tiempo, mis manos viajan hasta su abdomen el cual acaricio.

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⏰ Última actualización: May 11, 2021 ⏰

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