Capítulo 9

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Durante el largo paseo alrededor del lago, mantienen una afable conversación sobre temas triviales. A ambos se les nota disfrutar de la compañía del otro. Todo fluye con una naturalidad sorprendente, como también lo hizo la primera noche que se conocieron. 

Al principio, Hazel teme que Jon vuelva a sacar el tema de esa noche, pero la conversación se desvía hacia temas laborales y ella empieza a hablarle sobre las peculiaridades de la cadena en la que trabajan.

—Creo que no se le ha sacado el partido suficiente —empieza a decir Hazel —:Y en parte, creo que es porque su dueño nunca se ha tomado en serio esta cadena. No sé qué le motivó a comprarla, yo casi me atrevería a decir que fue algo relacionado con el blanqueo de dinero, o incluso alguna deuda pendiente del anterior dueño que se vio obligado a regalar la televisión para saldar esa deuda. Lo que sí tengo muy claro es que si ha sobrevivido ha sido gracias al talento de la gente que trabaja y ha trabajado aquí. ¿Sabes quién empezó casi al mismo tiempo que yo?

—¿Quién? —pregunta Jon con curiosidad.

—La que presenta el telediario del fin de semana en Máster TV. Se intuía que llegaría lejos.

—¿Y tú? ¿Por qué sigues aquí? 

—Pues, si te digo la verdad, yo me he hecho esa misma pregunta más de una vez —responde Hazel —:Creo que ha sido por varios motivos; primero, porque estoy cómoda. Me siento casi como si fuera mi casa. Aunque también es cierto que a veces me he sentido como la cenicienta, haciendo un trabajo que nunca era reconocido. Segundo, porque siempre esperaba que llegara mi momento, el momento de mi reconocimiento, que me permitiera subir un peldaño. Y por último, imagino que también habrá influido la cobardía. Cuando te acomodas en un sitio parece que te cuesta cambiar. Puede que sea la que tenga más antigüedad de esta empresa, estoy en mi zona de confort y eso me da más seguridad. Y ahora, aunque haya sido por error, ha llegado la oportunidad que estaba esperando. Así que, supongo que debo estar contenta por seguir aquí.

—Yo lo estoy, y mucho —dice Jon —:De no ser así, quizás no habría vuelto a verte nunca más. 

—¿Quién sabe? Igual, en un futuro, habríamos coincido en Máster TV, presentando el programa de máxima audiencia —bromea Hazel.

—Tal vez. Pero, eso sería en el futuro y a mí lo que me interesa es el presente. Ahora. Aquí. Contigo. 

Hazel se queda mirando a Jon en silencio, haciendo un esfuerzo por apartar la abrumadora sensación que le provoca su voz profunda y pausada. Por un momento se queda sin palabras, no encuentra ningún mensaje ingenioso al que recurrir para que la saque de esa situación que, de pronto, se ha convertido en íntima y llena de complicidad.

Afortunadamente para ella, Edwin aparece montando a caballo.

—Me temo que Eranko no va a regresar hasta mañana. Ha mandado aviso con un mozo de que ha surgido una complicación y pide que le disculpéis.

—Ah, vaya... —dice Hazel.

—He pensado que podría enseñaros la zona mientras tanto. ¿Sabéis montar a caballo?

—Sí —responden Jon y Hazel casi al unísono.

—Perfecto. Pues, esperadme en la entrada y os traigo un par de caballos. Nos vamos de excursión.

Los tres jinetes pasan la tarde recorriendo aquella vasta extensión de tierra virgen, mientras Edwin les va dando interesantes explicaciones sobre el terreno, la fauna que allí habita, las actividades habituales de Eranko.

Cuando regresan de su paseo, Jon sube primero a darse una ducha, mientras Hazel se queda conversando con Edwin. Después es el turno de Hazel, quien también se da una ducha rápida y baja al comedor, donde ya están Jon y Edwin tomando una cerveza. Recibe una llamada de Lisa y se va hacia el porche para hablar tranquilamente y evitar que su conversación sea escuchada por los demás. Le hace un breve resumen a su amigay, a los pocos minutos, Jon va a buscarla para decirle que la cena está servida. Hazel no se percata de su llegada y sigue hablando sin saber que está siendo escuchada:

Directo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora