34. Mis días sin ti.

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UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 34; Mis días sin ti.

—Veintitrés de diciembre—

Los días pasan y pasan y yo todavía sigo pensando en Nicolás, a veces quisiera irme lejos y dejar todo esto, pero me acuerdo de mi familia y sé que no puedo estar un día sin ellos, he estado saliendo con Thomas, incluso me dijo que le gusto, pero le aclaré que sigo queriendo a Nicolás, me gusta pasar tiempo con él, pero no es lo mismo que estar con la persona que amamos. Mañana ya es veinticuatro de diciembre y no vamos a estar juntos porque él decidió alejarme con su actitud, me duele que siga con Dulce, pero me alegra que los dos estén en rehabilitación porque están aprendiendo juntos, todos merecemos ser felices y creo que Nicolás es feliz estando con Dulce, ella hizo parte de la vida de él primero y si regresó es porque en verdad lo quiere. Ya sé que ella lo dejó cuando más lo necesitaba, pero las personas pueden cambiar cuando se lo proponen y quizás ella cambió por él.

Estos días me la he pasado en mi casa, en el hospital haciéndome las quimioterapias y también leyéndole cuentos a los niños que tienen leucemia, no la he pasado nada mal, pero aun así mi corazón tiene un vacío que nadie puede llenar, tengo el cariño de mis amigos y de mi familia, pero el único que me hace falta es Nicolás porque de verdad lo amo y estar sin él no me está ayudando en nada.

Escucho las risas que vienen de la sala y me levanto de la silla, me asomo y es Milagros acompañada de Oscar, se ve tan feliz con él, estoy por regresar a la cocina, pero tropiezo con la puerta y ambos me miran.

—Perdón, no quería interrumpirlos, ya me iba.

—Espera —habla Oscar—. Quédate con nosotros, veremos una película.

—No, gracias, voy a leer un poco.

—Kiara, no vas a estar encerrada de por vida, estamos de vacaciones, quédate un rato con nosotros —Milagros me hace sentar en uno de los muebles—. Thomas quedó de venir más tarde.

—Está bien —le doy una sonrisa—. Me quedaré con ustedes.

—¡Sí! —grita mi hermana.

Me acomodo en el mueble quedando en medio de ellos y mi hermana pone Netflix, la película que vemos es muy buena, pero ni siquiera le presté atención al nombre, me siento mal, y no mal por mi enfermedad, sino porque me hace falta estar con Nicolás, lo extraño mucho y quisiera echar todo al barranco y salir corriendo a sus brazos, pero me acuerdo de su manera tan hostil de tratarme y sé que no debo buscarlo.

La película va más de la mitad cuando suena el timbre de la puerta, me voy a levantar para abrir y veo que una de las chicas que ayuda en la casa se me adelanta, todavía no me acostumbro a que otras personas nos hagan la mayoría de cosas, Aron aparece con una sonrisa y me le tiro encima, todo el dolor y la rabia que sentía por su culpa ya pasaron, en las vacaciones pasadas me ayudó mucho y creo que su regreso me hace bien.

—Regresaste —me da un beso en la mejilla—. Pensé que no vendrías.

—¿Y perderme estos días contigo? Pues no, mi amor —lleva su mirada hacia los chicos que no lo miran nada bien—. Milagros, Oscar.

—Aron —lo saluda Oscar con seriedad.

—¿Qué hace este chico aquí, Kiara? —mi hermana se cruza de brazos—. ¿Acaso ya se te olvidó que te puso los cuernos cuando eran novios?

—No, no se me ha olvidado, pero yo sé perdonar. Aron ya no es el mismo de antes, y por favor no seas tan grosera.

—No soy grosera, soy sincera, que es diferente, yo no podría llevarme bien con él después de todo lo que te hizo.

Voy a hablar, pero suena el timbre de la puerta y la chica vuelve abrir, esta vez es Thomas, trae una flor en su mano, seguro la tomó de cualquier jardín, me saluda sin quitar la sonrisa y a los chicos también, pero su sonrisa se borra cuando dirige su mirada a donde Aron.

—Thomas, él es Aron. Aron, él es Thomas, un amigo —hago que se den la mano.

—Hola —le dice Thomas sin ganas—. Salgamos un rato, deberíamos ir a manejar bicicletas, no sé, lo que sea.

—Sí, buena idea, vez con él, hermanita —miro a Milagros con una sonrisa fingida.

—No puedo, mira que Aron ha venido a verme, podemos quedarnos todos aquí a ver películas —todos ponen cara de desagrado—. Ándale, digan que sí.

—Por mí está bien —comenta Oscar y mi hermana le da un pellizco.

—Nosotros tenemos cosas mejores que hacer, pero pueden ver películas ustedes tres —mi hermana se me acerca y me abraza—. Disfruta.

—Te mataré —le susurro en el abrazo—. En serio que te pasas.

Toma a Oscar de la mano y se alejan de nosotros, le digo a los chicos que se sienten y pongo otra película elegida por mí porque ellos no se deciden, me siento en medio de ellos y me causa gracia que los dos me tomen de la mano, Aron solo lo hace para molestar a Thomas porque puedo ver la sonrisa que oculta, ya sé que le gusto a Thomas, pero él sabe que conmigo no tiene posibilidades. Siento una mano en mi pierna y luego otra, estos dos parecen que están compitiendo por mí, son unos imbéciles, siento un brazo sobre mi hombro y veo que Thomas me está abrazando, me levanto del mueble quedando frente a ellos.

—Díganme una cosa, ¿tengo cara de payasa o soy muy parecida? —me cruzo de brazos—. Me abraza uno, me abraza el otro, déjense de pendejadas. Thomas, pareces un niño siguiéndole el juego a Aron —los dos me miran—. Quiero que se vayan ahora mismo.

—Kiara —me ruega Thomas—. Disculpa, pero este chico no debe estar aquí.

—Kira —Aron se me acerca—. Discúlpanos. Yo solo quería molestar a este chico, él no aguanta nada.

—Ni Kiara, ni Kira —me alejo de ellos y comienzo a subir las escaleras—. Se me van los dos, ¡no quiero bajar de nuevo y verlos aquí!

Me voy a mi habitación dejándolos en la sala, me jode que se comporten como dos niños, no estoy de ánimo para soportar sus pendejadas. Quiero ver a Nicolás, necesito estar con él. Escucho gemidos de la habitación de mi hermana y tiro la puerta, se la pasa haciendo de las suyas, me estresa, me pongo una almohada en la cara para ver si me duermo, estoy harta de todo, nunca pensé que al enamorarme de alguien y no poder tenerlo me iba a afectar tanto, ese pendejo hizo tantos méritos para meterse en mi ser y al final me hizo lo que menos esperaba; romperme el corazón.

«Me voy a volver loca aquí encerrada».

Un amor disparejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora