31. Igual a todos.

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UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 31; Igual a todos.

—Nicolás Steel—

Le doy un grito a mi hermano para que se apure porque hemos quedado en ir a correr un rato para desestresarnos, ya han pasado dos días desde la fiesta de Halloween y he estado en comunicación con Kiara, pero de alguna manera la siento extraña y no ha querido que vaya a su casa, me dijo que no tuvo ningún problema con sus papás, pero me mintió, Milagros le contó a mi hermano la fuerte discusión que tuvieron con sus papás y a él se le salió y me lo contó, se negaba hacerlo, pero logré convencerlo. Salgo de la casa y para mi sorpresa me encuentro de frente con el señor Rubén, lo más seguro es que haya quedado con mi madre.

—Señor Rubén —le extiendo mi mano, pero no la toma, es extraño que se comporte de manera grosera—. Mi madre acaba de salir.

—No vengo buscando a tu madre, con quien necesito hablar es contigo.

Su tono de voz es muy serio.

—Claro, podemos entrar.

—No es necesario, solo vengo a decirte que te alejes de Kiara —lo miro sin entender—. ¿Eres consciente de que está enferma?

—Por supuesto que sí, he estado con ella desde que me enteré de todo, no entiendo por qué quiere que me aleje de ella.

—Kiara siempre ha sido una chica muy tranquila, y no quiero que tú dañes eso, sabes que está enferma y aun así no la llevaste a la casa a una hora decente, pudo tener una crisis, su enfermedad no es cosa de juego —intento hablar y él continúa—. Aléjate de ella si de verdad la amas, no le hace bien estar de fiesta en fiesta contigo y menos si andas consumiendo tus porquerías, ya me enteré de que no andas en buenos pasos.

—No quiero lastimarla y sabe que si me alejo de ella va a sufrir. Usted no tiene derecho a pedirme que me aleje de Kiara, yo la amo.

—No parece, quien ama tiene que hacer sacrificios y tú te estás negando a dejarla sabiendo que no le traes nada bueno, le metes ideas porque sabes que hace todo por ti —da un largo suspiro—. Estás muy joven para entender lo que te estoy pidiendo, pero hazlo por Kiara, tú no le haces bien, lo que pasó hace dos días no puede pasar de nuevo, mi hija no se encuentra muy bien de salud, aunque parezca que está bien.

—Haré lo que me pide, me alejaré de su hija —trato que mi voz no se rompa—. Solo porque la amo es que me voy a alejar, y quizás usted tiene razón en decir que no le hago bien.

—Espero que cumplas con tu palabra. Rómpele el corazón; es la mejor manera de tenerla lejos de ti. Amo a mi hija y por eso hago esto, tú no eres para ella.

Me da una última mirada y camina hasta su auto, evito a toda costa dejar salir mis lágrimas, pero el dolor que siento es mucho más fuerte que todo, me enamoré de Kiara, de su manera de hacer y decir las cosas, pero es cierto que puedo destruirla, mi manera de ser con ella hizo que me quisiera y mi manera de romperle el corazón hará que me odie.

—¿En serio te vas a alejar de Kiara? —miro a mi hermano que aparece de repente y supongo que ha escuchado toda la conversación que tuve con el señor Rubén—. No puedes hacer esa locura, ella te quiere.

—Pero yo le hago daño, no debí pedirle que se quedara conmigo, pudo tener una crisis por mi culpa —seco mis lágrimas—. Haré lo que me ha dicho su padre.

—Eres un cobarde, Kiara es feliz a tu lado, no tienes idea cómo va a sufrir por no estar contigo. En serio me has decepcionado.

—Kiara y yo nunca hemos sido parejos, solo debo romperle el corazón y ya está, la quiero, pero le hago daño y eso es peor.

Me pongo los audífonos y me voy a trotar, mi hermano me sigue en silencio, nada de esto será fácil, pero debo enfrentar mis errores, debía llevar a Kiara a su casa a una buena hora, sin embargo, le pedí que se quedara conmigo, su padre tiene razón cuando dice que no le hago bien a su hija y menos por mi adicción.

«Me dolerá dejarte, pero es lo mejor» Me repito una y otra vez mentalmente lo que debo hacer.

Me siento en una banca después de terminar de correr, parece que se me saldrá el corazón. Mi hermano se sienta a mi lado y está igual de sudado que yo. Tomo de su agua porque yo no traje, se me pasó tomar mi termo.

—¿De verdad la dejarás ir? ¿Le romperás el  corazón? Ella te adora, se le nota cuando te mira, cuando está cerca de ti.

—Es lo mejor para ella.

—Eso es lo que tú crees.

—Si me quedo a su lado le voy a joder la vida y tendrá problemas con sus papás —me seco el sudor de la frente—. No le voy a responder sus llamadas y tampoco sus mensajes, en este momento la única manera que la haría sentir mal es verme con Dulce, pensará que andamos y que por esa razón no le di la cara.

—No lo hagas, Dulce sacará ventaja de esto y te hará caer en sus redes. Quédate con Kiara.

—No voy a cambiar de parecer, debo sacar a Kiara de mi vida.

—La vas a lastimar.

—Justo eso es lo que quiero para que no me deje entrar más a su vida, porque soy tan idiota que puedo volver a buscarla. Yo estoy enamorado de Kiara, pero su salud está por encima de todo, y su padre tuvo tanta razón en lo que me dijo; no soy alguien que su hija merezca, porque le haré daño.

—Qué equivocado estás, ojalá no te pese esta decisión cuando la veas con alguien más.

No había pensado en esa parte, no la quiero ver con nadie más, eso sí no me gustaría. Esto es tan jodido, justo cuando todo va bien debía cometer un error y dañar todo. 

«Ojalá me perdones esto que te haré, pero necesito romperte el corazón para que no vuelvas a mí porque no podré dejarte ir nunca».

—Kiara Jacksyn—

Miro mi móvil y Nicolás nada que me responde los mensajes, llevo días buscándolo en su casa y siempre me dicen que no está, nadie me da razón de él, y aunque le he preguntado a Oscar me saca mil excusas y no termina diciéndome nada, algo está pasando y no puedo estar más con esta duda. Vuelvo a marcarle a Nicolás y ahora el móvil sale apagado, no puedo estar así, quiero ir a buscarlo, pero tengo que ir al hospital por las quimioterapias y no puedo dejar pasar el día. Escucho el grito de mi mamá y bajo corriendo las escaleras, siempre me acompaña a mis quimioterapias porque a veces me pongo muy mal.

Una hora después llegamos al hospital y enseguida me llevan al cuarto donde me hacen las quimioterapias, me sientan en un mueble muy cómodo y me ponen todo lo necesario, empiezan a pasar los minutos y los mareos se van haciendo presentes, esto me pone muy débil, pero todo sea por mi bien. Me quedo en silencio por largos minutos hasta que se termina la tortura y me quedo medio acostada esperando sentirme bien, es horrible estar mareada, pero esto solo lo pueden entender los que padecemos algún tipo de enfermedad. Mi cuerpo comienza a tomar un poco más de fuerza y veo a Brenda en el marco de la puerta, espabilo repetidas veces por si estoy viendo mal, pero sí está aquí, se me sienta al lado y me pasa la mano por el cabello.

—Hola —musito—. No sabía que te iba a encontrar aquí.

—Vine acompañar a mi abuela, tiene cáncer —me sonríe—. ¿Cómo estás?

—Estaba bien hasta que me empezaron estos mareos —trato de sonreír—. ¿Y tú cómo vas con mi hermano?

—Tu hermano es un coqueto con todas, me da rabia que lo siga queriendo —se queda callada—. No le digas que te dije eso.

—Deberías de decírselo, él te quiere y me alegraría verlos juntos —tomo sus manos—. Búscalo y dile que lo quieres, la vida solo da una oportunidad y puede que cuando tú quieras él ya no.

—No puedo, Kiara, no quiero que me lastimen, no otra vez.

—Que nos lastimen hace parte de aprender —le doy una rápida mirada a mi madre que está hablando con la enfermera—. Solo déjate llevar y ya.

—Cariño, ya podemos irnos.

Nos interrumpe mi mamá.

—Debo dejarte, me encantó verte —la abrazo—. Piensa lo que te dije.

—A mí también, cuídate. Lo pensaré, gracias.

Mamá me toma del brazo sin lastimarme y salimos del cuarto donde me hacen las quimioterapias, sé que le dejé la curiosidad a Brenda y creo que ya está bueno de estar evitando a mi hermano, los dos se quieren y merecen estar juntos. Nos subimos al auto en silencio, como no las pasamos últimamente, mamá conduce con rumbo hasta la casa y mis ojos se empiezan a cerrar, me siento muy cansada.

—Más tarde—

Quedé con Sofía de ir al centro comercial, quiere comprarse algunas cosas y me ha pedido ayuda, le pedí a Milagros que viniera conmigo porque no quería venir sola, quedamos en encontrarnos en Panik, una tienda de ropa donde todos van a comprar ahora, es nueva y debo decir que hay ropa hermosa. Escucho mi nombre y veo que es Sofía, sus brazos se mueven hacia arriba para que la veamos, así que vamos a donde ella.

