UN AMOR DISPAREJO
Capítulo 6: Nuestro primer beso.
—Kiara Jacksyn—
Duramos horas en el camino porque el auto de Sacha tuvo una falla mecánica y nos tocó esperar que vinieran por nosotros, gracias a Dios cada quien podía estar en su habitación, así que escogí una de las primeras. Los señores que son amigos de los papás de mi amiga parecen agradables, o bueno, el señor, porque la señora parece un poco estirada.
La casa es hermosa y tiene una vista preciosa, y qué digo de la piscina, es enorme. Ya sé que no soy de esas chicas con cuerpos espléndidos y que son 90, 60, 90, pero sé que tengo lo mío y que lo que me ponga me queda bien, por eso me pondré uno de los vestidos de baño que he traído. Bueno, los que empacaron las chicas porque ni siquiera he visto qué me trajeron.
Busco mi maleta y cuando la encuentro abro la corredera, y pongo el grito en el cielo cuando me doy cuenta la ropa que me han traído las chicas, con la ayuda de Daniel. Solo con el traje de baño se me verá todo. Comienzo a llamarlos como loca y los tres aparecen frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Por qué carajos me han traído esto? Se me verá todo el trasero y mis senos —les muestro la tanga y el sostén que lo acompaña—. Incluso es dos tallas menos que la mía.
—Se te verá precioso, mamá te lo compró —Milagros se ríe.
—Te dije que empacaras tú, pero no quisiste, pues ahí tienes —Sacha suelta una risita—. Aparte, se te verá muy bien. Quien quita y uno de los hijos de los amigos de mis papás te saquen de la mente al bobo grande de Aron, mi mamá ha dicho que los dos son muy guapos, yo todavía no los conozco, pero si ella lo dice es porque es así.
—No le andes dañando la mente a Kiara —Daniel me abraza—. Te verás hermosa, así que póntelo, está haciendo un día precioso.
—No pienso ponerme nada de esto, y si lo hago me pongo un vestido arriba.
—Deja de ser tan ordinaria —me regaña mi hermana—. Te vas a poner ese traje de baño y listo.
—He dicho que no me pondré nada.
—Daniel, sal un momento, tenemos algunas cosas que hacer —Sacha lo saca—. Ya verás cómo sale vuelta una reina.
Me niego a ponerme el traje de baño y las chicas a la fuerza me lo terminan por quitar de las manos, agradezco que Melisa no haya venido porque hubiera sido peor para mí. Terminan por quitarme el vestido que traigo puesto y ya me toca ceder a ponerme el traje de baño, y de verdad se ve muy atrevido para mí.
Entro al baño y me doy un corto baño para después ponerlo, me miro en el espejo y no se me ve nada mal, pero mis senos se marcan más de lo habitual. Tardo en salir y cuando lo hago las chicas forman un alboroto, según ellas me queda perfecto, y no lo dudo, pero no es lo mío. Ellas están acostumbradas a vestir más atrevido, y yo soy un poco más recatada. —Si así se le puede llamar.
Salimos de la habitación y las chicas no dejan de hablar que ya quieren conocer a los chicos guapos que son los hijos de los amigos de los papás de Sacha y que según vinieron con otra chica y un chico más. También me da curiosidad saber quiénes son, pero no lo demuestro como ellas. Encontramos a Daniel antes de salir de la casa y sin dudarlo paso mi mano por su cintura para abrazarlo y no llegar tan sola.
—Nicolás Steel—
Mis papás lograron convencerme de venir con ellos a la casa de sus amigos, está fuera de la ciudad y no puedo negar que es muy linda, pero estar entre gente adulta no es lo mío. Diego y Rubiela vinieron con nosotros, y creo que todos estamos aburridos.
—¿Quiénes serán las hijas de los amigos de tus papás? —nos interroga Rubiela.
—Solo tienen una hija, las otras son amigas. Bueno, eso me dijeron mis papás —comenta mi hermano.
—Esperemos a ver con qué salen —murmura Diego, dándole golpecitos a la mesa—. Quizás sea nuestro día de conquista.
—En serio que se pasan con tanto interés por unas chicas que seguro ni los van a determinar.
—¡No puede ser! —la voz chillona de Rubiela se hace presente con más fuerza y se levanta muy emocionada. Todos miramos a donde ella corre llena de emoción y nos sorprendemos al ver que a la chica que Rubi se le tira encima es Kiara. Viene acompañada por su hermana, una chica que siempre está con ella y un chico que parece feliz de que Kiara lo traiga abrazado.
Mi hermano se levanta con la misma emoción que mi amiga y Diego no tarda en hacer lo mismo, saludan a las chicas con tanta alegría que parecen amigos de años, y veo que se llevan bien con el chico que viene con ellas. No había visto a Kiara estos días y no pensaba que la vería aquí.
Se dirigen hacia mí y cuando llegan todos me saludan, menos Kiara que parece muy seria. Trato de ignorarla, pero es inevitable dejar de verla si trae un traje de baño que deja ver su cuerpo que para no ser el mejor, es muy bonito y deja mucho que desear.
—Me alegra que sean ustedes las que hayan venido, no sabía que Sacha era hija de los amigos de los señores Steel. Ya no voy a estar sola con estos cavernícolas —Rubi sonríe. Se nota que a Rubiela le caen bien—. La pasaremos muy bien.
—De verdad que estamos destinados para estar todos juntos, mira que nuestros papás se sorprendieron al darse cuenta de que nos conocemos —habla mi hermano sin dejar de ver a Milagros—. Me alegra que estén aquí.
—Ya no seré el único hombre entre estas mujeres, que les cuento, no son nada normales —bromea Daniel y recibe un golpe de las chicas.
—Me gusta que estés aquí —diego le toma la mano a Kiara y ella sonríe—. Bueno, que todos estén.
—Nosotros iremos por algo de tomar —Milagros se levanta—. ¿Vienen, chicos?
—Yo voy con ustedes —Kiara se intenta levantar y Rubiela lo evita.
—No te preocupes, yo te traigo algo de tomar.
Todos se levantan y nos dejan solos, creo que lo de la bebida solo era una excusa para dejarnos solos, y pues no es mala idea. Trato de buscar la mirada de Kiara, pero ella no me mira, así que pongo mi mano sobre la suya haciendo que me mire.
—¿Me estás siguiendo, Kiara Jacksyn? Es mucha casualidad que los dos estemos aquí, ¿no crees?
—No tengo necesidad de seguir a nadie.
Responde con voz suave.
—A tu exnovio lo seguías a todas partes —me fulmina con la mirada—. Solo bromeaba.
—En serio, no dejarás de ser un imbécil.
—Ya me lo habías dicho —sonrío—. ¿No te ha buscado?
—No, desde que terminamos no me ha buscado y supongo que no me necesita.
—Ya verás que te buscará, un hombre no se mete con alguien solo porque sí —miro sus labios que los está mordiendo y los separo. Me mira a los ojos y veo sus lágrimas rodar por sus mejillas, las seco con mis pulgares—. No llores, y tampoco te muerdas el labio porque te puedes lastimar.
—Creo que la única forma que conozco para sacar el dolor es llorando, y no me interesa que te rías de mí.
—No lo estoy haciendo, te he dicho que no me gusta que llores.
—¿Por qué no?
—Preguntas mucho. No me gusta que llores porque te ves horrible, por eso.
—Imbécil —suelta una risita—. ¿Sabes que no me caes tan mal como pensé?
—Tú tampoco me caes mal, pero me sacas de mis casillas y siento que quiero matarte.
Los dos reímos.
—Ya somos dos entonces, Nicolás Steel.
Me le quedo viendo.
—¿Sabes que con suéter se te ven menos senos? —sus mejillas se ponen rojas—. Bueno, en traje de baño también.
—No pues, disculpa por no tener senos grandes como las chicas que te gustan.
—Así me gustas —su boca se abre en sorpresa, y sonríe un poco—. Que me gustas cómo te ves.
—Ah…—hace silencio—. Yo pensé que… nada.
—Pensaste que me gustabas —me rio—. No es así, no me gustas.
—No pensé eso —se defiende.
—Sí lo pensaste. Kiara, te propongo algo.
—¿Algo cómo qué?
—Que dejes de morderte el labio y me dejes hacerlo a mí —los vuelvo a separar—. Te he dicho que lo dejes de hacer y sigues con eso.
—¿Quieres besarme? —pregunta en un susurro.
—Sí. —Respondo con cinismo.
—Pero no nos llevamos bien, y no debemos hacer nada de eso.
—Para besarnos no debemos hablar, solo quiero que me des un beso.
—¿Por qué yo? Una de mis amigas puede hacerlo. Aparte, no me gustas.
—Quiero que lo hagas tú, llevo tiempo sin dar un beso —le confieso—. ¿Me darás el beso sí o no?
Está por responder cuando llegan todos los chicos y hace silencio. No suelo ser así con nadie, pero Kiara causa en mí algo que nadie ha logrado en todo este tiempo, es como si me volviera a sentir vivo con ella a mi lado. Ya sé que la acabo de conocer y no empezamos nada bien, pero creo que Kiara Jacksyn me gusta. Su manera de hacer y decir las cosas me estresa, pero igual me atraen más a ella.
Los chicos proponen ir a la piscina y todos se van, por supuesto yo no puedo, pero Kiara se ofrece a quedarse conmigo en la orilla, mientras me sostiene. Es la primera vez que tener a alguien cerca me hace querer besarla de manera que no he besado a nadie, la única novia que tuve y que pensé que me quería, se fue cuando me pasó lo del accidente. Ni ella lograba causar en mí lo que Kiara con solo semanas ha logrado. Ya sé que la he tratado mal, pero es porque no sé cómo decirle las cosas, y ella está enamorada del imbécil de Aron.
Como si la vida me quisiera dar una lección escucho la voz de mi prima Sofía y cuando volteamos a ver viene con el imbécil de Aron. Los chicos miran a Kiara mientras ella mira a mi prima con su novio, noto cómo sus pupilas se dilatan y si no estoy mal tiene ganas de llorar por lo que está viendo. Creo que es hora que vea que Aron no es para ella.
No tenía la menor idea que mis papás los habían invitado. Sofía se dirige A nosotros junto con el bobo grande de su novio y nos saluda, hace lo mismo con las chicas y con Daniel, ellos saludan con normalidad. Sofía se da cuenta de que Kiara está con nosotros y le da un beso en la mejilla, todos nos miramos las caras porque no sabíamos que ellas se llevaban.
—Kiara, qué placer volver a verte —mira a su novio—. Amor, ven a saludar a tu amiga.
—Hola, Kiara —le extiende la mano y me sorprende que ella no la toma.
—Hola. —Responde en un tono de voz neutro.
—¿Ustedes se conocen? —pregunta Diego.
—Claro que sí, Kiara es amiga de Aron —responde Sofía con una bonita sonrisa—. Lo que no sabía era que ustedes la conocían.
—Sí, claro, amiga… —dice Milagros y Kiara le da una mirada suplicante—. Deberías conocer más a tu novio.
—¿A qué te refieres con eso?
—A nada, no le prestes atención a mi hermana.
El ambiente se vuelve un poco tenso y le pido a los chicos que me ayuden a montar en la silla de ruedas, Kiara se aleja de nosotros sin decir nada y por instinto voy detrás de ella en mi silla de ruedas. Debe sentirse mal por lo que acaba de pasar. Aron es un poco hombre. Mi prima tiene que saber la verdad, pero no en este momento, sería dañarle el paseo a mis papás.
—Kiara Jacksyn—
Todo iba tan bien hasta que escuché la voz de Sofía y cuando volteé a ver estaba con Aron tomados de la mano. Si hubiera sabido que esto pasaría estaría en mi casa. Él me dijo que ya no iríamos al campamento con sus papás, y seguro era porque venía con la que sí es su novia a este lugar.
Lo voy a sacar de mi corazón y no me interesa lo que tenga que hacer, porque Aron quedará fuera de mi vida a como dé lugar. Escucho la puerta sonar y pienso que son las chicas, hasta que veo a Nicolás entrar en su silla de ruedas. No sé qué le pasa conmigo, un día me trata pésimo y al otro me anda diciendo que le dé un beso. Es un idiota igual que todos, solo quiere dañarme la mente.
Me levanto de la cama y seco mis lágrimas.
—Déjame sola, no estoy de ánimo para escuchar tus idioteces.
—Vine a ver cómo estabas —rueda la silla para quedar al lado mío—. No debiste venirte tan afectada, le estás demostrando que te afecta que esté con alguien más.
—¿Qué quieres que haga? Lo quiero y no puedo evitar sentirme mal al verlo con tu prima.
—Sí hay algo que puedes hacer—lo miro confundida—. Dejar que yo haga que lo olvides.
—Has perdido un tornillo —suelto una risita sin ganas—. Los dos somos tan diferentes que estando juntos nos terminaríamos matando.
—Tu mundo y el mío son uno solo, aunque tú no lo quieras ver —toma mi mano—. Acepta que yo te haga olvidarlo. Dame un mes, y si no lo logro puedes volver con él.
—Qué filósofo —me burlo, y me siento en la cama para quedar a su altura—. Esa frase que acabas de decir no te queda, porque tú te has encargado de hacerme menos y no estoy dispuesta a…
Antes de que termine de hablar siento sus labios sobre los míos, mi cuerpo se tensa y siento una corriente recorrer mi cuerpo, y por mucho que quiera apartarme no puedo y termino por corresponder su beso. Mis labios se mueven al compás de los suyos y no sé por qué me está gustando que me bese. Pongo mis brazos alrededor de su cuello mientras me sigue besando, y no puedo negar que el chico besa demasiado bien para ser verdad que lleva mucho tiempo sin besar a alguien.
Comienzo a sentir la falta de oxígeno y me aparto poco a poco, sus labios están muy colorados y supongo que yo estoy igual que él. Acaricia mi rostro y me da una sonrisa, yo no sé qué decir porque todo el tiempo estamos como perros y gatos y ahora terminamos besándonos.
—¿Es por este inválido que no quieres regresar conmigo? —la voz de Aron llega a mis oídos y levanto la mirada. Tiene los puños apretados y no parece nada feliz—. Dime, ¿era por él?
—Qué descaro el tuyo —me levanto para enfrentarlo—. Tienes novia y vienes a reclamarme.
—Porque te quiero, Kiara, pero vengo a buscarte y te encuentro aquí con este imbécil.
—Tuviste una oportunidad conmigo y la desaprovechaste. Me mentiste, Aron —me acerco—. Siempre estuve buscándote y en cada discusión allí estaba yo pensando que era culpable, mientras tú tenías novia y yo era tu diversión.
—Aléjate de Kiara porque te juro que no respondo —amenaza a Nicolás—. Ella me ama a mí, y tarde o temprano regresará conmigo.
—Pero mientras, está conmigo. —Nicolás se ríe—. Tuviste tu oportunidad y la perdiste, ahora está conmigo.
—¿Eso es cierto, Kiara? —me quedo callada—. Terminamos hace poco y ya andas con este.
—Este, como lo llamas, me ha tratado mejor que tú. Déjame en paz.
—Te juro que regresarás a mí —nos mira—. Respóndeme una última cosa, ¿es por este chico que nunca quisiste estar conmigo?
—Si nunca me quise acostar contigo es porque la parte cuerda de mí sabía que solo me querías llevar a la cama —me acerco más—. Lárgate.
—Te amo, Kiara… —toma mis manos—. Puedo perdonar que me hayas mentido, yo sé que tú y este chico se conocen hace tiempo, y quizás tú y él…
—¡Yo y él nada! Nunca estuve con nadie más porque pensaba que tenía al novio perfecto, y terminaste siendo igual que todos.
Lo saco a empujones de la habitación y cuando lo logro me dejo caer por la puerta sin dejar de llorar. Aron es un gran idiota, solo a él se le ocurre que yo estuve con otra persona cuando mis ojos nada más veían por los de él. Nicolás trata de calmarme y cuando lo logra recuerdo que le seguí la corriente en la mentira de que andamos.
—No puedo estar contigo para que Aron crea que lo olvidé, nadie merece ser utilizado.
—Créeme que ser utilizado por ti debe ser un placer —termina por decir y los dos nos quedamos en silencio, nuestras miradas se encuentran por un segundo y me pierdo en la oscuridad de su mirada que siento como si me pidiera a gritos que lo besara y por más que me duela aceptarlo me ha gustado ese beso que me ha dado y puedo decir que es de los mejores besos que me han dado. No sé si aceptar su propuesta de hacerme olvidar a Aron, pero no tengo dudas que me puede enseñar más de una cosa para las que todavía soy una chica inocente.
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Un amor disparejo.
Ficção AdolescenteKiara Jacksyn es una joven estudiante de fisiatría. Es hermosa y su vida es casi perfecta hasta que conoce a Nicolás Steel; un joven con facciones perfectas, pero que tiene el alma oscura. Su manera de ser y tratar a las personas no es la mejor desd...