Epílogo

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Un año despues...

—señor Emiliano, su esposa vino a verlo—me comunica por teléfono mi secretaria.

—que pase Martha, sabes perfectamente que ella no necesita anunciarse—le contesto.

—claro señor lo siento—se disculpa.

Cuelgo y mi día se vuelve luminoso, le sonrío a mi mujer; si,  mí mujer, al mes de nuestro compromiso ella decidió que que no quería esperar mas, asi que en la cabaña donde le declare mi amor ella y yo dijimos el si.

Les contaré, a pesar de insistirle mucho para que la boda sea grande ella no quizo, prefirió una boda sencilla, solamente la familia mas cercana y mis amigos. Estaba sumamente nervioso, pero cuando ella apareció sonríendome  con su vestido blanco, todo el temor que tenía se esfumo. Betty la entrego y hasta mi y como siempre sus advertencias no faltaron, al igual que sus buenos deseos. La tomé de las manos mi mundo se paralizo cuando ella dió el "sí acepto" desde ahí supe que mi vida cambiaria y seria mucho mejor, le prometí que contra todo trataremos juntos de ser felices y la protegere. De recordar la noche de bodas hace que mi miembro cobre vida y los demas días en la luna de miel.

Les daré un probadita de lo que le hice.

—¿estas bien venadita?

—¿En serio me lo preguntas?, Amor  ya colocalos de una vez.

Paso las correas en sus manos y las ató a los pies, ella esta recostada boca abajo en el piso.

—¿pobrarías algo nuevo?—le pregunto y saco un plug anal de un tamaño mas grande, precisamente mande a ponerle una colita de venado, ¡claro todo sintético!

—Si ya lo tienes amor no preguntes, insertalo de una vez.

— Esta nueva venadita sin miedo, suelta, y  que me diga lo que quiere me encanta.—le susurro y nalgueo.

Agarro el lubricante y dejo caer en su lindo y rosado agujerito, froto mis mano en su ano y ella se retuerce, es imposible que se mueva, la tengo sujeta de manos y pies.

—¿Estas comoda?—insisto en preguntarle.

—nooo—me dice enojada—si sigues preguntando amor me molestare mucho.

Al fin entiendo que me estoy preocupando de mas, asi que dejo las ansias y con calma prosigo  a darle placer a mi mujer, la tomo de la cadera, juego su clítoris y su botón rosa, paso un dedo que entra con algo de dificultad, ella gime e intenta separse.

—es algo incomodo—me dice.

—claro, pero te gustará, te lo aseguro.

Deslizo mi dedo y poco a poco inserto el plug en su botoncito.

—¿prefieres esto o me prefieres a mi dentro?

—¡ohh amor! Esto se siente delicioso, —habla demasiado exitada—pero estoy tan caliente que y necesitada de ti que prefiero las dos cosas.

—¡vaya! Sorprendente, me saliste muy caliente mi amor—le muerdo el lóbulo de la oreja, y metó mi pene a la par.

—ahora si venadita, estas completamente llena por ambos lados, —le digo lentamente mientras comienzo a moverme, alzo la colita de venado y cada que la penetro su cuerpo tiembla.

—mis piernas no resistiran mucho—me asegura.

Sin pensarlo dos veces la alzo sin salirme de ella, ella grita sorprendida.

—iremos a la cama.

La recuesto, pero esta ves queda boca arriba, despacio me muevo y mi cuerpo queda apresado por sus brazos y pies, muevo el plug y ella cierra los ojos sientiendo el placer.

 Mi MaestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora