LOS CLÁSICOS AÚN PERDURAN
Estaban a las orillas del río Sena. Eran casi la media noche. Pero para ellos aquello no importaba, sólo estaban allí, disfrutando de la compañía del otro en un lindo silencio mientras oían el agua correr. La chica estaba sentada entre las piernas de él recargando su cuerpo levemente al pecho masculino mientras que el chico la envolvía a ella entre sus brazos para abrazarla, recargando su barbilla en el hombro de ella.
El rubio movió su cabeza para dar un ligero beso en la parte trasera del cabello de ella, el cual se había tomado la molestia de soltar a pesar de las negaciones de ella, a la vez que se embriagaba por el dulce aroma que éste tenía.
—¿Princesa?—. Habló él llamando la atención de ella.
—¿Sí Chat?—. Cuestionó la Dupain-Cheng, sin despegar su vista del cielo lleno de estrellas.
—Creo que ya es hora de que te lleve a tu casa, se hace tarde y estás que te duermes.
—No es...—. Marinette iba a llevarle la contraria a Chat Noir, pero un bostezo se interpuso en sus palabras. —Cierto...
—Sí, claro, lo que digas.
El rubio tomó a la adormilada chica entre sus brazos para llevarla de regreso a su casa acomodándose ella en el pecho de él y usarlo de almohada, pero pronto pasó que el zapato de la azabache resbaló de su pie para caer a suelo, por poco y cae en el río debido a que lo arrastró un poco el viento.
—Mi zapato—. Advirtió Marinette.
La Dupain-Cheng fue bajada por el superhéroe y éste fue a recoger el zapato rosado de la ojiazul. Cuando lo tuvo en sus manos e iba a entregarlo a su dueña, se le ocurrió una pequeña idea. Así que cuando estuvo frente a Marinette la miró con diversión plasmada en su rostro.
—Yo, el Príncipe Chat Noir, vengo en busca de la doncella dueña de ésta zapatilla con el fin de que al encontrarla, pueda hacerla mi novia—. Dijo el ojiverde.
—Bueno su alteza—. Habló Marinette haciendo una reverencia al "príncipe". —He de decirle que he perdido una de mis zapatillas, no sé si será aquella que usted tiene, pero no estaría mal hacer una prueba para verificar.
—Con su permiso bella dama.
Chat Noir se agachó para tomar el pie descalzo de Marinette y ponerle su zapato, quedándole obviamente a la perfección.
—Me parece que eres tú a quien busco—. Dijo el rubio una vez el zapato estaba en su lugar. Se levantó y vio a la azabache una con ternura. —A quien por un largo tiempo he estado buscando, y que ahora deseo que te conviertas en la persona que esté a mi lado como mi novia.
—Okey Chat, ya para con el teatro de verdad tengo sueño.
—Lo último no fue parte del teatro, Princesa.
—¿Eh?
—Te lo digo enserio Marinette... ¿Quisieras ser mi novia?
Un pequeño silencio se hizo presente entre ambos adolescentes, donde luego la chica apartó algo nerviosa y sonrojada la mirada.
—Llévame a casa Gatito, ya es tarde—. Le dijo en un susurro.
El muchacho resopló entristecido y volvió a tomar a la muchacha en sus brazos para llevarla a su hogar rápidamente y huir, no queriendo que ella viera su tristeza al ser rechazado por no ser correspondido.
—Chat Noir, casi lo olvido—. Dijo ella repentinamente.
—¿Qué cosa?—. Preguntó él con su voz apagada.
—Darte un "sí quiero"—. Respondió Marinette dándole al héroe un beso en su mejilla. —Porque sí quiero ser tu novia, mi Purrrincipe.
Y la expresión de tristeza de Chat Noir, se convirtió de a poco en una de felicidad genuina.
.
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Saben, al escribir esto, cuando escribí la parte de:
—Okey Chat, ya para con el teatro de verdad tengo sueño.
En realidad escribí:
—Okey Chat, ya para con el teatro de verdad tengo hambre.
Creo que debo buscar algo que comer.
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El Caballero Negro y su Princesa
FanfictionDos adolescentes que se conocieron por una situación peculiar. Dos adolescentes que son opuestos, pero juntos hacen una gran dupla. Dos adolescentes que se reunen en una habitación rosa, cuyas paredes guardan mil y un secretos de ambos. Un Caballero...