Capítulo 45

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Hazel escucha en silencio todo el relato que Jon le cuenta con todo detalle, desde la primera conversación con Daniel y Jaime, hasta su último encuentro con Álvaro antes de salir de la oficina. 

—Entonces, ¿crees que Daniel está detrás de la decisión de Álvaro? —pregunta Hazel.

—Estoy convencido. ¿No te parece mucha casualidad que yo le diga que ibas a hablar con Álvaro sobre Marcos, y al rato Álvaro te aparte del programa? 

—Mientras hablaba con Álvaro esta mañana, recibió un mensaje y salió a la calle a llamar por teléfono...

—¡Justo! ¡Seguro que ese mensaje era de Daniel! Me gustaría saber qué le habrá contado... —dice Jon pensativo.

—Estoy harta, ¿sabes? —dice Hazel poniéndose de pie y empezando a andar de un lado para otro—: No sé qué le he hecho para que me tenga tanto odio...

—Es obvio, Hazel, no ha sabido encajar que le hayas rechazado.

—¡Pero llevo muchos años haciéndolo! Creo que incluso me había acostumbrado a sus constantes insinuaciones que yo siempre respondía con ironía. Hasta creo que disfrutaba con mis desplantes. No entiendo por qué ahora quiere hacerme la vida imposible...

—No intentes buscarle una explicación lógica, porque no la tiene. Su comportamiento es inmaduro e injustificable. Y no podemos consentir que se salga con la suya. Su actitud te está creando problemas a ti y a la empresa, y Álvaro tiene que saber qué tipo de persona es su cuñado. Yo creo que vamos por el buen camino, no tenemos que detenernos ahora —comenta Jon con efusividad y buen ánimo.

—¿Y cuál es el siguiente paso? —le pregunta Hazel contagiándose de su entusiasmo.

Pero Jon toma aire un instante y lo suelta sin encontrar una respuesta convincente que dar. Baja la mirada y acepta, algo apesadumbrado:

—No lo sé...

—¿No decías que esto formaba parte de un plan? 

—Y tiene que serlo, pero ya he demostrado que no soy muy bueno haciendo planes. Con el primer paso, casi consigo perder tu amistad y nuestros trabajos.

Hazel suelta una leve sonrisa y mira a Jon con ternura. Sin duda, su intención era buena y ahora ella se sentía fatal por haberse portado tan mal con él. Tenía que reconocer que era un encanto y, aunque también debía admitir que Lucas tenía razón y que gran parte de su enfado estaba provocado por haber aceptado la amistad de Jon, renunciando a la posibilidad de tener una íntima relación con él, no iba a hacerlo abiertamente y tendría que conformarse con lo que ella misma había elegido por cobarde. 

Después de quedarse unos segundos en silencio, Hazel le dice:

—Perdóname, Jon, he sido muy injusta contigo.

—Bueno, es normal que estuvieras enfadada y más sin saber lo que había ocurrido realmente...

—Pero eso no justifica mi comportamiento. Sabía que tú no podías ser capaz de hacer algo que me perjudicara, al menos voluntariamente. Me he portado como una niña malcriada. Lo siento. ¿Podrás perdonarme?

—¿Perdonarte? ¡Ni se me había pasado por la cabeza! Quiero decir, que no tengo nada que perdonarte. Solo estaba muy preocupado por si tú no me perdonabas a mí, por si te perdía... Por si perdía tu amistad, claro...

—Claro... Lo siento.

—Oh, Hazel, te quiero mucho —dice Jon poniéndose de pie y abrazándola espontáneamente.

Ella recibe el abrazo con agrado y permanecen así durante unos segundos, con los ojos cerrados, disfrutando del momento. Entonces, él se separa bruscamente y coge el bloc y el bolígrafo, para sentarse de nuevo en la silla.

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