25. Encuentro sexual.

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UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 25; Encuentro sexual.

—Nicolás Steel—

Siento unos brazos rodear mi cuerpo y miro sobre mi hombro a Dulce, quisiera mil veces que fuera Kiara, pero ella decidió alejarse de mí y respeto su decisión, no he regresado con Dulce porque no está en mis planes, pero ella es la única que puede darme lo que me lleva a otro mundo y me hace olvidar de mis problemas. Mis papás ni cuenta se dan que regresé a lo mismo por estar trabajando y mi hermano que es el único que me dice las cosas lo ignoro porque no quiero estar discutiendo con él. Lo único que me hacía sentir vivo era Kiara, pero no estamos juntos porque ella dejó de quererme, o quizás nunca me quiso.

Dulce me hace que la mire y sus ojos negros se centran en los míos, ya no siento el mismo amor que alguna vez sentí por ella porque no me saco de la cabeza la manera tan atroz en que me terminó aquella vez cuando se enteró de que no podía caminar.

—Vamos al centro comercial, no quiero seguir encerrada —se sienta en mi cama.

—Qué pereza salir —me tiro en la cama, se me sube encima, pero automáticamente la bajo—. No hagas eso, no me gusta.

—Antes no decías eso —me sonríe—. No le veo nada de malo que lo hagamos.

—No te deseo, Dulce, y mejor vamos al centro comercial, me doy una ducha y nos vamos.

—¿Me dejas bañar contigo?

Muerde su labio de manera sexy.

—No. —Respondo de manera simple y me voy al baño.

He tenido oportunidad de tener sexo con Dulce, no deja de insinuarse en cada oportunidad, pero no la deseo, ya no causa nada en mí y es mejor estar así. Me doy una ducha bastante corta y me visto con una bermuda negra, suéter rojo, zapatos negros y dejo mi cabello alborotado, le hago señas a Dulce para irnos y me mira de manera traviesa, la ignoro y salgo de la habitación.

Busco mi auto y me pongo en marcha para llegar rápido al centro comercial, la verdad, no sé para qué acepté venir, no somos pareja y no sé a dónde llevarla, con Kiara era diferente porque todo me nacía, pero con Dulce no, solo estoy con ella por lo que puede darme. Llegamos al centro comercial y nos bajamos del auto, me toma de la mano y se la quito, pero me toma del brazo y comenzamos a caminar.

—¿Qué te parece si vamos al cine primero?

—Como tú digas está bien —me hago el desentendido.

—Nunca opinas en nada, ya me estás estresando.

—No tiene caso hacerlo, cuando opino ya tú has escogido todo, y para qué perder el tiempo.

Seguimos hasta comprar las boletas y entramos, miramos las sillas que nos han tocado, pero gracias al cielo no nos ha tocado juntos, Dulce va en las sillas de adelante, pensé que nos tocaría juntos, pero hoy como que todo es un desastre. Después de una pequeña discusión se va a la silla que le ha tocado y yo busco la mía, para mi sorpresa la chica que está sentada a mi lado es Kiara, que ya ha notado mi presencia, no sé qué decirle, así que mejor la ignoro.

Quiero no mirarla, pero puedo sentir su mirada, me doy cuenta de que está con los chicos que están sentados del otro lado, no sabía que venían al cine porque no me convidaron, pero seguro no querían que Kiara se sintiera incómoda. Trato de concentrarme en la película y no puedo, las ganas de mirar a Kiara me están ganando, con disimulo empiezo a mirarla, no importa que traiga el cabello corto y esté más delgada, sigue siendo hermosa, no sé por qué se lo cortó si tenía una cabellera hermosa. Me doy cuenta de que mi hermano y todos los demás se han cortado el cabello, quién sabe por qué lo habrán hecho. Es increíble que la siga queriendo después de que ella hace como si nada estuviera pasando, se ve tranquila y me jode que yo me esté muriendo en vida mientras ella está muy feliz.

Regreso la mirada a la pantalla y veo que los dos protagonistas de la película se están besando, mi mente trae imágenes de cada vez que besé a Kiara y de cómo fue nuestro primer beso, la chica besa muy bien. Muevo mi cabeza un poco para sacar esos pensamientos que solo me hacen daño, quiero tomar a Kiara y besarla, besarla como no lo he hecho en mucho tiempo.

Se levanta de su puesto y pasa por mi lado sin mirarme, la sigo con la mirada y sé que va al baño, me niego a seguirla, pero mis ganas de estar a solas con ella me ganan y la sigo, no sé cómo carajos hace para que yo la quiera tanto. Entro al baño de mujeres y la veo echándose agua en la cara, parece que verme le ha afectado, levanta la mirada y al verme da un pequeño salto, le pongo seguro a la puerta y doy dos largos pasos hasta tenerla de frente, es mucho más bajita que yo, pero igual me encanta.

—Es el baño de las chicas —balbucea y retrocede. Me muevo a su paso y justo cuando pega contra la pared sonrío—. ¿Qué pretendes?

—Estar contigo —me mira como si estuviera nerviosa—. ¿No me digas que estás tan nerviosa porque estamos así de cerca?

—Déjate de payasadas, llevas semanas ignorándome y ahora me sales con que quieres estar conmigo —intenta moverse y lo evito—. Déjame ir o comienzo a gritar.

—¿Y si gritas con mis embestidas? —su cara se pone roja y no evito reír—. Estamos solos, no creo que nos interrumpan.

—No estaré contigo, ni siquiera siento nada por ti para dejarme… —se queda en silencio cuando comienzo a subir mi mano por encima de su vestido—. No, Nicolás.

—Has dicho que no sientes nada por mí, quería comprobar.

Se escucha el ruido de la puerta y antes de que la abran meto a Kiara en uno de los cubículos, le pongo la mano en la boca para que no hable porque conociéndola termina por gritar, al parecer se dieron cuenta de que la puerta estaba con seguro y por eso la abrieron, pero eso no va a dañar mis planes.

—Te voy a quitar la mano de la boca, pero no vas a gritar, y si lo haces les digo a todos que estábamos teniendo sexo aquí.

—No serías capaz —me dice en voz baja.

—Pruébame —la reto y muerde su labio con un poco de rabia—. Calladita te ves más hermosa de lo que ya estás.

—Eres tan fastidioso —la pego a mí cuando trata de alejarse—. Suéltame.

—No. Eres hermosa cuando te enfadas, pero lo eres al doble cuando sonríes.

Se queda en silencio, puedo escuchar su respiración acelerada, igual que la mía, trata de esquivar mi mirada y logro que me mire, baja la mirada a mis labios por unos segundos y sonrío sin saber lo que pasa por su cabecita.

—¿Me quieres besar? —suelto de repente y se le escapa una risita—. No has dejado de verme los labios, y eso solo pasa cuando quieren besar a uno.

—Dices puras babosadas, pero esta vez tienes razón, quiero… —antes de que termine de hablar la empiezo a besar, pone sus manos en mi cuello para seguirme.

—Quiero estar contigo, no me importa el lugar.

—Entonces que sea aquí.

[…]

Miro las bragas de Kiara en el piso, están rotas. Nunca nos controlamos.

—Te compraré unas —ambos reímos y me acomodo—. Es que me ganaron las ganas de estar contigo.

—Se nota —se ríe y se pone su vestido—. ¿Puedes salir un momento? Voy a secarme, no quiero que me vean así.

Me muestra sus piernas y está toda húmeda, le doy un beso y salgo a esperarla. Hay una chica retocándose el maquillaje y al verme sale casi corriendo, espero a Kiara por unos segundos hasta que aparece, se echa un poco de agua en la cara y después me mira, está seria, pero no está enfadada, se le nota en la manera que me mira.

—Pasemos el resto de la tarde juntos —le ofrezco y se niega—. Ándale, no seas mala.

—Vine con los chicos, no los voy a dejar solos, y tú seguro no estás aquí solo, ¿o si?

—No, pero podemos escaparnos —la abrazo—. Solo una tarde juntos y ya, no es nada del otro mundo.

—En este momento no puedo, Nicolás —intento hablar y me pone uno de sus dedos en los labios—. Pero mañana podemos pasar el día juntos.

—¿Lo dices en serio? —asiente—. ¿Paso por ti a tu casa?

—Sí, pero ahora salgamos de aquí.

—Creo que deberíamos salir a comprarte ropa interior, claro, si te quedaras conmigo desde ahora no hubiera necesidad que te las pusieras —suelta una risita—. Lo digo en serio.

—Deberían de mandarme para la quinta porra por esto, pero me quedaré contigo hoy y el día de mañana, no más.

—Me parece bien —le doy un beso—. Ahora sí salgamos de aquí.

—Debo de avisarle a los chicos que me iré.

—Yo después le escribo a mi hermano para que no se preocupen por ti.

Salimos del baño y nos toca salir por la puerta de atrás porque obvio no nos dejarán salir cuando la película no se ha terminado. Estar con Kiara es lo único que me hace sentir bien, pero sé que solo será por lo que resta de la tarde y el día de mañana.

Logramos salir y me suelta la mano, saca su móvil no sé de dónde y la veo escribir, quiero preguntarle a quién le escribe con una sonrisa en sus labios, pero me detengo, quizás ya consiguió a alguien mejor para pasar su vida. Caminamos hasta mi auto y se sube, hago lo mismo y me pongo en marcha, la llevaré a mi casa y allá podremos ver la película que ella quiera o que nos guste a los dos, ya sé que no debí dejar a Dulce sola, pero por Kiara soy capaz de lo que sea, me interesa más que cualquier persona.

Noto su incomodidad en el asiento y sonrío sin que me vea, debe estar así porque no lleva ropa interior, creo que no debí romperle su ropa interior, pero me dejé ganar por mis ganas de sentir su cuerpo junto al mío como si fuera uno solo. Después de casi media hora llegamos a casa, mis papás no están como de costumbre, así que tenemos la casa sola.

—Vamos a mi habitación —le extiendo la mano para que la tome, pero me mira dudosa—. No te pienso hacer nada que no quieras.

—¿Tus papás están? No quiero que piensen mal de mí.

—Están trabajando, tenemos la casa solo para los dos, y mis papás te adoran, nunca pensarían nada malo de ti.

Con cautela toma mi mano y subimos las escaleras hasta mi habitación, se sienta en la cama y mira hacia todos lados con curiosidad.

—Tienes una vista hermosa.

—Sí, de hecho, mi habitación tiene mejor vista que todas —me siento a su lado—. Iré por unas cosas y ya regreso.

—¿Me dejarás sola? No quiero que venga tu mamá y me vea aquí.

—Iré a la tienda de ropa que está aquí mismo, te compraré algo más cómodo. Si quieres te puedes dar una ducha y ponerte una de mis camisas, pero también puedes esperarme y nos duchamos juntos.

—Me ducho sola —se levanta—. No te vayas a demorar, no quiero estar sola.

—Ya sé que no puedes vivir sin mí, pero para que veas que te sigo queriendo no me voy a tardar —recibo un golpe en mi brazo de su parte.

—No seas payaso, Nicolás, y mejor vete.

—¡Ya regreso! —grito cuando estoy fuera de la habitación, no sé cómo una chica me puede gustar tanto, Kiara es preciosa en todo el sentido de la palabra y no lo digo porque estoy enamorado de ella, solo sé aceptar que a pesar de todo lo malo que ha pasado es hermosa, nadie es perfecto y eso es lo que nos hace únicos.

Llego a la tienda de ropa y me voy a la sección de chicas, miro la ropa interior y hay unas muy sexis, le escojo unas de conjunto color rojo que son completamente de encajes, tomo dos pares de esas y me voy a donde están las pijamas, de igual manera tomo dos pares y luego me voy a donde están los jeans y escojo unos de su talla y también un suéter blanco sin ningún dibujo, creo que con esto ya está. Me acerco a la caja registradora y cancelo la cuenta, ya me imagino la cara de Kiara cuando vea la ropa interior que le he comprado, me va a matar, sé que le quedarán lindas, pero cuando se las esté quitando se le verán mucho mejor.

«Te verás tan sexy, mi Kiara».

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