Capítulo 46: Amor Y Almas

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E R I K A

—¡Mierda, es muy pesado para ser un becola!

—Es bastante gordo, pero ¿que esperabas de un barro sagrado falso? Camina, pronto llegará tu sanguijuela y nos quitará al Felicola.

Corrimos hacia mí habitación con un becola bastante gordo y de cabello largo color negro.

Nos encerramos en la habitación y tiramos al becola en mi cama, le agarré de las mejillas y lo miré a los ojos.

—Eres Felipe de la tierra, mi amigo. El protegido del Jefe, alquimista en proceso y finges ser un príncipe para salvar tu pellejo.

—Si ya terminaste de hablar con esa bola de manteca, déjame hacer el hechizo.

Aokiri leyó su libro unos segundos y luego soltó el aire acumulado, estiró su cuerpo y se paró frente a mi amigo. Sus ojos se volvieron a poner del color verde esmeralda brillante y unos rayos de luz salieron de sus manos, ataron el cuerpo del becola humano y sus ojos volvieron a ser oscuros.

— Eres un humano en Eldarya, soy Aokiri y ella es Erika. Ambas somos amigas.

Aokiri le repitió lo que yo le dije anteriormente y después, me sonrió satisfecha.

—¡Todo es como antes!

—Aokiri...

—¿Sí?

—¿Por qué todavía es un Becola?

—Aaah, eso. El efecto de esa poción durará unas horas. Luego volverá a ser un humano. Pero por ahora tenemos al Felipe de antes.

—Eso es bueno.

La puerta suena y la menor junto conmigo entramos en Pánico, le hago señas y ella agarra al Becola y lo tira hacia el armario, cierra las puertas con fuerza y abro la puerta.

—Princesas, es grato verlas juntas. La cena será dentro de dos horas. Les recomiendo que se pongan sus mejores trajes. Será una gran cena. —Su tono sarcástico nos saca una risa a los tres y de manera más dulce me mira. — La noche de hoy estará llena de personas y de sorpresas. Es mejor que se prepare psicológicamente y físicamente. Póngase bonita.

—Entendido, gracias Frederik.

—Nos vemos. —Este hace una reverencia y sale de la habitación.

—¿Qué vamos a hacer?

—¿Cómo que qué haremos? Iremos a la cena real, actuaremos normal, agarraremos unas galletas o algún postre para Felipe y lo alimentarlos aquí hasta que yo me largue del pueblo Anyel y lo lleve conmigo hacia Eel.

—Se darán cuenta que no está. Hay miles de fallas en ese plan.

—Mejor que piensen que desapareció a que sea un muerto viviente con ojos morados.

Mordía mis nudillos, estaba nerviosa. Esto no era buena idea, ninguna era una buena idea. Todo hubiera salido mejor si Felipe no fuera un puto oso panda eldaryano obeso.

— ¿Se le ofrece algo, señor Chase?

—Princesa Aokiri, ya hemos hablado de esto. Soy Chase, no llevamos unos años nada más.

— Bueno, Sir Chase. ¿Se le ofrece algo?

— Justamente, vengo por mi prometida.

—¿Acaso tengo un anillo en la mano? No soy prometida antes de eso... Mi amor, quiero un anillo como en la tierra — cambio el tono y le abrazo por el cuello.

—Lo tendrás, amor mío. Por ahora, ven conmigo. Iremos a por nuestros trajes. —Me  sacó de mi habitación, llevándome de la muñeca con él.

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