diecisiete

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Damián



— ¿Estabai en inglés electivo?— Me preguntó la Denise apenas se sentó a mi lado en las escaleras. Normalmente en las escaleras del cuarto piso nunca pasaba nadie, así que pensé que era un buen lugar para hablar.

Tenía las mejillas levemente teñidas de rojo y eso me enternecía, lo peor es que ella ni siquiera era consciente de lo tierna que podía llegar a verse, por lo general siempre se mostraba fría y con una personalidad difícil de tratar.

Pero en el fondo no era así y me ponía contento poder conocer ese lado suyo que nadie cachaba.

—Sí.

Arrugó la nariz.

—No me gusta inglés— Me contó mientras estiraba las mangas de su chaleco, con la intención de resguardarse más las manos— , me cuesta un poquito.

—¿Ah sí?— Indagué burlón. Busqué sus manos y las envolví con las mías, la pobre estaba más helada que la cresta —. Si querís yo te puedo ayudar.

Sus ojos se iluminaron, como si una idea se le hubiese cruzado por la mente, pero al final no dijo nada y se dispuso a alejar sus manos de las mías en un movimiento poco sutil.

Seguía molesta.

Estaba seguro.

Pero la verdad ni siquiera tenía que estarlo, porque no le contesté a la Millaray, ni tampoco había un interés de mi parte hacia ella.

Si a lo de nosotros se le pudo llamar tener "algo" la hueá era más añeja y estaba más enterrá que la cresta, incluso pa mí ya no era tema.

Acerqué mi mano a la mejilla de la Denise sin ni siquiera preguntarle, cosa que la descolocó porque automáticamente entreabrió sus labios para reclamarme, pero no alcanzó porque la interrumpí.

— Estai súper helada— Susurré, y no era pa menos si con cuea llevaba la blusa del colegio y encima de ésta un chalequito súper delgadito que apenas la abrigaba.

Me saqué mi cortaviento y se lo puse encima, sin prestarle atención a su mueca.

 —No le contesté a la Millaray, ¿bueno?— Le conté mientras le indicaba con la mirada que colocara sus brazos en las respectivas mangas, a lo que me hizo caso— . Y básicamente la Millaray fue una mina que me gustó hace mucho tiempo, sí, fue mi profe en mi colegio anterior y también la razón por la cual me cambié.— Decidí contarle ya que no me gustaba andar con hueás y prefería ser claro de una con ella y no ocultarle cosas, menos de mi pasado.

— ¿Tu profe?— Preguntó— . Gracias... —Murmuró refiriéndose al cortaviento, el cual le quedaba grande, aún sus mejillas estaban rojas y no podía evitar darme cuenta de eso ya que antes no era común verlo en ella.

Me daban ganas de darle otro beso.

Como esa vez en el baño...

Reprimí mis deseos para volver a la realidad y seguir con lo que estaba contando.

—O sea, hizo la práctica en mi colegio reemplazando al profe de lenguaje que tenía en ese momento, y puta... no sé cómo pero se terminó dando, me gustó, y yo a ella, supongo, y así estuvimos... Nos veíamos de vez en cuando fuera del colegio y así lo llevamos en secreto, aunque tampoco éramos algo así como una relación. La verdad no sé cómo explicarlo porque era una hueá bien rara— Admití ladeando la cabeza. La Denise asintió nomás, aún sin decir nada-. Cuento corto, de un día a otro se puso rara conmigo, comenzó a evitarme, poner excusas, se fue en esa. Yo no entendía qué mierda le pasaba y pensé que era algo del momento nomás, nunca creí que la razón de su distanciamiento era porque había conocido a mi hermano y se puso a pololear con él.

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