•Secretos y deseos•
CapriPasé la noche en mi habitación, llorando por horas mientras observaba la hermosa sortija en mi dedo. Ese bello regalo que ahora significaba la vida entera para mí, y por ello, me refería a Aleksanteri. La veía y era como si lo llevase a él conmigo. Lo amaba incondicionalmente, y no lograba concebir cómo es que las cosas habían llegado a tanto, en tan poco tiempo. Me dolía. Me partía el alma saber que pronto no podríamos estar más juntos. A veces el destino simplemente se comportaba como una bazofia, y oficialmente, mi existencia se convirtió en un martirio. Yo estaba resignada a la miseria, lo único que quería era poder ser libre unos meses, disfrutar las cero presiones familiares y hacer aquellas cosas que me harían sentir dichosa... y entonces, Aleksanteri apareció.
¿Era un premio o un castigo? Quizá solo venía para quitar la venda de mis ojos y permitirme hacer lo correcto. Es decir, se había convertido en lo más preciado y especial que poseía, y solo me restaba preguntarme: ¿por qué la vida era tan injusta?... tan cruel. ¿Me arrepentía de haber decidido tener mi tiempo fuera en el pueblo? En ocasiones me hacía esa pregunta, pero era una egoísta y no. No me arrepentía, en lo absoluto, porque encontré el más grande tesoro de todos.
Encontré al amor de mi vida, con descripción de: 1.90 m. de estatura, rubio y ojos preciosos color azul océano. Un lindo océano en el que gustosa me perdería una, dos, tres y mil veces.
Mis noches últimamente eran así, por completo un tormento. La carrera de Alek ya era al siguiente día, y yo me debatía entre hacer lo correcto, o simplemente dejar que el tiempo y mi partida lo hicieran. Pero no podía volverme tan inhumana, no con él que siempre fue tan sincero.
Nos encontrábamos en la casa del árbol, él dijo que necesitaba estar conmigo y así poder relajarse para su gran noche. Sentados en los puff, él bromeaba, pero desde la noche en la feria, yo ya no era la misma. Un constante miedo me invadía, me sentía como una infeliz mezquina después de su hermosa confesión.
Necesitaba soltar un secreto. Por primera vez, necesitaba compartir un secreto con alguien, y si él ya había estado en mis primeras veces antes, ¿por qué no en esta también? Siendo honesta, era la única de las primeras veces que importaba.
—Aleksanteri, necesito decirte algo —solté de repente, ignorando por completo el chiste que intentaba contar.
Una sonrisa apareció en su rostro, divertida pero también nerviosa. Me conocía lo suficiente como para saber que algo acaparaba mi mente.
— ¿Qué sucede?
—Yo, yo... —Un nudo se formó en mi garganta. Dios santo, ¿por qué era tan difícil compartirlo con él? Lo había evitado por tanto tiempo, y era una desgraciada al querer soltarlo ahora, justo un día antes de su carrera—. Yo, pronto me debo ir a casa, y...
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LA PRIMERA VEZ
Teen FictionLa vida está llena de primeras veces. Algunas maravillosas, otras buenas, y unas quizá no tanto. Capri lo sabe muy bien, y a pesar de ello se mantiene firme en su decisión. Son catorce cosas que debe hacer en seis meses, y aunque no lo contemplaba...