33. Cállate y baila.

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UN AMOR DISPAREJO

Capítulo 33; Cállate y baila.

—Nicolás Steel—

Miro a Kiara reírse a carcajadas con el chico que ha cantado hace unas horas, se la ha pasado bailando, incluso él la besó y ella pareció gustarle porque sigue pegada a él. Quise partirle la cara a ese chico, pero mi hermano conoció mis intenciones y me detuvo, ya sé que la manera de apartarla de mí no fue la mejor, pero lo hice por ella y me duele verla tan feliz con alguien que no soy yo.

Decidí venir con Dulce porque ella me lo pidió y ante todos somos novios cuando en realidad no tenemos nada, se ha portado bien conmigo y no niego que hemos estado juntos, pero cada vez que estoy con ella la única que está en mi mente es Kiara, la amo y a pesar de no estar juntos quisiera correr a sus brazos y decirle que la amo. Ya casi es fin de año y me gustaría pasarlo junto con Kiara, pero seguro tiene cosas mejores que hacer.

Desde que llegué y la vi mi corazón se aceleró, se ve hermosa y creo que ni ella se ha dado cuenta cómo todos la miran por lo sencilla y hermosa que es. He estado pendiente a su tratamiento sin que ella lo sepa, mi prima Sofía me cuenta cómo va mi Kiara con sus quimioterapias, le conté todo a mi prima porque no quería estar mal con ella, por supuesto piensa igual a mi hermano que debo estar con Kiara, pero ella está muy feliz sin mí y creo que es lo mejor.

—Te estoy hablando —la voz de Dulce me hace reaccionar—. Estás muy distraído.

—Lo siento, ¿qué me decías?

—Que tu adorada Kiara parece muy feliz con su nueva conquista, que a decir verdad, es un moreno muy guapo —me sonríe—. Supongo que tienen algo, ¿viste que se besaron?

—Sí, se ve muy feliz —trato de sonar indiferente.

—Qué genio tienes —se levanta—. Voy al baño, ¿me acompañas?

—Te espero aquí

Me da un beso y se va en dirección al baño, miro a Kiara desde mi mesa y está sola, mi hermano y Milagros están bailando, sus papás igual y Josiah con Brenda también que me saludó hace un rato.

—Sácala a bailar —me giro a ver a mi mamá—. Aprovecha que está sola, te la pueden ganar y hoy se ve más hermosa que nunca.

—Estás como malita de la cabeza, me dejará con la mano estirada, no sabes el genio que se carga esa chica. Y ya no me interesa bailar con ella.

—Yo que iba a decirte algo que te mandó a decir, pero como ya no te interesa.

—¿Qué me mandó a decir? —pregunto con una sonrisa y mi madre se ríe—. Eres una mentirosa, mamá.

—Y tú eres un miedoso —me levanta de la silla—. Ya vez donde ella, deja de ser tan lento.

Reniego un poco hasta que termino por ir, Kiara siente mi presencia y levanta la mirada, por primera vez no sé qué hacer, ella se ve tranquila y esta vez me intimida a mí.

—¿Quieres bailar?

Le doy mi mano para que la tome y me mira con total seriedad, pienso que me dejará con la mano estirada, pero no lo hace, su mano contra la mía se siente tan bien, estamos hechos tan disparejos, pero tan parecidos a la vez. Un grupo de vallenato ha llegado y veo que todos están emocionados, rodeo con mi brazo la cintura de Kiara dejándola cerca de mí, ella posiciona sus brazos en mi cuello y aprovecho para poner mi otra mano en su cintura y así dejarla más cerca de mí. La canción que están tocando es un vallenato que habla sobre las personas que se quieren, pero no están juntas y es como si este momento solo fuera el nuestro. Kiara baila muy tranquila mientras yo estoy nervioso y sin saber qué carajos decir para romper el hielo.

—Estás muy hermosa.

—Cállate y baila —responde en un tono hostil—. Si acepté bailar contigo fue porque nos estaban mirando y no quería hacerte pasar vergüenza.

—Pensé que lo hacías porque me seguías queriendo —bufa con molestia—. Qué alivio que no sea así porque los dos no podemos estar juntos.

—Claro, qué dirá tu novia —sonríe para disimular los celos que puedo notar.

—¿Por qué lo besaste?

Seguimos bailando.

—¿Por qué la besas? —me responde con otra pregunta y me quedo callado—. Habla.

—Porque es mi novia y la quiero —le miento—. Claro que si quieres nosotros también podemos besarnos sin compromiso.

—Qué descarado eres —suelta una risita seca—. No soy plato de segunda mesa de nadie.

—Claro, se me olvidaba que ahora que me conseguiste reemplazo no tienes ojos para más nadie —esta vez me rio yo para ocultar mis celos—. ¿Besa mejor que yo?

—La verdad no lo sé, es que ya sé me olvidó cómo besas, las cosas sin importancia se olvidan rápido.

Justo en mi orgullo.

—Si quieres te lo recuerdo —aprieto su trasero haciéndola dar un pequeño salto, sonrío y siento un pellizco en mi abdomen—. Oye, no te pases.

—No te pases tú —intenta irse, pero la tomo del brazo para que regrese, trato de besarla y me da una cachetada haciendo que todos nos miren, pero sin importar eso la tomo del brazo y la saco del evento, las personas nos miran sin entender qué pasa y no me importa que nos vean juntos.

—¡¿Qué te pasa?! —me grita dándome leves golpes en el pecho y la tomo de sus muñecas.

—No quiero que estés cerca de ese chico, lo acabas de conocer, no sabes si es bueno para ti.

—Tú no eras bueno para mí y, sin embargo, te dejé entrar a mi vida —musita con la mirada en el piso—. Déjame en paz, estos dos meses sin ti han sido los mejores.

—Kiara, yo…

—Tú nada —me interrumpe—. Te voy a decir algo y no lo voy a repetir; déjame en paz, ¿decidiste regresar con Dulce? Pues felicitaciones, pero a mí ya deja de joderme la vida porque me estás cansando.

—Está bien. Solo respóndeme una última pregunta antes de irte; ¿te gustó ese beso que te dio el chico de la fiesta?

—Kiara —nos interrumpe el chico de la fiesta, la mira con una sonrisa y luego a mí con seriedad—. Vamos adentro, tus papás te están buscando.

—Vamos —le sonríe, y luego me mira—. Ya sabes, no me jodas más la vida, me lastimaste y no te voy a perdonar haber jugado conmigo.

Toma del brazo a ese chico que deseo golpearlo con todas las fuerzas que tenga, la he perdido y pensé que podía recuperarla, pero veo que lo que empezó entre nosotros ya quedó en el pasado para ella.

«Te perdí, mi Kiara, te perdí» Mando un puño al aire lleno de frustración.

—Kiara Jacksyn—

Detesto a la gente que piensa que puede tirarte cuando le da la gana y buscarte cuando desea, Nicolás es un egoísta, piensa que por querer tenerme en sus brazos voy a estar con él de nuevo, se equivocó, tengo dignidad y no pienso dar un paso atrás, lo quiero, pero me ha lastimado y no quiero regresar a lo mismo porque será peor para mí.

Sin importar que Thomas esté a mi lado dejo que las lágrimas salgan, me duele esto que está pasando con Nicolás, me abraza y dejo mi cabeza pegada en su pecho, no sé qué tiene que me hace sentir tan protegida y me agrada sentirme así de bien con él, me aparta con cuidado y seca mis lágrimas que han vuelto a salir.

—¿Es él, cierto? ¿Es el chico que te lastimó?

—Sí —susurro—. No lo quiero cerca de mí.

—Te cuidaré esta noche —me hace sonreír—. Ya sé que apenas tenemos horas de conocernos, pero es un buen comienzo.

—Gracias —lo abrazo—. En serio que eres un lindo.

—Tú lo eres, pequeña —me toma de la mano y nos vamos a donde está mi familia y nos sentamos, al parecer Thomas se lleva bien con todos porque ha estado hablando con ellos desde que está conmigo—. Deberíamos ir a playa mañana, chicas.

—Me parece buena idea —Brenda se mete un pedazo de hielo en la boca.

—¿Podemos ir? —le pregunto a papá.

—Por supuesto que sí pueden ir.

Nos da una sonrisa y Milagros lo abraza.

—¡Eres el mejor! —mamá la mira con una ceja levantada—. Los dos lo son.

—Bien, mañana iremos —comenta Oscar—. Podemos invitar a nuestros amigos también.

—Después que no vaya tu hermano todo está bien —todos me miran—. Solo digo la verdad.

—Ok, entonces mañana nos vemos —Thomas se levanta—. Debo irme ya, me encantó conocerte, Kiara, igual a ustedes, chicos.

—No quisiera que te fueras —lo abrazo—. Por lo menos mañana nos vemos, ya tienes mi número y sabes dónde vivo.

—Chao, guapo.

Le dice mi hermana con una sonrisa y recibe un codazo de Oscar que nos hace reír a todos, Thomas se va a donde sus padres con una sonrisa y me guiñe el ojo antes de irse.

—¡Le gustaste al moreno! —chilla Brenda con emoción.

—Claro que no, fue lindo conmigo porque le caí bien.

—Sí, claro. ¡Lo dejaste matado! —mi hermano se ríe.

—Ese chico está muy guapo, aparte, es agradable, ya tienes con quién pasar veinticuatro y treinta y uno de diciembre, hermanita.

—Ya dejen de molestar —me hago una coleta porque me molesta el cabello en mis hombros, hace mucha calor, la curiosidad me gana y miro hacia donde está Nicolás, la señora Steel se da cuenta y me da una sonrisa, la verdad nos llevamos muy bien, pero lástima que su hijo sea un completo imbécil.

«El imbécil que te trae loca» Me recuerda mi subconsciente y decido ignorarlo porque no me ayuda en nada.

Decido divertirme con mi familia, es diciembre y siempre lo he considerado el mejor mes, porque podemos estar en familia, hacer fogatas y muchas cosas que a veces no tenemos tiempo de hacerlas, debo olvidar lo malo y empezar a construir lo bueno porque es lo que me hará crecer como persona, la vida nos da oportunidades y debo aprovecharla como tiene que ser y nada mejor que estar con los míos y pensar que personas nuevas llegarán a mi vida, por ejemplo, Thomas.

«Veamos qué viene para mi vida llena de sorpresas».

Un amor disparejo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora