21. Confusión.

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UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 21; La confusión

—Kiara Jacksyn—

Escucho el timbre de la puerta y salgo corriendo de la habitación, me olvido que no estoy en mi casa y me detengo en las escaleras cuando por poco me caigo, la casa de papá es muy grande y todavía no sé si pueda acostumbrarme. Abro la puerta con rapidez y me le tiro encima a mis amigos, los dos me abrazan como si me hubieran extrañado hace tiempo, los invito a pasar y no tardan en hablar sobre todo los lujos que ven, yo la verdad no sé qué son y ellos mencionan distintos nombres, pero claro, ellos son de sociedad y yo solo sé lo que cualquiera chica de clase media puede saber. Los invito a pasar hasta el jardín donde está mi hermano con Brenda, mi amiga me detiene antes que entremos y sé qué quiere decirme algo.

—¿Estás segura de que esto funcionará? Daniel está enamorado de ti no de mí —juega con sus manos—. Quizás nos estemos equivocando.

—Puede que tengas razón, pero si te besó aquella vez es porque por lo menos le gustas, uno no besa a otra persona porque sí. Mira, veamos su reacción y ya.

—Espero que haber escapado de la universidad valga la pena.

Masculla en voz baja, ya hemos entrado al jardín, mi hermano al verla se levanta y le da un beso muy cerca de los labios, miro la cara de Brenda y no es la mejor, pero Daniel no se queda atrás, parece desconcertado por lo que acaba de presenciar mientras que yo disfruto de ver sus caras llenas de celos.

—Hola, mi amor —Josiah abraza a Sacha por la cintura como si la conociera desde hace mucho y se nota lo buen actor que es.

—Hola, bebé —le sonríe muy coqueta—. Hola, no te había visto.

Se dirige a Brenda que no es nada buena disimulando lo celosa que está.

—Sí, ya me di cuenta, te concentraste más en Josiah —le responde entre dientes—. Soy Brenda, una amiga de Josiah.

—Y yo soy Daniel, amigo de las chicas —interviene Daniel queriendo actuar normal—. Eres muy hermosa.

—Gracias, tú no te quedas atrás —le sonríe y veo que quiere poner celoso a mi hermano que disimula muy bien que muere de celos.

—No sabía que tenías novio —Daniel se le acerca a Sacha—. Digo, nunca me lo dijiste y se supone que somos amigos.

—Como tú estabas tan ocupado pensando en otras chicas creí que no era importante.

—¿Son novios? —miro la cara de tristeza de Brenda y Josiah asiente sin quitar la sonrisa—. Felicidades.

—¿Quieren algo de tomar? —hablo para que el momento de silencio no se haga tan perturbador, pero estoy que busco palomitas y gaseosa para ver esta novela de celos, nadie dice nada y solo sonrío—. Ok, traeré jugos.

—Voy contigo.

Daniel me abraza y nos vamos a la cocina, se sienta sobre el mesón y sigue mis pasos, no dice nada, pero sé que muere de curiosidad por saber desde cuándo mi mejor amiga y mi hermano andan si apenas se están conociendo.

—Pensé que era su amigo.

—¿De qué hablas? —pregunto sirviendo los jugos.

—No me dijeron nada de la relación que tiene Sacha con tu hermano, creí que ellos apenas se conocían, aparte, en el hospital no parecían ser novios —se me acerca—. ¿Es una broma acaso?

—¿Crees en el amor a primera vista? —asiente—. Bueno, eso fue lo que pasó entre ellos, y no creo que debas ponerte así porque ella está siendo feliz, tú nunca has querido nada con ella.

—Porque te quiero a ti.

—Pero te gusta Sacha, la besaste y no puedes negar que te gustó. ¿Acaso te afecta verla con alguien más?

—No, solo pensé que… —se queda callado—. Bueno, pensé que ella iba a estar conmigo siempre, por lo menos que le iba a seguir gustando.

—Daniel, no seas tan ignorante, la vida es tan corta para sufrir por un amor no correspondido, y Sacha lo sabe —tomo la bandeja con los vasos de jugo y se la paso.

—Tienes razón —escucho un susurro de su parte—. Sacha no siempre iba a estar detrás de mí.

—Vas aprendiendo, mi querido amigo —le doy una nalgada—. Ahora vamos a llevar esos jugos.

—No me agradas, Kiara.

—Tú a mí tampoco.

Suelto una risita y salimos de la cocina hasta llegar al jardín, cada quien toma su vaso con jugo y el ambiente es un poco tenso, me emociona esto porque sé que deben de estar muriendo de celos. Mi hermano le toma la mano a Sacha y no pierde oportunidad de besarla, Daniel y Brenda andan coqueteando, pero sin dejar de ver a los chicos, pobrecitos, pero es lo que les toca por no aceptar lo que sienten.

