—si..si acepto— musité despacio.
Tener a Emiliano tan cerca de mí, hace que mi cerebro haga corto circuito, quemando totalmente mis neuronas, su aroma tan embriagador me tiene totalmente borracha, pero no quiero que me castigue y menos que no pueda decirle a nadie, asi que aceptare pero con una condición.
—E....Emiliano—tartamudeo, y vuelvo a decir—Emiliano, antes necesito que hablemos.
—Eso estamos haciendo—me contesta mientras lamé mi oreja.
—Escuchame—me pongo firme y lo empujo.
—hablemos—contesta y se va a su asiento molesto.
—No quiero ser azotada—le digo de golpe y temerosa de su reacción.
—No seras azotada, —me dice desconcertado—; ¿de donde rayos has sacado que te azotare?
—ahí dice que me castigaras—le digo asustada
—si, dice castigos, no azotes—me corrigé—en ningún momento dice que te azotare, ¿de donde has sacado esa idea? —me cuestiona y comienza a reír, esperando que le diga algo.
—Es que eh visto peliculas y leído novelas,—le contesto avergonzada—y a la chica la azotaban con cinturón.
El ríe estruendosamente, tanto que siento las mejillas coloradas por la pena que siento.
—lo siento Natalia—se disculpa—pero que rayos le pasa a las chicas, solo ven una pelicula y leen novelas, y todos seremos como ese personaje.
—yo no soy un protagonista de novela Natalia. Yo soy él protagonista de tú novela.—me güiña el ojo.
¡Diablos! si quiero que sea mi protagonista, yo sere la dama en apuros.
—igual no acepto que solo tu puedas darme placer, y quiero que no vuelvas a lastimar al profesor Jason.
—no lo acepto.—espeta furioso.
—pues no hay trato y se acabo.—cruzo mis brazos y le observo desafiante.
—¡dios venadita! eres necia, no lo acepto.
—bien entonces me voy y esto que apenas comenzaba se termina—respondo y comienzo a salir del cuarto.
—ey—me detiene agarrandome del brazo—tú no te puedes ir, acepto que te des placer, pero lo de tu profesor no te aseguro nada.
—¿y por que no? mi profesor es una gran persona y no tiene nada que ver contigo.
—Natalia a ese profesor le gustas.
—¡queee! no, claro que no, es un profesor muy integro, —le digo—el jamás se enrolaría con una alumna.

ESTÁS LEYENDO
Mi Maestro
RandomNatalia estaba por cumplir 18 años, cuando su hermana Betty le regala una sesión de sexo, ahí conoce a Emiliano un Maestro del sexo, el cual le propone enseñarla, ella acepta y ambos juegan un juego muy peligroso, en el cual el que se enamora pierde.