Kelaia.
Me desperté con el sol pegando en mi cara y mucho dolor de cabeza. Suspiré al recordar todo lo que paso anoche.
Junté fuerzas para levantarme de la cama e ir al baño. Después de hacer todo, busqué un Ibuprofeno y lo tomé, sentándome en el sillón.
No sabía que sentía, ni porqué pasó lo que pasó. Valentín me besó.
Un recuerdo apareció por mi mente, de aquella vez que quisimos besarnos cuando teníamos diez años. Reí al recordar que también fallamos en el intento.
Aunque la noche anterior llevaba algunos litros del alcohol encima, recordaba perfectamente ese momento. Sus labios eran suaves, y también iban al ritmo de los suyos perfectamente. Pero no, Valentín es mi amigo.
Pasé una mano por mi cara frustrada y busqué agua para tomar.Capaz, él lo tomó como un beso más, o tal vez ni lo recordaba, pero yo sí. Yo recuerdo como bailábamos y sus ojos rojitos por lo fumado que estaba mirando fijamente mis labios. Lo peor de llegar a sentir algo por él, es que ya lo sentí cuando era más chica.
Teníamos doce y trece años. Yo estaba muy enamorada de Valentín, incluso le escribía cartitas, que claramente guardaba para mí pero esperaba algún día poder dárselas. Fue todo muy lindo, muy romántico, hasta que me enteré que salía con Olivia; una chica del barrio.
Lloré mucho al saber eso, era chiquita. Aparte, él no me daba bola, y era feo verlo con otra chica. Reí otra vez.
Aunque tenía miedo. Miedo de sentir algo que pueda hacer que perdamos nuestra amistad.
Definitivamente, lo peor que podía pasarme era perderlo.
Luego de un largo rato en el cual me dediqué a hacer mis cosas y bañarme, tocaron timbre.
Valen me había avisado que venía, así que supuse que era él y abrí la puerta, dejándome verlo a él. En un intento de sonrisa, me saludó.
—Hola, Keli.
—Hola, Val, pasá — Me corrí un poco dejando que pase y cerré la puerta.
Se sentó en la mesa, y yo fui hacia la heladera.
—¿Querés algo para tomar? —Pregunté mirándolo.
—Si, porfa.
Asentí, agarré una Coca Cola, dos vasos y unos Snacks que tenía, ya que siempre nos gustó comer cosas saladas.
—¿De qué querías hablar? —Hablé sirviendo Coca Cola, y pasando las papas fritas a un plato.
—De lo que paso ayer.
—¿Qué cosa? —Agarré una papa haciéndome la boluda.
—Ya sabes de lo que te estoy hablando. Sobre el beso — Se rascó la nuca — Perdón, nose que me pasó y por ahí me la re mandé. Pero, no quiero confundir nada, somos mejores amigos y sería raro que pase algo — Rió nervioso.
—Si —Reí falsamente.
—¿Vos no confundiste nada no?
—Eh..no. Nada que ver —Mentí.
—Bueno, mejor —Suspiró aliviado.
Quería llorar. ¿Tan poca cosa soy? ¿Tan gorda soy? ¿Qué es lo que no le gusta? ¿Mi cara? ¿Mi personalidad? ¿Tengo poco culo? ¿No le gusta mi cuerpo?
Bufé y caí en la realidad, me estaba hablando.
—¿Qué? Perdón, no te escuché.
—Si vemos películas —Habló sonriente, haciéndome sonreír un poco.
—Sí, vamos --Dije fingiendo lo mejor que pude el dolor y la amargura que sentía.
Fuimos hasta el living con toda la paja del mundo, y nos acostamos en el sillón. Pusimos nuestra película favorita, y Valentín acurrucó su cabeza en mi cuello.
—Te amo bro —Habló jodiendo. Reí levemente.
—Yo a vos bro.
Rodeó mi cintura con sus brazos y comencé a acariciar su pelo. Seguí mirando la película entretenida, y minutos después lo ví.
Sonreí al verlo completamente dormido y seguí acariciando su pelo.
Mientras también, pensaba;
¿Porqué le mentí? ¿Qué me está pasando?