Un amor disparejo.

10. ¡Sorpresa!

UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 10: ¡Sorpresa!

—Especial Sacha—

Increíble cómo pasa el tiempo, hace un par de años mi querida Kiara era una niña, y ya hoy está cumpliendo dieciocho años, ya es toda una mujer. Soy algo mayor que ella, y entre las dos yo siempre fui la más abierta al mundo, y ella un poco más reservada, pero con un carácter fuerte.

Me dolió saber lo que le hizo el imbécil de Aron, pero en cierta parte me alegra que se haya dado cuenta de que él no le convenía. Desde que empezaron andar le dije que no estaba de acuerdo con esa relación porque ya conocía algunas cosas de su pasado. Sé que Kiara no tiene la misma posición social que nosotros, y eso no la hace menos que nadie, la admiro porque se ha sabido ganar todo con su esfuerzo.

Nos conocimos en la primaria y hasta el día de hoy somos amigas. He tenido que aguantarme para no hacerle una llamada, o ir corriendo a felicitarla. Eso sería dañar la sorpresa que le estamos preparando. Nicolás nos dio la idea de hacerle una fiesta sorpresa, y todos estuvimos de acuerdo. Se nota que le gusta mi amiga y aunque trate de ser un poco amargado es un buen chico. He visto cómo la trata y la mira.

Han pasado estos días juntos y ella parece muy feliz de estar a su lado. Me gusta que estén juntos y ojalá lo que sea que hayan empezado dure más de lo que todos esperamos. Bueno, no todos. Daniel parece un poco celoso cada vez que los ve juntos. Y yo por supuesto no puedo hacer nada, aunque me muera de amor por él.

Daniel siempre me ha gustado, pero él parece que no se da cuenta de eso, porque tiene los ojos puestos en mi mejor amiga. No puedo negar que siento celos cuando él la abraza, pero sé que Kiara no siente nada por él. El amor puede ser todo lo bonito que uno quiera, pero cuando no es correspondido duele, y a mí me duele cuando lo veo con otra que no soy yo solo por querer sacarse a Kiara de la mente y del corazón.

Estamos todos en mi casa, los chicos han venido para decorar lo de la fiesta, y la mejor sorpresa para Kiara será ver a Nicolás caminando, o bueno, intentándolo hacer porque solo puede dar algunos pasos con el bastón porque se cansa. No puedo negar que mi amiga es muy buena en su trabajo, y que supo escoger su carrera.

Todo está listo para la noche, y todos los chicos de la universidad vendrán. Y claro, la mamá de mi amiga que, no puede faltar. Voy a la cocina por un vaso con agua y encuentro a Nicolás hablando con Milagros que, parece muy feliz. Me acerco a la nevera sin decir nada y ellos siguen hablando como si nada, hasta que Milagros se dirige a mí.

—Sacha, puedes hacerle entender aquí a Nicolás que mi hermana no aceptará ningún regalo de su parte que, es orgullosa como ella sola podría serlo —me acerco y doy un pequeño salto para montarme en el mesón.

—Depende qué regalo sea, Kiara no le gusta que le regalen nada. Se ha acostumbrado a trabajar por lo que quiere —juego con mis manos—. Pero como soy su amiga, puede aceptarme el regalo.

—Quiero que le entregues esto —me pasa una bolsa que dice Massot y es de una tienda de ropa muy fina—. Necesito que se lo ponga esta noche.

Reviso la bolsa y saco un vestido de flores moradas y blancas, es de tirantes y por lo que veo le quedará hasta las rodillas. Es muy bonito. Lo vuelvo a guardar y me levanto.

—¡Esto es hermoso! —chilla Milagros juntando sus manos—. Mi hermana se verá como una princesa.

—¿Quieres que le diga que se lo mandas tú?

—No, después no lo aceptará. Invéntale algo —alborota su cabello—. Haz que se lo ponga, tú sabrás convencerla.

—Si se da cuenta de que le mentí, los culpo a ustedes —ambos sueltan una risita y les saco el dedo del medio.