—Por fin llegan —habla mientras nos da un corto abrazo—. Ya estaba sintiéndome incómoda yo aquí sola.

—Hemos llegado para salvarte —le dice Milagros en forma de broma—. Ahora veamos qué compras.

—En serio que por ropa ustedes se vuelven locas —ambas me toman de cada brazo y nos vamos a la sección de vestidos, Sofía comienza a medirse uno por uno y le vamos dando opiniones, es muy linda y todo le queda bien.

Estoy sentada en un pequeño mueble con mi hermana esperando que Sofía salga del vestidor con otro vestido que se está midiendo, pero resulta que el que veo entrando es a Nicolás, me voy a levantar para saludarlo y me detengo cuando veo que viene con Dulce, ella lo toma del brazo y estampa sus labios contra los de él, ahora entiendo por qué no me respondía las llamadas, por qué su negación a verme, y yo como una buena tonta pensando que le había pasado algo cuando él solo estaba pasándola bien con su exnovia o lo que sea suyo.

«Eres igual que todos, Nicolás».

—Chicas, qué tal me queda este ves… —las palabras de Sofía quedan en el aire cuando se da cuenta de que Nicolás está con Dulce, tanto ella como mi hermana me miran la cara y les suplico que no vayan a armar un escándalo—. ¿Nicolás, qué haces con esta chica?

—Esta chica como me llamas tiene nombre, y por si no ves estamos comprando ropa, son cosas que hacen las parejas —Dulce le sonríe. Ella es tan desagradable—. Hola, Kiara, no te había visto.

Ignoro su saludo.

—¿Chicas, nos podemos ir ya?

—¿Irnos? Lo que debemos hacer es partirle la cara a esta hipócrita y a Nicolás por ser tan miserable —mi hermana señala a Nicolás—. Mi hermana sufriendo sin saber de ti y tú muy feliz con esta regalada.

—Yo no le dije que sufriera por mí, ¿o si? —Nicolás mira a mi hermana con una sonrisa—. Es más, nunca le he dicho que me busque, ese es su problema.

—Nicolás —lo reprende Sofía—. No te pases, Kiara no te está haciendo nada.

—Solo estoy hablando con la verdad, ahora no me pidan que le tenga lástima a Kiara porque se va a morir.

Esto me está doliendo.

—Pensé que me querías —las palabras salen de mi boca antes de que yo reaccione y noto la expresión de seriedad que pone Nicolás.

—Nadie quiere a una enferma como tú, si no te he buscado estos días es porque no soporto estar cerca de ti, me estresas, no puedo ser yo estando a tu lado —me mira sin quitar su expresión de seriedad—. Siento mucho decírtelo ahora, pero a la que quiero a mi lado es a Dulce, tú solo fuiste mi pasatiempo para tratar de olvidarla —levanto mi mano para darle una cachetada y me toma la mano—. Ni se te ocurra hacerlo.

—Eres tan imbécil —mi hermana lo empuja—. Vales tan poco para que mi hermana sufra por ti.

—Ya deja de ser tan dramática, era obvio que Nicolás me buscaría a mí, tu hermana es una enferma que no sabe hacer nada bien, ni siquiera fue capaz de retener al chico que ama. Ella no es una chica que valga la pena.

—A Kiara la respetas —Sofía le da una cachetada—. Tú vales tan poco que no mereces nada, si mi primo está contigo es porque no tiene cerebro igual que tú, estúpida.

—No tiene caso esta discusión, chicas —le doy una mirada a Nicolás—. Ojalá ella te haga sentir lo que yo nunca pude.

—Tomaré nota de eso —me guiñe un ojo y no puedo hacer otra cosa que salir casi corriendo de ese lugar, no esperé que esto pasaría, es un cobarde, yo todos estos días pensando que algo malo le había pasado y él muy feliz de la vida con Dulce.

Soy una estúpida por pensar que alguien me podría querer así enferma, primero fue Aron y todos los juzgaron, pero resulta que Nicolás terminó siendo peor, me ha lastimado como no tiene idea, la manera en la que decía las cosas me hizo ver que nunca me quiso, que solo me estaba utilizando y yo de tonta caí en su juego, pero no me sorprende que sea así porque lo conocí siendo un altanero y prepotente, y esas personas así nunca cambian por mucho amor que haya en su corazón. Lo voy a olvidar y le haré ver que esta chica tonta que conoció dejó de existir el día que él decidió ponerle los cuernos con la misma chica que lo lastimó a él hace un par de años

Debo hacer mi vida, dejar mis sentimientos a un lado y seguir como si nada hubiera pasado, aunque mi corazón se haya vuelto añicos por alguien que no vale la pena y que terminó siendo igual a todos.
















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