Durante el domingo, Hazel intenta no pensar en las palabras de Álvaro, y por supuesto, tampoco darles mayor importancia. Era evidente que estaba bebido, incluso parecía algo deprimido. Quizás había tenido una discusión con su mujer, había ido a ahogar sus penas y todo se había mezclado con el alcohol, provocándole una confusa confesión.
Sin embargo, en cuanto su mente está desocupada, parece que no tiene otra cosa mejor que hacer que mandar sus pensamientos hacia Jon; qué estará haciendo, si estará pensando en ella, si habrá quedado con la rubia de tacones kilométricos, si volvería a verlo algún día, si le escribiría algún mensaje, si debía escribirle ella...
—¡Olvídate! —se exige a sí misma en voz alta. Pero como suele pasar, cuanto más te obligas a apartar un pensamiento de tu cabeza, con más insistencia regresa.
No se entretiene viendo ninguna película, tampoco leyendo y no le apetece quedar con nadie. El único motivo por el que no ha querido apagar el móvil es porque lo mira de vez en cuando, con la esperanza de recibir algún mensaje de Jon.
Finalmente, consigue ocupar las horas con una serie policíaca que la mantiene enganchada frente a la televisión durante horas. Consigue dejar de estar pendiente del móvil durante bastante rato pero, cuando se sorprende comprobando una vez más que no tiene noticias de Jon, se enfada con ella misma, se siente estúpida y decide apagarlo.
—Ya está, Hazel, se ha ido. Y lo más probable es que no vuelvas a verlo nunca más. Así que, ¡olvídate!
Y después de repetirse estas palabras una y otra vez, como si fuera un mantra, crea uno nuevo que le sirva como recordatorio; "deja a tu corazón tranquilo, guardado y escondido, tal y como lo tenía hasta que apareció Jon".
Quizás el destino había puesto a Jon en su vida para recordarle que no había nacido para amar y ser amada. Que ella era una persona independiente, autónoma y solitaria, y que cuando decía que no creía en el amor, era con fundamento, basándose en hechos reales, comprobados y certificados. No, a ella le iba mejor así. Le había ido mejor así hasta la fecha, hasta que conoció a Jon.
Esa misma conversación que ahora mantenía con ella misma, la había tenido el día anterior con Lucas y Lisa. Y ambos estaban de acuerdo en que le había ido mejor hasta el momento de conocer a Jon, porque nunca antes había sentido lo que sintió al conocerle. Es decir, que Jon era quien le había despertado el corazón, porque nunca antes había conocido a nadie que le provocara todas esas emociones.
Hazel también pensaba en todos los argumentos que le daban sus amigos y, aunque pudiera ser que llevaran razón, la única realidad en ese momento era que Jon se había marchado. Así que, ya no tenía que pensar en el pasado, sino en el presente. Y su presente empezaba en un nuevo puesto, un nuevo proyecto y una nueva oportunidad de seguir creciendo profesionalmente.
A pesar de los nervios y la incertidumbre de saber cómo sería la persona que la productora había puesto al mando del proyecto, tenía ganas de que llegara el día siguiente y empezar su nueva andadura. Estaba convencida de que sería un nuevo comienzo tanto en el área profesional como personal.
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Al día siguiente, Hazel se levanta de muy buen humor. Se durmió haciendo meditación y tomando consciencia de que el cambio iba a ser muy positivo para ella. Cambio, igual a oportunidad, se repetía una y otra vez.
De camino a su nuevo despacho, solo podía ver el lado más positivo de todo aquello, y era que no tendría que trabajar junto a Daniel. Solo esperaba que el nuevo o la nueva responsable fuera amable y lograran llevarse muy bien.
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Directo hacia ti
RomanceHazel celebra su ascenso con asombro y alegría. Es la primera mujer que ostenta un cargo directivo en la cadena de televisión local donde lleva trabajando casi siete años, propiedad de un multimillonario misógino, inculto y con escasos conocimientos...