Me encantaría decir que todo salió bien apenas fui corriendo a verlo, que tomé su carita entre mis manos y le dije que estuviera tranquilo, que todo saldría bien y que yo estaba ahí para él. Que él me miró y me dijo "quédate" y yo sentí mariposas en mi guata porque el Damián no estaba enojado conmigo...
Pero no, claramente eso no pasó.
Más bien fue todo lo contrario, porque apenas corrí hacia el otro extremo de la cancha para socorrerlo, ya estaba rodeado de la mayoría de los hueones del curso y el Matías junto al Bruno se lo estaban llevando con sumo cuidado a la enfermería, dejando que se afirmara de los hombros de ambos.
No atiné a otra cosa que quedarme plasmada en la cancha, debatiéndome si debía ir o no con ellos, si al Damián le molestaría verme en ese momento. Se notaba que no había sido cualquier cosa porque cojeaba al caminar y no dejaba de sentir el bichito de la preocupación, pero me daba nervios su reacción, era tan impredecible...
—¿Qué estai haciendo? —Escuché la voz de la Anto a mis espaldas. Voltee a verla negando con la cabeza—¡Anda con ellos y ve al Damián!
Mordí mi mejilla por dentro y me quedé mirándola fijamente por unos segundos hasta que por fin despabilé y asentí con la cabeza, yéndome corriendo de la cancha. La verdad me sentía mal porque había dejado al Franco a media conversación, ni siquiera pude explicarle bien cómo me sentía y por qué habíamos terminado, pero no podía ignorar lo que le había pasado al Damián, también era importante.
Así que me armé del poco valor que me quedaba y caminé con nerviosismo hasta llegar a la enfermería, donde estaba afuera solo el Bruno apoyado en la puerta, quién al verme me dedicó una sutil sonrisa que no supe cómo interpretar.
—Puta—Se quejó—¡Yo sabía que tenía que apostar con el Matías que ibai a venir a ver al Damián por la chucha!—Se lamentó llevándose las manos a la cara exageradamente.
Rodee los ojos y me crucé de brazos, rogando para que mis mejillas no me delataran. Admitía que era embarazoso estar en una situación así, más cuando le había dicho al Bruno que no estaba ni ahí con el Damián.
—¿Por qué estai afuera? —Decidí preguntar, evadiendo sus dichos.
—El Matías fue a buscar a la auxiliar, pero se ha demorado caleta, así que yo cacho que igual voy a ir a buscarla o si no, cualquier profe que me pueda ayudar para ponerle un poco de hielo a su tobillo—Me contó pasándose una mano por la nuca, aunque a los segundos una sonrisa de perversión cruzó sus labios. —, ¿Puedes quedarte con él?
Tragué saliva.
—Sí.
Su sonrisa se ensanchó aún más y luego me desordenó el pelo.
—Sabía que aceptarías, altiro vuelvo...
Y sin decir más se fue a paso rápido hacia la dirección contraria. Suspiré. Conocía lo bastante bien al Bruno como para saber que lo había hecho a propósito, pero la verdad no me quejaba, porque necesitaba ese empujoncito.
Mis manos estaban temblando y mi corazón no paraba de agitarse, la verdad estaba nerviosa por la reacción del Damián, me daba miedo que me dijera alguna pesadez o simplemente me mandara a la chucha.
Me pasé las manos por la cara nerviosa, no soportaba esta hueá, odiaba tener tantas dudas y ponerme indecisa.
Así que simplemente tomé el pomo de la puerta y la abrí sin tantos rodeos, sin embargo sin darme cuenta choqué con el pecho del que parecía ser el Damián, porque automáticamente su olor inundó mis fosas nasales y al abrir los ojos su polera blanca delataba también que era él. Levanté la mirada y me encontré con sus ojos verdes mirándome sorprendido.

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Condiciones
Novela JuvenilDonde la Denise actúa como alguien que no es y el Damián la descubre.