Comienzo a hablar con tranquilidad y todos me siguen el juego, me doy cuenta de que mi amiga se sonroja cada vez que Josiah le dice cosas lindas y debo aceptar que los dos son unos buenos actores, se merecen un premio.

Escucho la voz de mi hermana y sé que no viene sola por el escándalo que trae, me levanto para ir a ver con quién ha venido y sonrío cuando veo a los chicos, son Oscar, Diego, Melisa, Robi, Sofía y Nicolás, me miran con una sonrisa y luego Robi me da un abrazo seguido de un beso en la mejilla, Oscar y Diego hacen lo mismo con el mismo cariño y me encanta verlos a todos juntos, me hacen tan feliz.

—Teníamos días sin verte —Sofía me abraza—. ¿Por qué no has ido a la universidad?

—Es obvio, amiga, se estaba pasando de casa —Melisa me guiñe un ojo—. ¿Dónde están los demás?

—¿Acaso no escuchas la risa de Sacha? Están en el jardín —le dice Milagros—. Parece un perro con tos cuando se ríe.

—Si así es de escandalosa riéndose imagínensela en la cama —soltamos una carcajada al escuchar las tonterías de Oscar—. Debe dejar sin tímpano a uno.

—Se pasan —dice Diego sin dejar de reír—. Es mejor escucharlas gemir que estén calladas, ¿cierto, Kiara?

Siento la sangre correr a mi rostro y sé que debo estar roja de la vergüenza, todos sueltan la risa al ver mi cara, no soy como ellos que hablan de sexo sin problema alguno y no les da pena nada.

—No me preguntes nada, Diego —trato que mi voz suene normal—. No he estado con nadie.

—¡¿Qué?! —grita con exageración Oscar—. No puede ser que no hayas estado con nadie, mírate, estás más buena que el pan. Hermanito, te veo mal, mira que nada de nada con Kiara, me decepcionas.

Entre risas se van al jardín y me dejan con Nicolás, me mira de pies a cabeza y muerde su labio, me acerco y me pongo en puntillas para darle un beso, no sé por qué todos tienen que ser más altos que yo.

—¿Entonces no has estado con nadie? —pregunta cerca de mis labios—. Si quieres te recuerdo lo que ha pasado entre nosotros porque parece que no te quedó muy claro.

—No iba a decir que ya estuve contigo, es algo muy íntimo —alboroto su cabello—. Ven, vayamos con los demás.

—Quedémonos aquí —muerde mi labio—. Quiero escucharte gemir de nuevo, no he dejado de pensar en lo que pasó, la manera en la que te movías encima de mí no ha salido de mi mente.

—Eres un pervertido.

Bajo la mirada, pero me toma del mentón y me da un beso.

—Pervertido es todo lo que te quiero hacer —me pega a su cuerpo y baja sus manos—. ¿No me digas que no te gustó lo que pasó?

—Claro que sí, pero nuestros amigos están aquí y si no llegamos se darán cuenta de que tú y yo lo estamos haciendo.

—Somos pareja, Kiara, es normal que nos deseemos —me da una nalgada haciéndome dar un saltito—. Pero si quieres ir con los chicos adelante.

—Más tarde podemos estar juntos, si quieres.

—Como tú digas está bien.

Me doy la vuelta para irme donde los chicos y recibo otra nalgada, le hago mala cara y me tira un beso haciendo que una tonta sonrisa se forme en mis labios. Me toma de la mano y cuando llegamos al jardín mis amigas están en ropa interior y los chicos solo en bóxer, pensé que no se iban a meter a la piscina, pero claro, qué puedo esperar de mis amigos que son un par de locos.

—¡Kiara, ven, el agua está superrica!

Me grita mi hermana desde el agua.

—No, gracias.

—No seas así, mira que teníamos días sin vernos —le sigue Melisa—. Solo queremos divertirnos.

—No tengo traje de baño —me excuso.

—Ellas menos y están en ropa interior, Milagros ni siquiera tiene sostén —Oscar la levanta y ella se tapa sus senos con las manos, son más grandes que los míos, verdaderamente no conoce la pena—. ¿No nos digas que te da pena que mi hermano te vea en ropa interior?

—¡Tiene miedo! ¡Tiene miedo!

Comienzan a gritar todos y miro a Nicolás que muere de la risa, le doy un codazo. Me quito la ropa quedando en sostén y bragas, me tiro en el agua sin pensarlo un segundo y todos comienzan hacerme barra, Nicolás se tira haciendo que el agua nos caiga encima y me abraza por detrás.

Comenzamos a jugar dentro del agua con una pelota que nos consiguió Josiah, los chicos forman un equipo y nosotras las chicas en otro. No tardan en hacernos trampa y nosotras a ellos también, la cara de Brenda y Daniel son muy divertidas, están celosos y han dejado perder más de un pase por estar pendiente a lo que no deben.

Pasamos horas jugando hasta que nos da hambre y mi hermano pide que nos traigan comida, salimos del agua y nos sentamos en el césped a comer unas tortas de jamón, ellos con una cerveza y yo con un jugo, por supuesto no les digo el por qué no pienso tomar, no es tiempo de contarles sobre mi enfermedad, ya habrá tiempo para todo y ahora solo me queda disfrutar de su compañía.

Terminamos de comer y creo que estar solo a medio vestir no me está haciendo nada bien, le digo en el oído a Milagros que me voy a vestir y ella asiente, camino con rapidez hasta mi nueva habitación y me estresa lo grande que es, tengo todas las cosas distanciadas. Me quito la ropa interior húmeda y tomo una toalla, me voy a secar y escucho los pasos de alguien, me envuelvo por completo y veo cuando la puerta se abre y entra Daniel.

—No deberías de estar aquí, me voy a vestir —le digo en un tono de voz calmado—. Si te ven aquí pensarán lo malo, los dos estamos a medio vestir.

—¿Tanto miedo te da que tu novio nos vea así? —da pasos hacia mí y retrocedo, termino por chocar con el closet—. Estás nerviosa, amiga —afirma, me mira y con una de sus manos me aprieta del mentón—. Déjame besarte, solo será la primera y última vez, me gustas mucho y no sabes cómo me duele verte con Nicolás.

—No sabes lo que dices, tú estás así porque Sacha está con…

Antes de que termine de hablar me besa, trato de quitarlo y lo evita, tiene mucha más fuerza que yo, mueve sus labios sobre los míos y cuando logro quitarlo veo la mirada de decepción de Sacha y de Nicolás.

—No es lo que ustedes piensan —les digo acercándome, pero ambos dan un paso atrás—. Chicos, no van a pensar que Daniel y yo tenemos algo, es un malentendido.

—Eres una falsa —escucho la voz dolida de Sacha—. Yo de tonta pensando que tú querías ayudarme para que estuviera con Daniel cuando lo único que haces es estar de fácil con él. Pensé que eras mi amiga.

—No tengo nada con él, me besó y trataba de quitarlo cuando ustedes llegaron. Nicolás, tú me conoces, no puedes pensar que…

—Cállate —se me acerca—. Te quiero lejos. Pensé que eras diferente a todas, pero veo que eres la misma basura que todas esas chicas que me buscan por interés —le doy una cachetada al escuchar cómo me ha llamado—. Puedes pegarme, pero solo te digo la verdad —mira a Daniel—. Felicidades, lograste tenerla.

—¡Mierda, que no tengo nada con él! —grito alterada—. ¡Habla, maldita sea!

—Yo fui el que la besó —habla por primera vez Daniel—. Ella ni siquiera….

—Ya debes de estar feliz porque la chica que amas desde hace años te ha prestado atención —lo interrumpe Sacha—. Y no hace falta que nos den explicaciones, vimos lo suficiente.

—Sacha, tú sabes que no sería capaz de traicionar tu confianza —me le acerco y me empuja—. Nicolás, tienes que creerme, tú sí, por favor.

Lo miro desde el suelo y sus ojos están llenos de lágrimas, me da una última mirada llena de rabia, decepción y tristeza, toma del brazo a Sacha y los dos salen dejándome en el piso tirada. Me tapo la cara con las manos y comienzo a llorar, se supone que los dos me conocen, no pueden pensar tan mal de mí, yo no lo besé, él me besó a mí, pero sé que si los voy a buscar todo será peor.

Siento unas manos en mi pierna y veo que es Daniel, me va a ayudar a levantar, pero termino por darle un golpe y pedirle que se vaya, por su culpa ahora Sacha y Nicolás piensan que los engañé, yo jamás sería capaz de hacer algo como eso. Con el dolor en mi alma me levanto y me visto con algo sencillo, me voy a sentar en la cama y el mareo se apodera de mi cuerpo haciendo que mi vista se nuble, trato de llegar a la cama y no lo logro porque pierdo la fuerza en mis piernas, comienzo a ver borroso y termino por perder la vista completamente hasta perder el conocimiento y el control total de mi cuerpo.

Un amor disparejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora