Capítulo 17

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—Hazel, ¿puedes venir un momento? —le pregunta Álvaro desde su despacho. En cuanto Hazel entra, le dice —:Necesito tu ayuda para lo del sábado.

—¿Para la fiesta? —pregunta Hazel intrigada.

—Bueno, no es exactamente una fiesta. Quería organizar un encuentro lúdico con todos los empleados. Creo que es importante que todos tomen consciencia del momento que atravesamos, donde es primordial que todos arrimen el hombro. Si decía que iba a dar una charla, seminario o algo similar, estaba seguro de que nadie aparecería. Pero si organizaba una fiesta, tenía más probabilidades de que todo el personal se apuntara.

—Buena estrategia —bromea Hazel.

—Aprovechando que tenemos el plató montado para el concurso de citas, he pensado que podríamos ofrecer algo de bebida y comida gratis, un poco de música y cuando todo el mundo esté relajado, soltar mi discurso. Supongo que lo habrás escuchado alguna vez, eso de "todos vamos en el mismo barco y necesito que rememos en la misma dirección y con todas nuestras fuerzas para llegar a buen puerto".

—Sí, la verdad es que es una metáfora muy común, aunque es un buen ejemplo.

—Lo sé. Y por eso quiero pedirte ayuda, Hazel. Confío en tu creatividad, tu ingenio y tu sentido del humor para elaborar un discurso más original, aunque efectivo como el del barco. Mi idea es que no solo hablemos Daniel y yo, sino que también lo hagáis los responsables de departamentos.

—Ah, vale, me parece muy bien —acepta Hazel encantada.

—Y me gustaría pedirte ayuda para elaborar mi discurso. Sé que vas muy liada pero, ¿podrías sacar unos minutos para ayudarme con la redacción?

—Sí, claro.

—¿Te parece bien esta tarde? ¿Sobre las 7? 

—Vale —acepta Hazel. 

—Muy bien, gracias. Te espero aquí a esa hora.

Hazel sale del despacho de Álvaro muy satisfecha, sabiendo que tiene su confianza. Quizás Jon tenga razón y, aunque Daniel quisiera buscar algún motivo para intentar deshacerse de ella, tenía a Álvaro de su lado y no querría despedirla sin un motivo con suficiente peso.

En el pasillo, a la altura del despacho de Jon,  se cruza con Daniel quien, al verla tan sonriente, le pregunta:

—¿Alguna noticia que te alegra el corazón, bella dama?

—Así es —responde Hazel sin dejar de sonreír.

—Y esa noticia no estará relacionada con un hombre, ¿verdad?

—Pues sí. Con un hombre. Así que, deducirás que no es por ti —dice Hazel levantando una ceja.

Jon, que está sentado a su mesa ojeando unos papeles, levanta la vista al escuchar la voz de Hazel y disimula mientras observa la situación de reojo.

—¡Ay, Hazel, cómo eres! —dice Daniel soltando una risotada —:¿Cómo puedes hacerte ilusiones con un tipo que está participando en un concurso de televisión? 

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—De tu amiguito del colegio... ¿Es él quien hace que estés tan contenta? ¡Pero si ha venido a un programa para encontrar pareja!

—Si es a lo que ha venido, igual resulta el ganador —contesta Hazel con sarcasmo, e intenta esquivar a Daniel para seguir su camino. Pero este le impide el paso, se acerca un poco a ella y baja el tono de voz.

—Y tú podrías ser la perdedora.

—Eso ha sonado a amenaza, Daniel —dice Hazel en tono serio —:Y no me gustan las amenazas. Si tienes algo que decirme, hazlo, pero no juegues sucio.

Directo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora