UN AMOR DISPAREJO
Capítulo 7: La verdad.
—Kiara Jacksyn—
He pasado toda la tarde con los chicos y con los papás de mi amiga. Todos son muy divertidos, incluso el papá de Nicolás que no ha dejado de contarnos sus anécdotas de cuando era joven. La señora Steel sí es un poco más reservada, y un tanto amargada, pero esa es su personalidad y no voy a pelear por eso.
Desde el beso que me di con Nicolás no ha dejado de hacerme ojitos, no sabía que este chico podía ser tan coqueto. Por supuesto mis amigas se dieron cuenta de que algo había pasado y me tocó contarles absolutamente todo. Como lo pensé; querían partirle la nariz a Aron, y no las dejé.
Los adultos ya se han ido a dormir y nos han dejado solos, con la libertad de hacer lo que nos dé la gana. Las chicas no han dejado de hacerle mala cara a Aron, y por supuesto Sofía se ha dado cuenta, y no le cae en gracia que mi mejor amiga, mi hermana y todos los demás no les caiga bien su querido y perfecto novio. Ella es una buena persona y no se merece estar con alguien como lo es Aron, la va a terminar lastimando.
Estamos en el jardín. Yo estoy en una hamaca, junto con Daniel y Diego. Oscar, mi hermana y Sacha están en un mueble. Nicolás a su lado en un mueble especial para él y Sofía con Aron en una silla. Hemos hablado de todo lo que se nos ocurre y las bromas no faltan. Por momentos me he olvidado de todo lo que está pasando, pero eso no quita que olvide así como así la traición de Aron.
—¿Y cuánto tiempo llevan juntos? —pregunta Daniel con una sonrisa, para nada sincera.
—Un año y medio —responde Sofía—. O quizás más, porque Aron nunca ha dejado de buscarme.
—Así como buscaba a otras… —murmura Sacha, haciendo que la miremos—. Ninguno me diga nada, solo digo la verdad.
—¿A qué te refieres con eso? —Sofía se levanta—. ¿Acaso pasa algo que yo no sepa?
—Claro que no pasa nada, amor —Aron le sonríe intentando calmarla.
—Claro que pasa —Milagros se pone a la defensiva. Se levanta—. Aron era novio de mi hermana al mismo tiempo que estaba contigo, querida. La engañó, nunca le dijo que ya tenía una relación contigo y tenían más de un año.
—Milagros, por favor…
—¿Eso es verdad, Aron? —Sofía lo mira con sus ojos llenos de lágrimas—. ¡Habla, maldita sea!
—Claro que no, amor —se niega—. Ellas están mintiendo.
—Sé hombre y acepta las cosas como son. Andabas al mismo tiempo con Sofía y Kiara. A las dos les has mentido todo este tiempo —Oscar lo empuja.
—Tu novio aquí presente es un completo idiota, mientras te hablaba lindo a ti, buscaba a otra —dice con amargura Nicolás.
—¿Dime que es una mentira? —Sofía se me acerca—. Por favor, dímelo.
—Es verdad. El día que fui a su casa y me di cuenta de todo lo terminé. Yo no sabía que andaba contigo porque nunca los vi juntos —la miro y puedo ver cómo caen sus ilusiones al suelo—. Aron no es ese novio perfecto que le hace creer a todas.
—Amor, yo te puedo expli…
Sofía le da una cachetada que no lo deja terminar lo que va a decir.
—Quedas fuera de mi vida en este momento —lo empuja—. No tienes idea cómo me has lastimado. Yo como tonta despreciando a todos porque según tenía el novio perfecto y mira todo lo que me ocultaste. Ahora entiendo por qué no querías que regresara para estudiar en la misma universidad que tú.
—Hablemos, por favor —intenta tomarla de la mano, y recibe otro golpe de Sofía—. Sofí, ella fue la que me buscó y se me metió por los ojos.
—¡Deja de ser tan cabrón! —Daniel le da un golpe que hace que su labio sangre—. Ya todos sabemos qué clase de porquería eres.
—Lárgate —Sofía lo mira—. No quiero más nada contigo, no merezco estar con alguien que vale tan poco.
Aron nos da una mirada, y creo que se merece un premio, de verdad es buen actor. Nos engañó a las dos, y lo peor es que no nos habíamos dado cuenta. No pensé que en un paseo podía salir toda la verdad a la luz. Sofía me mira y de repente se me tira encima dándome un abrazo, escucho que solloza y sé cómo se puede sentir en este momento, yo me siento igual o peor que ella.
Le hago señas a los chicos para que nos dejen solas y no ponen problemas, saben que Sofía y yo tenemos que hablar. La aparto de mí con cuidado y seco sus lágrimas.
—Yo sé cómo te estás sintiendo, porque así me sentí yo cuando te vi en su casa, pero sé que Aron no vale la pena.
—¿Sabes cuántas veces le pregunté si andaba con alguien más? Muchas —se aleja—. Siempre le preguntaba qué pasaba porque veía sus cambios, y sabía que no me quería igual que antes, que algo había cambiado entre nosotros y el muy puto me lo negó todo.
—Parece que jugó con ambas —doy un largo suspiro—. Yo lo quiero, y sé que tú también, pero no podemos sufrir por alguien que no vale la pena. Aron es un niñito mimado que piensa que puede hacer lo que quiera con las mujeres.
—¿Tuvieron sexo? —abro mis ojos en señal de sorpresa por su pregunta—. ¿Estuvieron juntos sí o no?
—No, nunca quise estar con él, no estaba preparada. No te niego que hubo veces que lo quería intentar, pero nunca pude —le confieso—. ¿Tú y él, ya sabes?
—Sí, como buena tonta pensé que lo nuestro era para siempre y estuve con él, por lo menos tú no fuiste tan tonta como yo.
—No eres tonta, estabas enamorada y eso nos hace ser ciegas.
—Debería odiarte porque compartimos al mismo chico, sin embargo, veo que eres buena chica —trata de sonreír—. No es buen momento, pero creo que saldrá una buena amistad de dos chicas despechadas.
—Lo creo —soltamos una risita—. Vayamos con los chicos.
Me cae bien.
—Antes de irnos debo preguntar, ¿pasa algo entre mi primo Nicolás y tú? —Levanto una ceja—. Lo digo porque no deja de verte y se ha portado bien contigo. No suele ser así con nadie.
—En realidad, empezamos muy mal, yo le estoy dando rehabilitación y él es un poco complicado pero… —hago una pausa y Sofía me hace señas para que siga—. Besa increíblemente bien.
—¿Se besaron? —Suelta—. Mi primo no pierde el tiempo.
—Él me besó. Claro, no le dije nada y creo que debemos hablar porque no quiero que confunda las cosas. Aparte, nos llevamos mal.
—Dos personas que se llevan mal no se besan —empezamos a caminar—. Le gustas —dice sin más.
—No —niego—. He dicho que nos llevamos mal.
—Y yo te he dicho que le gustas. Nicolás es amargado desde su accidente, él pensaba que era invencible. Se tiraba a todas las chicas de la escuela, y la única chica que quería lo dejó cuando lo vio en esa silla de ruedas. Estuvo en una depresión horrible y por eso es un poco complicado.
—Tóxico como él solo. Nicolás y yo somos como el agua y el aceite, así que no te hagas ideas en esa cabecita loca.
—Puedes decir lo que quieras, pero yo sé que le gustas —niego repetidas veces, y nos vamos donde los chicos.
Creo que la traición de Aron solo sirvió para que empezara una amistad. Llegamos donde los chicos y están todos riéndose como locos porque Daniel está haciendo como si fuera una chica. Nos ven llegar y sin que lo espere Daniel me abraza y me da un beso en la mejilla. Se lo devuelvo y miro dónde sentarme. El único lugar es al lado de Nicolás, así que me siento a su lado. Me percato de su mirada y volteo a verlo, me da una sonrisa de boca cerrada y hago lo mismo.
—Tienes un mes.
Hablo en voz baja, pero sé que me escuchó.
—¿Eso quiere decir que sí quieres andar conmigo? —arrugo el entrecejo—. Ok, ya entendí. Estarás conmigo para olvidar el imbécil que te ha puesto los cuernos con mi prima.
—¿No encontraste otra manera de recordarme que me han puesto los cuernos? —le doy un codazo.
—No —me guiñe un ojo.
—Eres un patán.
—Y tú una pesada —aprieta mis mejillas—. Quiero irme a dormir, ¿vienes conmigo?
—¿Me estás proponiendo algo indebido?
—Qué inocente eres, no quiero sexo contigo, nada más llévame a mi habitación y ya.
—No puedo, me quedaré con los chicos, pero tu hermano puede llevarte —busco con la mirada a Oscar y le hago señas con mis manos que venga.
—¿Qué pasa, par de tórtolos?
—Llévate a este imbécil a su habitación —me levanto—. Si es posible lo amarras a la cama.
—Tonta —masculla en voz baja, pero escucho. Me acerco y me agacho para quedar a su altura. Termina por darme un casto beso que deja a Oscar sorprendido y gracias a Dios los demás no se dieron cuenta—. Hasta mañana, mensa.
—Hasta mañana, basura —retomo mi altura normal y miro a Oscar—. No has visto nada.
—¿Quiénes son ustedes? —bromea y me da un abrazo—. Tranquila, nadie sabrá nada. Claro, si me ayudas con tu hermanita.
—Tiene dieciséis años, es una niña para ti que tienes diecinueve. Acabarás con su inocencia.
—Tú tienes diecisiete y mi hermano dieciocho, y no lo ando regañando por lo que pase entre ustedes. Aparte, tu hermana no es para nada inocente, no sabes la manera que tiene de besar, y Dios, cuando…
—Ama la música de Rihanna y prefiere el chocolate blanco —lo interrumpo antes que siga—. Una lágrima que la hagas derramar y vez despidiéndote de ese que te acompaña a todos lados.
—¡Ay, qué miedo!—dramatiza—. Gracias por el dato.
Le guiño un ojo y se lleva a Nicolás. Me acerco donde las chicas que están bailando, comienzo a bailar como ellas. Diego y Daniel hacen lo mismo. No está nada mal que todos estemos aquí, nos llevamos bien y creo que será una noche larga.
—Especial Milagros—
Bailo con mis amigas, los chicos y mi hermana, está muy animada. La verdad es que la estamos pasando bien y me alegra ver que Kiara no esté tan mal por Aron. Quizás ella lo quiere, pero no lo ama, y me alegra que sea así porque Aron no merece una persona tan bonita como mi hermana. Kiara no es una persona tan fácil de llegarle al corazón y el pendejo de Aron supo cómo ganársela para terminar dañando su corazón.
Busco con la mirada a Oscar y no lo veo por ninguna parte, hasta que siento unas manos en mi cintura y un suave beso en el cuello. Sé que es él y me giro en sus brazos para que sus labios me reciban. Hace rato me ha dado un beso y lo hace bien y este no es la excepción. Tiro de su labio y él hace lo mismo para después separarse.
—Vamos a un lugar donde estemos solos —le digo y muerdo el lóbulo de su oreja.
—¿Segura? No quiero que Kiara piense mal de nosotros.
—Mi hermana está muy concentrada bailando —le muestro—. No te hagas el bobo que yo sé que tú también quieres.
—No eres virgen, ¿cierto?
Me pega más a su cuerpo.
—¿Crees que si lo fuera te estaría provocando? No soy una tonta, Oscar.
Termino de hablar y me toma de la mano. Sacha se da cuenta y me hace pulgar arriba, hago lo mismo. Llegamos a la cocina y sin pensarlo dos veces Oscar me besa de manera agresiva y yo le sigo el ritmo. Me carga dejándome en el mesón y separo mis piernas para que quede en medio de ellas.
Nadie me salva de caer en los encantos de Oscar, y tampoco quiero que lo hagan.
[…]
—Me sorprendes, Milagros —muerde mi labio.
—Ya sé que soy buena en lo que hago.
—¿Sabes que tu hermana y mi hermano tienen algo? —lo miro confundida—. ¡Mierda, me las cagué!
—¿Mi hermana y el tuyo? No te creo —suelto una carcajada—. No puedo creerlo.
—No le digas que yo te conté.
—Cálmate, ¿vale? —lo abrazo—. No pienso decir nada, Kiara sabe lo bueno y lo malo.
—Confío en ti —me da un beso—. Regresemos a donde estábamos.
Salimos de la cocina como si nada y me doy cuenta de que le he dejado una marca en la mano. No sabía que lo había mordido tan duro, pero valió la pena. Oscar es bueno en todo lo que hace y me encanta. Me ha sorprendido lo que me ha dicho de mi hermana, Kiara es un poco reservada con sus cosas y, la verdad, no quiero que vuelva a sufrir. No sé en qué juego andará con Nicolás, pero presiento que de esto no saldrá nada bueno. Bueno, lo que huele a peligro es mucho mejor que lo que sabemos que es inocente para nosotras.
«En qué te has metido, hermanita?» Pienso, mientras me tiro en el mueble con Oscar como si nada hubiera pasado, y es que nos llevamos muy bien. Lo prohibido es lo mejor y Oscar es como el fruto prohibido que quiero volver a probar.

ESTÁS LEYENDO
Un amor disparejo.
Dla nastolatkówKiara Jacksyn es una joven estudiante de fisiatría. Es hermosa y su vida es casi perfecta hasta que conoce a Nicolás Steel; un joven con facciones perfectas, pero que tiene el alma oscura. Su manera de ser y tratar a las personas no es la mejor desd...