Capítulo 7

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Cuando Hazel llega a su casa, se sigue repitiendo en su mente la imagen de Jon  bajando a paso acelerado por la escalera. Realmente parecía haberse sentido ofendido y Hazel guarda un pequeño remordimiento que le hace sentir incómoda. 

Tiene la tentación de llamar a Daniel o a Álvaro para pedirle el número de Jon y enviarle un mensaje, pero finalmente descarta la idea. Enciende la televisión para acceder a sus archivos de música, selecciona la carpeta que ha denominado "Un poco de todo" y deja que se reproduzcan los temas de modo aleatorio. 

Mientras abre la cerveza que ha sacado de su nevera, empiezan los primeros acordes de la canción "Somebody to love".

—¡Venga ya! —exclama Hazel en voz alta, dirigiéndose hacia la televisión —:¿No has podido elegir otro tema? Entre más de 150 canciones que tengo guardadas ahí, ¿tienes que hacer sonar justamente esa? ¡Creía que estabas de mi parte!

Coge el mando para seleccionar la carpeta de "Dance", que tiene reservada para los fines de semana, y empieza a bailar en cuanto suenan por los altavoces las primeras notas de "Bad Girls", un tema de los años 70 pero que se había vuelto a poner de moda gracias a un talent show.

—Now, don't you ask yourself who they are? —empieza a cantar Hazel —:Like everybody else, they want to be a staaaaaaaar.

Está tan metida en el papel de estrella del pop, dándolo todo con el botellín de cerveza como micrófono, que no escucha la melodía de su teléfono, avisándole de una llamada entrante.

En una pausa del improvisado concierto, escucha el sonido de una notificación y, cuando se acerca a su teléfono, comprueba que tiene varias llamadas perdidas de Álvaro. Antes de devolverle las llamadas, comprueba que también tiene un WhatsApp suyo.

"Hazel, perdona que te llame a estas horas, no quería molestarte. Solo quería pedirte que vinieras mañana un poco antes para comentarte un asunto urgente. Si ves mi mensaje, no hace falta que me devuelvas la llamada, con que me digas por aquí si puedes estar mañana a las 8 am, es suficiente. Gracias!"

Contesta al mensaje con un escueto "sí, allí estaré", y se deja caer sobre el sofá, algo abatida. Se pregunta si ese asunto urgente del que le quiere hablar tiene algo que ver con su ascenso. Pero, como pensar sobre cualquier suposición es perder el tiempo, y lo único que va a conseguir es ponerse nerviosa, decide dar un bocado, hacer ejercicios de relajación e irse a la cama. Mañana descubrirá lo que le tenga que decir.


Al día siguiente se levanta temprano para no llegar tarde y está llamando a la puerta del despacho de Álvaro cuando todavía faltan cinco minutos para las 8.

—Pasa, Hazel, buenos días —le saluda Álvaro, poniéndose de pie.

—Buenos días —responde ella. 

—Disculpa que te haya hecho venir antes, y que anoche te llamara tan tarde. No es mi intención molestar a los empleados fuera del horario de trabajo.

—No te preocupes. Tenía pensado venir pronto y no contesté a la llamada porque no la escuché.

—Bien. Siéntate, por favor —le pide Álvaro señalando la silla frente a su mesa —:Quiero pedirte un favor, Hazel.

—Sí, claro, dime.

—Verás, llevo varios meses detrás de un tipo... muy peculiar. Estoy tratando de convencerle de que firme un contrato con nuestra cadena para hacer un programa semanal. ¿Conoces a Frank de la jungla?

—Sí, claro.

—¿Y a Bear Grylls? —sigue preguntando Álvaro y, al ver que Hazel frunce el ceño y niega con la cabeza, continúa hablando —:Un aventurero que trabaja para la NBC y enseña cómo sobrevivir en lugares inhóspitos. 

Directo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora