Capítulo 35

404 59 22
                                    

Durante la primera parte de la cena, Estela es la que se encarga de llevar la conversación. O más que llevar, sería más conveniente decir monopolizar, y más que una conversación, era un monólogo sobre ella y sus circunstancias.

Se notaba que estaba esforzándose por resaltar todas sus cualidades, y creyó que hablar sin parar sobre cuánto amaba a los animales (a pesar de tener un abrigo de visón en el armario), sobre lo mucho que cuidaba su alimentación (a pesar de someterse a estrictas dietas con faltas de nutrientes indispensables), y de lo generosa que era (a pesar de estar en contra de la mendicidad, porque pensaba que la gente dormía en la calle porque quería), era la mejor manera de dar una buena impresión al resto de comensales y, especialmente, a Jon.

—¿Qué os ha parecido la sesión de hoy? —interrumpe Marcos para cambiar de tema.

—Súper interesante —interviene Estela la primera.

—Creo que podemos hacer un buen programa que despierte el interés de la audiencia, y que además genere polémica —dice Hazel.

—¿Polémica? ¿Y eso nos interesa? —pregunta Estela.

—Por supuesto —responde Jon—: Los programas de más éxito son los que consiguen que se generen conversaciones de sobremesa entre defensores y detractores.

—Porque así todos ven el programa —interviene Hazel—: Aunque los detractores nieguen que lo hacen, por supuesto. 

—¿Y vosotros qué sois, defensores o detractores? —pregunta Marcos.

—Defensores, obviamente.

—Cuánta más audiencia, más ingresos —completa Álvaro la frase de Jon.

—Pero, yo me refería al tema que yo trato en el congreso —aclara Marcos.

—Yo también —puntualiza Jon.

—Yo en eso, no estoy tan de acuerdo —dice Álvaro.

—¿Es que no crees que hay gente que confunde amor con sexo? —pregunta Hazel.

—Sí, eso sí. Pero, lo que Marcos defiende es que no existe el amor. Y eso no creo que sea cierto.

—Yo tampoco, Álvaro. Por supuesto que existe el amor. ¡El amor es el motor del mundo! ¿Qué sería de una vida sin amor, verdad Jon?

—Solo sexo. Es simple —responde él a Estela.

—Ay, cielo, hablas así porque estás resentido con las mujeres, porque te han roto tu bonito corazón. Y si te han roto el corazón es porque has estado enamorado. De hecho, creo que toda la gente que dice que el amor no existe, es porque ha sufrido un desengaño amoroso, y por tanto, ha estado enamorado. ¿Es lo que te ha pasado a ti, Marcos?

—No, en absoluto. Yo he estudiado el comportamiento humano desde la psicología, y en eso baso mis teorías.

—Entonces, ¿nunca has sentido ese cosquilleo especial por una mujer? ¿Nunca has estado pensando en ella constantemente, y solo pensar en ella te ha acelerado el corazón, te ha hecho sonreír, sentirte bien?

Hazel observa cómo al decir eso, Estela se inclina ligeramente hacia Jon, con cierto disimulo, y aprovecha para acercarse un poco a él, queriendo dar la sensación de que adopta una postura más cómoda. Aunque desde su posición, justo enfrente de ella, le está resultando de lo más ridículo. Y para evitar que se le escape una sonrisa burlona o un comentario irónico, da un largo trago a su copa.

—Sí, claro que sí, Estela. Por supuesto que he sentido todo eso; es atracción sexual. Y me he excitado pensando en besarla, abrazarla y recorrer todo su cuerpo con mi lengua. Hay mujeres que consiguen despertar todas esas emociones solo con su presencia. Como Hazel, por ejemplo.

Directo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora