—Menos mal no ibai a ser parte de este carrete—Rió el Bruno a mi lado mientras me bebía la tercera michelada de la noche, lo quedé mirando con mala cara mientras seguía apoyando mi espalda a la pared, pensando en lo que había pasado con el Damián en el baño.
—Córtala, no estoy de ánimos ni para hablar—Me llevé una mano a la cien para después tomar el último sorbo de mi vaso y dejarlo en la mesa que estaba junto a nosotros.
—¿Sigues sin hablar con el Franco?
Me encogí de hombros rodando los ojos. No todo en mi vida se trataba de él, ya estaba harta.
¿Qué mierda me tenía que afectar si se iba a o no con la Gaby?
¿O si simplemente lo nuestro se acababa?
Tenía una vida entera por delante y ahora más que nunca estaba segura que no debía sentirme mal, ni mucho menos echarme a morir por un hombre con el cuál ni siquiera podía ser yo misma.
A la mierda todo.
—No tiene nada que ver con él—Le aclaré mirándolo por fin. Su pelo negro estaba alborotado y con unas ondas más que de costumbre. Me quedó mirando con duda mientras bebía de su melón con vino.
—¿Ah no? —Me dedicó una sonrisa entre dientes que me terminó por irritar, sabía lo que venía—, entonces estai así por el nuevo.
Mi mala cara aumentó, causando que me cruzara de brazos automáticamente.
—¿Qué tiene que ver el Damián aquí?
Rozó la punta de su dedo índice contra mi nariz con diversión.
—Te conozco, mosco. Sé perfectamente que en algo raro estai con él, no te involucrarías con un mino si no fuese porque te traes algo entre manos—Alzó las palmas de sus dos manos, a lo que negué con la mesa.
—Si me relaciono con él últimamente es porque no tengo otra opción, cúlpalo a él, porque por mi lado no me pasa absolutamente nada, ni ahí.
Mi amigo no me miró con buena cara, estaba más que claro que no me creía, pero tampoco le estaba diciendo ninguna mentira, las cosas eran tal cual se las había dicho.
Aunque no tuve que decir nada más a mi favor, porque sus ojos se plantaron en la mina nueva de nuestro curso, que no tenía ni idea de su nombre, sin embargo su corte de melena rubia ojos miel y lo bien vestida que estaba me recordaron a lo que me había dicho la Gaby el primer día.
"Cuánto apostamos que es la típica maraca"
Me causaba risa hasta recordarlo, porque más bien lo único que aparentaba era tener buen gusto nomás y ser linda.
El Bruno le hizo una seña y sin ningún tipo de expresión se acercó a nosotros. Miré a mi amigo con una interrogante.
—¿Se conocen?
—Mi futura polola, cariño—Habló bajo, causando que abriera mis ojos más de lo normal.
—Me costó encontrarte, afuera estaba lleno de minos tomando y pegándose el show—Sonrió sarcástica.
El Bruno rodeó su hombro con su brazo para darle un beso en su mejilla y luego apuntarme.
—Ella es mi amiga de la que te hablé.
Sus ojos miel se cruzaron con los míos.
—La famosa Denise—Susurró ella para después depositar un beso en mi mejilla.
Sonreí de cortesía para después seguir observándola, entendiendo mejor el por qué de la mala onda de la Gaby; claro estaba que se sentía amenazada por la nueva.
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Condiciones
Teen FictionDonde la Denise actúa como alguien que no es y el Damián la descubre.