El sonido de un disparo sono por toda la habitación.
—por favor nena abre los ojos—me suplica Emiliano.
Abro lentamente los ojos y la intensa luz me molesta, al fin los abro y observo que me encuentro en una habitación blanca, tengo colocado una aguja con suero en mi brazo, me percato que tengo vendando la pierna, me duele todo el cuerpo y en la cabeza tengo un dolor punzante. Me paso saliva en garganta y boca, pero duele.
—agua—le digo a Emiliano.—quiero agua.
—ten—camina hacia la mesita y en un vaso echa un poco, se acerca jinto a mi y me sostiene la cabeza para darmelo.
—yo puedo —le digo cohibida e intento levantar mi mano, pero siento que me duele mucho hacer movimiento.
—dejamé hacerlo—me ordena—estas muy débil nena, no tengas pena, esto no es nada.
Se acerca suavemente junta el vaso a mi boca y bebo de el, siento un gran alivio.—poco a poco, la doctora recomendo que sea muy poco.
—esta bien—acierto y dejo de beber.
¿que paso? —le pregunto.
El se levanta y no me mira a los ojos, solo evade mi pregunta.
—tu hermana esta afuera, ella querra verte, —dice sin mas y sale de la habitación dejandome con muchas dudas de lo que sucedió.
La habitación es abierta y mi hermana entra, tiene unas ojeras horribles y los ojos totalmente rojos.
—hola hermanita —se sienta a mi lado y me besa la frente.
—hola Betty, ahora si estoy en un hospital y no por gusto—intento bromear con ella.
Ella solo me observa, toma mi mano, agacha la cabeza y comienza a llorar.
—¿tienes idea de como a sido un infierno estos 5 días que has estado inconciente? —me pregunta.
—¡5 dias! —digo asombrada.
—han sido 5 días de pensar que jamás despertaras, estuve rogandole a nuestros padres que no te lleven con ellos, eres lo único que tengo, desde hoy tienes prohibido salir sin mi permiso y te olvidaras de ese hombre.
—¿pero que dices? —le contesto asustada.—a que te refieres.
—asi como lo escuchas Natalia, ese hombre solo te trajo desgracias, te olvidaras de él, y solamente te dedicaras a estudiar, ¿me entiendes? — me pregunta
—¡noooo! —le grito—tu no puedes hacerme eso, tu no puedes separarme de el, eso solo yo lo decido.
—si puedo, soy tu hermana mayor, soy responsable de ti y por lo tanto haras lo que diga, lo que mas te conviene para tí.
—¿que sabes que es bueno para mi?—le pregunto al borde del llanto
—solo lo se y ya, y se que ese hombre no te conviene y no es bueno para ti, —me dice molesta.
—no, lo hare, no puedes hacerme esto—niego.—
El me quiere, el me ama.
—si te ama, sabra que estarás mejor sin el.—me responde y sale del cuarto.
Me pongo la almohada en el rostro intentando no llorar.
La puerta nuevamente se abre y le digo.
—¡largo Betty! No quiero verte.
—no soy Betty—me dice Emiliano, solo de escuhar su voz mi piel y mi cuerpo reacciona a el.
—Emiliano—suspiro y me quito la almohada del rostro— pasa, perdón pense que eras mi hermana le digo.
ESTÁS LEYENDO
Mi Maestro
DiversosNatalia estaba por cumplir 18 años, cuando su hermana Betty le regala una sesión de sexo, ahí conoce a Emiliano un Maestro del sexo, el cual le propone enseñarla, ella acepta y ambos juegan un juego muy peligroso, en el cual el que se enamora pierde.