UN AMOR DISPAREJO
Capítulo 26; La verdad.
—Kiara Jacksyn—
Miro la ropa que me ha traído Nicolás y no tardo en negarme a ponerme eso, me ha traído ropa interior de encajes, demasiado sexy para mi gusto, la pijama es muy corta y de seguro se me verá hasta el alma, no sé qué estaba pensando cuando me compró eso, yo no suelo andar con ropa tan sexy, creo que no es mi estilo.
—¿Qué carajos estabas pensando cuando me compraste esto? —le muestro la ropa interior y mira hacia otro lado para no reír—. Eso no me tapará nada.
—Esa es la idea —no aguanta la risa y la suelta—. Era lo único que había de tu talla, aparte, no te iba a dejar desnuda toda la noche, claro, sería un privilegio.
—Sí, claro, yo soy boba y te creo que únicamente había una braga que no me tapa nada y un sostén que deja ver mis senos —se los tiro encima—. Eres un morboso.
—Ya me lo han dicho —me tira un beso—. Mira que puedes quedarte con ese suéter, te hace ver muy sexy —se me acerca y retrocedo—. Deja el miedo.
—No es miedo, solo que me estás demostrando lo atrevido que puedes ser.
—¿Y te gusta?
—Mejor me voy a terminar de vestir.
Me ruedo y al momento de hacerlo ruedo el espejo de Nicolás haciendo que de la parte de atrás se caiga una diminuta bolsa donde hay unos cigarros de marihuana, tomo la bolsa en mis manos y miro decepcionada a Nicolás.
—¿Qué demonios es esto?
—No son míos, me los dieron a guardar —me quita la bolsa y la deja a un lado—. Es de unos amigos.
—No me mientas, esa porquería es tuya, ¿acaso ya se te olvidó lo que pasó la última vez que consumiste esa basura? Pues yo te lo voy a recordar; terminaste en una maldita silla de ruedas y solo —me paso la mano por la cara—. Eso no te va a traer nada bueno.
—Te dije que no son míos, ni siquiera consumo —trata de tomarme las manos y lo alejo—. Kiara.
—Kiara nada, ¿desde cuándo te metes esas porquerías? —se queda callado—. Me dices o le cuento todo a tus papás.
—Desde que terminamos —se sienta en la cama y se pasa la mano por el cabello, parece triste—. Es la única manera de salir del mundo real.
—No es la única manera —me pongo de rodillas frente a él y hago que me mire—. Las drogas no traen nada bueno, te pueden llevar a caminos que no son los mejores.
—Ya es tarde para mí.
—Nunca es tarde cuando se tiene ganas de salir adelante —lo levanto y le doy un abrazo—. Yo te ayudaré a dejar todo eso que te hace daño, recuerda que una vez te costó lágrimas salir de allí y terminaste mal.
Me mira con sus ojos nublados por las lágrimas y no evito abrazarlo, no quiero que vuelva a lo mismo, no estoy dispuesta a verlo caer tan bajo solo porque tiene tanto dolor acumulado. Cuando decidí alejarme fue porque quería verlo bien, no verlo tan mal y metido en este mundo lleno de drogas, ya pasó por esto una vez y fue cuando llegó a mi vida, no empezamos bien, pero construimos muchos momentos bonitos juntos y no dejaré que se vuelvan polvo por no estar juntos a él.
Se escucha el timbre de la puerta y Nicolás seca sus lágrimas con rapidez.
—Veré quién es y regreso enseguida —me sonríe—. Gracias por querer sacarme de esto, aunque sea casi imposible.
—Nada es imposible —le digo antes de que salga a ver quién ha venido.
Me siento en la cama y no puedo creer que Nicolás haya vuelto a consumir solo porque yo decidí alejarlo de mi lado, nunca fue mi intención hacerlo sufrir de esta manera y menos que regresara donde nunca sacó nada bueno.

ESTÁS LEYENDO
Un amor disparejo.
Teen FictionKiara Jacksyn es una joven estudiante de fisiatría. Es hermosa y su vida es casi perfecta hasta que conoce a Nicolás Steel; un joven con facciones perfectas, pero que tiene el alma oscura. Su manera de ser y tratar a las personas no es la mejor desd...