—¿Por qué no le dijiste de una que queriai terminar con él?
El Félix se echó junto a mí en el sofá de mi casa mientras se devoraba su pan con palta. Seguí cambiando de canal porque no encontraba nada interesante en ninguna parte, ya eran pasadas las cuatro y hace menos de una hora me había levantado. Claro está que no había ido al colegio.
Mi mami me había dejado faltar cuando le chamullé que no me sentía bien de la guata.
—No sé, pero al final fue para peor porque seguimos sin hablar. No sé qué espera con sus actitudes de pendejo—Me sinceré con la vista puesta en un comercial de Wom.
Caché como se encogía de hombros.
—Mándalo a la chucha y disfruta de la vida, estai muy joven para ese tipo de relaciones tóxicas, tenís que estar con alguien que te sume, hermanita—Susurró, aunque hizo una pausa para poder masticar bien el pedazo que se había metido recién a la boca—, no que te apague como él...
Me quedé mirándolo.
El Félix cumplía sus diecisiete el Sábado y aún así pensaba mucho mejor que yo las situaciones, por no decir que él parecía el hermano mayor y no yo.
Suspiré para después levantarme del sillón.
—Sí, supongo...—Lo miré por sobre mi hombro. —Hmm... Me voy a bañar—Le avisé.
—Yaaa—Dijo alargando la a—, pero igual atenta porque los chiquillos van a llegar dentro de poco y yo voy a salir a comprar las cositas para picar—Me guiñó uno de sus ojos a lo que le respondí con una mueca de desagrado.
—Ay Félix, ¿Por qué mejor no te juntai con ellos allá? —Reclamé.
Si alguno de sus amigos llevaba sin que me hubiese maquillado o arreglado el pelo, todo se iba a la mierda.
Además, me cargaban las visitas en mi casa, atentaban contra la paz que se lograba tener.
—Porque no, aparte son de confianza los cabros.
—Ya, a ver... ¿Quiénes son?
Sus ojos subieron al techo, pensando en quienes vendrían.
—El Dani y el Damián, ellos se ofrecieron a ayudarme con las cosas antes de que empezara el carrete.
Entrecerré los ojos para acto seguido chasquear la lengua.
—Puta, me cae como patá en la guata el Damián culiao—Exageré cruzándome de brazos a la altura de mi pecho, aunque por parte del Félix recibí una mala mirada. ¡Ni que le hubiese ofendido a él!
—Ya po, tres veces—Ironizó.
No pesqué ante su comentario sin sentido.
—Además, explícame. ¿Desde cuándo erís tan cercano a él? Son como el agua y el aceite—Opiné con cara de asco.
El Félix tomó el control y puso el Fox donde estaban dando los Simpson.
—Lo conocí por los chiquillos, siempre iba a jugar a los mismos partidos que yo—Explicó con la vista fija en la tele. Se cagó de la risa al rato por una hueá que dijo Homero para luego proseguir—: y después dio la casualidad de que este año llegó a nuestro colegio, aunque él en cuarto, porque es un año mayor que yo po.
—Ajá—Susurré, porque en verdad no tenía sentido seguir con la conversación ya que estaba pegao literal a la tele.
—¿Qué es Dou?—Y después se rió como ahueonao otro rato más, a lo que negué con la cabeza.
¿Por qué tenía que tener un hermano tan hueón?
Miré hacia el techo para después seguir con mi camino.

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Condiciones
Teen FictionDonde la Denise actúa como alguien que no es y el Damián la descubre.