Miré el reflejo de mi cara por el pequeño espejo que tenía entre mis dedos, mi maquillaje por suerte estaba tal cual me lo había dejado hace unas horas, sin ninguna imperfección. Aproveché de arreglar un poco mi flequillo, la verdad se me hacía mucho más interesante hacer esto que escuchar cómo la Gaby pelaba a medio curso, sobre todo a las minas, que las despellajaba hablando sobre cuánto peso habían ganado o no después de las vacaciones.
¿Tóxica, cierto?
Lo sabía más que nadie, pero también lo ignoraba, no me convenía tenerla de enemiga, sobre todo porque me sabía más de una, sin embargo eso no quitaba mis malos pensamientos hacia ella.
¿Que si soy cínica?
Quizás.
Pero no tenía cargos de conciencia, sabía perfectamente cuáles eran mis razones para ser así.
—Ay, mira al Juan, se hizo ese tajo culiao flaite en la ceja—Puso cara de desagradado mientras se echaba el pelo rubio hacia atrás despectivamente. La miré de reojo, sin embargo no le dije lo patética que se veía al estar criticando a los demás, me dediqué hacer oídos sordos y seguir con lo mío.
De mi estuche con maquillaje saqué mi brillo color durazno y me retoqué lo que me había echado en la mañana.
Era difícil mantener esta apariencia culiá, algunas veces me daban ganas de mandar todo a la mierda y mostrarme como realmente era. Me levantaba todos los días a la cinco de la mañana para verme así de bonita, y a pesar de que daba frutos, ya estaba cansada de esta maldita mascara.
Aunque cualquier cosa era mejor que sufrir la misma mierda que viví hace tres años...
Por lo que no me quedaba de otra, sólo morderme la lengua y aguantar a la loca de la Gaby, que juraba que se la sabía por libro, idolatrada por muchos, pero odiada entre las minas.
Yo, en cambio, trataba de no llevarme mal con nadie y tener la fiesta en paz con todos, porque así me gustaba, aunque no fuese sano ser falsa.
—¿No me vai a decir lo bonito que quedó mi bronceado? —Me preguntó con una sonrisa radiante, mostrándome su brazo. No la miré, y sólo contesté con un asentimiento de cabeza.
—Te quedó la raja—Contesté con desgana aún con la vista puesta en mi espejo.
Mi mamá siempre me había dicho que debía ir con la verdad por delante, jamás debía ser doble cara y mucho menos vivir del cinismo.
Pero jamás me advirtió que tener buen corazón tampoco traía cosas buenas...
Fui buena y me traicionaron, me molestaron y me dañaron.
Por eso mismo hacia toda esta farsa, llevándome bien con Dios y con el diablo, porque no estaba ni ahí con tener problemas con alguien o que me molestaran por algo que dije o hice y que terminó molestando a alguien.
No lo aguantaría de nuevo.
Al poco rato la profe llegó, lo cual agradecí profundamente porque en verdad ya no soportaba ni un segundo más a la Gabriela, estaba peor que loro pelando a los demás.
Nos miró con su sonrisa particular para después darnos la bienvenida, la verdad no era mucha la novedad, todos los años era lo mismo, por no decir que ya estaba harta del típico discurso del Nem y la PSU.
Hueás lateras y esas.
—Mmh... Veo caras nuevas—Volvió a sonreír.
Mi compañera al lado soltó una risilla burlona, pero no me dijo nada. Al final nuestra profe los hizo levantarse y cuatro de ellos le hicieron caso, tuve que contar hasta tres en mi mente cuando la Gaby se me acercó al oído para hablarme del corte de pelo de la nueva.

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Condiciones
Genç KurguDonde la Denise actúa como alguien que no es y el Damián la descubre.