Capítulo 16

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El 19 de octubre, un día poco importante para la mayoría de la gente.

Pero para mí es el día de Eikko y de Sky.

Es decir, nuestro cumpleaños.

Mi hermano y yo para celebrarlo solíamos hacer una videollamada con los demás miembros de la familia o si podía yo iba a visitarle.

Pero ese día tenía que trabajar, y no tenía el día libre pues era un día el en el que les haríamos las pruebas a los reclutas para ver si estaban preparados par la siguiente "fase" como nos gustaba llamarla.

Me levanté y como un día normal, aun sabiendo que no lo era me puse el uniforme y bajé a desayunar.

En la mesa estaban como siempre Matías y Jonathan.

La verdad es que a veces me preguntaba como todos eran tan rápidos.

Me senté y saludé por lo bajo a Jonathan que hablaba por teléfono.

Después de un rato a mi lado se sentó Chantal.

—Hola reina del momento —saludó mi amiga a la que enseguida mandamos a callar.

Poco después Jonathan dejó de hablar.

—¿Pasa algo? —pregunté al ver que todos me miraban.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamaron a la vez.

—Gracias —dije yo riendo al darme cuenta de la situación.

—Hay algo... que debes ver y que puede que te arruine un poco el momento.

Sacó su teléfono y me mostró una noticia de una revista: en ella aparecíamos Abelino y yo en la noria besándonos.

Yo no dije nada, estaba petrificada, no tenía palabras para explicar como se sentía que todo el mundo pudiese ver con quien salías, que tu intimidad hubiese zarpado en un barco.

Me dio vergüenza, a veces, y sobre todo en cuestiones amorosas soy muy reservada, ni siquiera yo y Adam nos besábamos mucho en público por mi pena. A él no le importaba, así que cada vez me empezó a importar menos, pero de ahí a que lo viese cualquier persona del mundo y lo comentase había un trecho.

Entonces me di cuenta de cual había sido el problema. Abel al subir a la noria pensando que nadie lo reconocería se había quitado las gafas de payaso dejando su cara a la vista.

—Sky sí que te has quedado muda —dijo Matías.

—Cállate Matías —le reprochó Jonathan —si te hace sentir mejor antes había paparazzis en la puerta pero los han echado. Los del ejército imponen.

—¿Como me iba eso a hacer sentir mejor? —pregunté pero se quedó callado.

—Mira por lo menos ahora eres famosa —dijo Chantal —creo que eso no te ayuda.

—Sky, ¿estás bien? —preguntó Matías —sé que te gusta la privacidad en cuanto a cuestiones amorosas se refiere.

—Ya... y ahora todo el mundo puede ver lo que hice y ni siquiera sé si eso va en serio o si solo fue un beso, pero lo peor es que ha pasado muy poco desde la muerte de Adam y yo ya me he besado con otro, y...

—Tranquila —dijo Chantal poniéndome las manos sobre los hombros —es normal que te intereses en otra gente, al fin y al cabo Adam ya no está y tienes que aceptarlo.

En ese momento me acordé de lo que le había dicho a Zach aquella vez comiendo helado y me apresuré a buscar mi teléfono.

Subí a mi habitación y lo cogí. Lo encendí y vi que tenía como 15 llamadas perdidas de Abelino y un par de mensajes de mi hermano.

No me puse a leer los mensajes porque no me apetecía dar explicaciones, esperaba que la noticia de mi supuesto noviazgo con el príncipe les llegase a mis conocidos con retraso así que opté por dejar el teléfono y volver al comedor.

Pero justo cuando iba caminando por el pasillo el Teniente Sorní me llamó para que le acompañase al despacho del Mariscal Bravo.

Supuse que la razón de la reunión era por lo de los paparazzis y no para felicitarme por mi trabajo o darme una palmadita en la espalda.

*****

—Comandante Castillo espero que lo solucione pronto, no podemos tener a esos fotógrafos rondando a un miembro de nuestro ejército —dijo el Mariscal.

—Sí señor, así lo haré —"o eso intentaré" pensé.

—Puede retirarse.

Salí de la habitación deseando que todo aquello no fuera verdad. Definitivamente lo de haber besado al príncipe había sido una mala decisión.

Una militar de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora