Capítulo 14

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—Tengo una cita —dice Lucas cuando recibe a Hazel en su casa, el domingo por la tarde.

—¿Ah sí? ¿La conozco?

—Es una chica que trabaja en la empresa a la que he estado actualizando los sistemas informático esta semana.

—¿La recepcionista risitas? —pregunta Hazel —:Ahora entiendo por qué se reía todo el rato sin sentido. ¡La ponías nerviosa! 

Lucas le cuenta cómo había surgido la cita. Después de estar toda la semana trabajando en esa empresa, habían empezado a cruzar algunas palabras el miércoles. Por lo que le cuenta Lucas, Hazel sospecha que la chica le ha estado enviando señales todo el tiempo, aunque su amigo ha sido completamente ajeno a ellas.

—¿Por qué crees eso? —le pregunta Lucas sorprendido.

—Vamos a ver, Lucas. El hecho de que te pidiera que le solucionaras un problema inexistente en su ordenador, ¿no te daba ninguna pista? Ni que te propusiera que te dejaras un cable olvidado y así tener una excusa para volver, ¿tampoco te hizo pensar?

—Pensaba que bromeaba...

—Claro, por eso lo hacía siempre con sonrisas, porque ella misma se hacía mucha gracia, ¿no? ¡Ay, Lucas! Que estabas demasiado tiempo fuera del mercado —dice Hazel dándole un codazo —:Pero, me alegro de que quedes con otras chicas, a ver si te sacas a Mónica de la cabeza.

—Bueno, ¿y qué tal te va en tu nuevo puesto? 

—Bastante bien, la verdad —responde Hazel. Y empieza a contarle los últimos acontecimientos, sin entrar en muchos detalles con todo lo referente a Jon. Y no porque no tenga confianza con Lucas, sino porque prefiere evitar el tema y así tampoco pensar en él.


Después de cenar, Hazel se marcha a su casa y se va pronto a la cama. Tiene muchas ganas de que llegue mañana y afrontar un nuevo día con energía, ilusión y entusiasmo por seguir aportando su granito de arena para hacer crecer esa cadena. Sabe que los redactores se han pasado todo el fin de semana trabajando, buscando candidatos y candidatas para el nuevo programa concurso que ella había propuesto. Así que esperaba que esa semana se empezara el casting final.

Y, efectivamente, así fue. El lunes empezaron a llegar los primeros candidatos y, aunque no era una de las tareas propias de su puesto, tuvo que asistir a Daniel en la realización del casting. Un Daniel, por cierto, que había regresado, andando con una muleta y dispuesto a manifestar su disconformidad con la decisión del formato del programa. 

—Me parece muy arriesgado —le dice a Hazel nada más llegar —:Y me parece una traición que hayáis tomado esta decisión aprovechando mi ausencia. ¿Os habéis puesto de acuerdo Álvaro y tú para ningunearme?

—¡Ay, Daniel, no seas dramático! —protesta Hazel —:Ya hablé de esta idea hace tiempo. Fue Álvaro quien me pidió que presentara un proyecto en firme, y se aprobó...

—Y tú sabías perfectamente que yo no estaba de acuerdo.

—Sí, y Álvaro también lo sabía. En cualquier caso, la decisión ya está tomada, así que creo que lo mejor es ponerse en marcha y hacerlo lo mejor que podamos, ¿no te parece?

—Sí, claro —admite Daniel —:Pero, ten muy claro que si el producto sale mal, el fracaso será únicamente tuyo.

—Muy bien. Pero tú deberías pensar que si sale bien, el éxito también será tuyo —le dice Hazel, guiñándole un ojo.

—No me guiñes un ojo, Hazel, que no respondo de mis actos, grrrr.

—Déjate de gruñidos y vamos a recibir a los primeros candidatos.

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