Kelaia;
Hoy era el cumpleaños de mi queridisimo amigo y hermano Manuel, ayer se había quedado a dormir en la casa de sus papás y hoy iba a venir después del almuerzo a casa.
Íbamos a hacer una joda acá en casa y él puso una temática; disfraces piolas.
Así que al salir de trabajar, me dirigí a buscar el disfraz que me prestaría mi amiga Mariana. Era de policía, y ella lo tenía de Bariloche así que se lo pedí.
-- Hola, Mar --la abracé, la extrañaba ya que no nos veíamos tan seguido.
-- Hola, Kelita. ¿Todo bien?
-- Sí, ¿vos? --asintió y pasé a su casa.
-- ¿Querés quedarte a comer? Hace mucho no hablamos --propuso.
-- Uy, de una.
Comimos entre charlas y anécdotas, nos pusimos bastante al día con todo lo que pasó desde la última vez que nos juntamos. Ella andaba muy ocupada con la facultad, y yo, bueno... con el trabajo.
A eso de las tres y media de la tarde decidí volverme a casa para bañarme y esperar a Manu, quién me había avisado que llegaba tipo cuatro.
Le pedí el disfraz a Mariana, y una vez que me lo dió, nos despedimos con un largo abrazo diciendo que íbamos a juntarnos más seguidos.
Llegué a casa, me bañé mientras cantaba temas de 50 Cent y Eminem, y cuando salí saqué una torta, que le había comprado a Manuel, de la heladera.
Puse la pava para los mates y a los minutos, escuché el ruido de la puerta. Fuí corriendo hacia ese lugar y cuando ví a mi mejor amigo me tiré encima suyo abrazándolo, haciendo que caigamos al piso y soltemos una carcajada.
-- Feliz cumple, hermano de mi alma, te amo muchísimo. No me alcanzan las palabras para agradecerte todo lo que haces por mí --hablé mirándolo una vez que nos separamos del abrazo.
-- Te amo, Keli. Sos mi hermana hasta siempre, gracias a vos por estar siempre desde que somos unos wachines --me abrazó otra vez y yo largué unas lágrimas como buena maricona que soy.
Es que Manuel era alguien fundamental en mi vida, y no puedo imaginar que sería de mí si no lo tuviese a mi lado.
Me rescataba de todas, me escuchaba y siempre sabía que decirme. Los momentos que pasaba con él, los disfrutaba muchísimo y me sentía realmente feliz y en paz.
Manuel me daba paz, porque tenía unas vibras y energías que sabía transmitirlas en el momento justo dónde necesitabas tranquilidad.
Era mi hermano, porque aunque no tenga mi sangre, yo iba a sentir siempre que era parte de mi familia como yo siempre me sentí de la suya.
Lo llevé a la cocina y nos sentamos a tomar mates y comer torta con música de fondo, hablábamos, y de vez en cuándo cantábamos a los gritos.
Estos momentos eran hermosos para mí.
-- Muy rica la torta, la verdad te pasaste cocinando, wacha --bromeó.
-- ¿Viste, gato? Estoy cansada de cocinar tanto --reímos.
-- Me pego un baño y vamos a comprar un poco de escabio para hoy, ¿dale? --asentí mientras juntaba las cosas y él subía a bañarse.
Subí el volumen de la música, para que él llegue a escuchar y puse algunos temas de Damas Gratis.
Ya eran las seis y media de la tarde, así que subí a cambiarme para ir a comprar con mi amigo.
A eso de las ocho de la noche iban a venir los pibes a comer un asado, haríamos previa y después nos poníamos los disfraces para arrancar la joda que iba a estar explotadísima.
Me puse un jean blanco y una remera larga de color negro, que tenia una foto de 2Pac. Cuando terminé de cambiarme me tiré en el sillón a esperar a Manuel.
Después de unos quince minutos había terminado, le chiflé y le tiré piropos jodiendo haciendo que los dos nos tentemos de la risa.
Subimos al auto y fuimos al supermercado a comprar el escabio y la carne, los chicos traían algo de carne también y flores.
Cuando entramos al supermercado, fuimos a buscar lo necesario, pero Manuel se atrasó al ver la parte de juguetes y tuvimos que ir para ese lugar.
-- ¡NO! -- gritó asustándome y llevándose algunas miradas -- ¡MIRÁ ESE PELUCHITO DEL HOMBRE ARAÑA!
-- ¡Manuel, no grites! --hablé.
-- Perdón --sonreí y seguimos caminando-- Keli...
-- ¿Qué pasó? -- lo miré.
-- ¿Me lo compras? ¡Porfi! --fruncí el ceño.
-- ¿Comprarte qué?
-- El peluche... --murmuró.
Solté una carcajada.
-- ¡Manuel! ¿Estás cumpliendo diecinueve años y me estás pidiendo un peluche del hombre araña...?
-- ¡Con más razón! Es mi cumple, porfi --puchereó.
Yo seguía riendo. No tenía sentido tener ese peluche y se lo iba a comprar, pero preferí hacerlo sufrir un poquito más hasta que le dije que sí y fuimos a buscarlo.
Metimos el peluche en el carrito y él estaba feliz, parecía un nene con su juguete favorito, y lo era, sólo que tenía diecinueve años.
Después de eso, fuimos a buscar lo necesario para después volver a casa, así prendíamos la parrilla.
Llegamos a nuestra casa y a los pocos minutos llegaron los pibes, yo me quedé guardando lo que compramos con Guada quien me hacía compañía, habíamos aprovechado y compramos algunas cosas que nos faltaban.
Después saque un fernet y mientras Guada lo preparaba, yo la miraba. Cuando terminamos de prepararlo, salimos con los pibes al patio y saludé a todos, aunque ya los había saludado pero así nomás.
-- Hola, amor --le dí un pico a Tadeo, quién estaba apoyado en la pared mientras escuchaba de lo que hablaban Daniel y Mauro.
-- Hola, hermosa --me agarró de la cintura y me acercó hacia él, pegando nuestros cuerpos y dejando un corto beso en mis labios.
-- ¡Eh, desubicados! ¡Vayan a la pieza, estamos en una casa de familia religiosa! --bromeó Mauro.
-- Vos por envidioso, Monzón culo roto --respondió Tadeo.
-- Ay, me dejaste el corazón con agujeritos, no se jode con mi vida amorosa --reímos.
-- Bueno, pongamos unos temazos, estoy re manija --habló Valentín.
-- Pone del parlante, amigo --le dijo Manuel, Valentín lo miró y asintió.
A los dos minutos escuchamos como Atrévete de Calle 13 empezaba a sonar, y yo, a bailar.
Se sumo Guadalupe y las dos empezamos a bailar mientras reíamos y disfrutábamos del momento.
Los chicos reían y se tiraban algunos pasitos con nosotras.
Como los amaba a estos locos.
--------------
manuel es un nene de 7 con cuerpo de pibe de 20