Pronto me mudaría, ya no viviría mas en la base ni me llamarían Comandante, y si lo fuesen a hacer sería con un "ex" delante.
Estaba nerviosa, dentro de un par de días sería la fiesta para anunciar y celebrar mi compromiso lo cual no me alegraba. Quería casarme, pero no quería tener que asistir a una fiesta lujosa, mucho menos a uan en la que hubiese periodistas y, en la que como me había dicho Abelino previamente seguramente estarían pendientes de mi todo el tiempo he incluso intentarían entrevistarme.
Llegué al castillo, había quedado con Melany para escoger mi atuendo para ese día, ya me había insistido tanto que no había tenido más remedio que aceptar. Esa clase de cosas no me interesan y no les presto demasiada atención, pero como era obvio en un evento así a la gente si le importaba, sobre todo si iba a salir en las revistas.
Por un momento se me vino una sensación de miedo y a la vez nerviosismo, en el tiempo que llevaban saliendo nunca me habían hecho una entrevista, en las revistas solo habían hablado de mí pero nunca había sido un contacto directo con el mundo de la farándula, que como me habían dicho seguramente ocurriría tarde o temprano. ¡Qué vergüenza! Y yo que era tan reservada para algunas cosas...
Entré en una sala de estar que había en aquel lugar, era enorme y la verdad no sé ni a que parte del palacio me había guiado Humberto. Me senté y esperé, de verdad, no entendía como en esa familia se tardaban tanto para unas cosas y para otras eran demasiado puntuales.
Me puse a usar el teléfono cuando noté que alguien entró en la habitación, era Abelino.
—Buenos días —dijo con una sonrisa, llevaba una pijama de cuadros y el pelo despeinado. Sé inclinó donde estaba sentada para darme un beso en la mejilla y luego sentarse a mi lado.
—Buenos días dormilón—le saludé yo.
—¿No te parece un poco temprano? A ver, yo me suelo levantar temprano pero no tanto. Son las siete de la mañana—dijo.
—No es tan temprano, además tu hermana me ha insistido en que venga, quiere buscarme el atuendo perfecto para la reunión —dije intentando que no sonase a reprimenda pero no funcionó.
—Ya sé que no te gustan esas cosas pero es importante, tampoco es que me apetezca mucho, va a ser raro que te atosiguen y te presten más atención que a mí —me aseguró riendo.
—¿Perdona? —pregunté antes de soltar una carcajada.
Después se me quedó mirando fijamente antes de ponerme la mano en la mejilla.
—Tengo suerte, eres hermosa —susurró para luego acercarse para darme un beso en los labios. Pero justamente entró en la habitación cortando el momento Palmira. Al verla automáticamente me levanté del sofá y me puse recta antes de saludarla de la manera más educada posible.
Abelino se me quedó mirando extrañado al igual que su madre como cada vez que hacía eso. No podía evitarlo, era instintivo.
Rápidamente al darme cuenta de mi error me senté de nuevo.
—Sigo sin entender por que haces eso, es muy raro. —me dijo Abel intentando contener la risa.
—Yo solo venía a avisar de que ya está el desayuno, ¿Sky, tú quieres? —me preguntó la madre de Abi.
—No gracias, ya comí antes de venir —le aseguré.
—¿Estás segura? —preguntó Abelino —Me parece raro viniendo de ti.
—Sí, segura, vete a comer ya.
*****
Entré al castillo y subí hasta la habitación de Melany, me costo un rato encontrarla. Cuando entré me encontré con todas las chicas de la familia real, ademas de a Abelino y un montón de maquilladores y peluqueros.
Entré y enseguida me arrepentí pero no me pude escapar. Me hicieron sentarme en una silla y una mujer me empezó a maquillar mientras que un hombre me arreglaba el pelo. Era bastante raro y molesto, porque a a pesar de que no me parecía raro que me tuviese que arreglar no estaba acostumbrada a que otra persona me peinase ni hiciese las cosas por mí.
Me acabaron haciendo un par de trenzas pegadas a la cabeza que parecían despeinadas y un maquillaje bastante natural, por lo que procedí a ponerme el atuendo. A diferencia de las demás yo no llevaba vestido, no eran mi estilo, así que me había decantado por un mono completo, negro y elegante. Claramente también llevaba puesta la cadena plateada con la que Abelino me había pedido matrimonio y l gargantilla dorada con la pluma y la llave. Eso lo combiné con unos tacones negros que tenían una parte cruzada hasta el tobillo.
Después de esto bajé junto con los demás a la sala de reuniones donde había un montón de gente descocida para mí y otro montón de periodistas. A algunos me sonaba de verlos en las noticias o en la coronación de Abelino, pero otros simplemente no los había visto nunca.
Intente divisar a alguien conocido entre la multitud, me sentía incomoda y una cara amiga me ayudaría. Encontré a mi hermano hablando con Kalinka en una esquina alejada y a Willy y a Wyatt.
Esa noche todo fue muy extraño mucha gente grababa, la mayor parte de los periodistas se acercaban a Abel y a mi para hablar con nosotros y hacernos preguntas y otras personas invitadas lo hacían para conocerme. Fue muy incomodo y cuando por fin logré librarme de la gente e ir junto a mi hermano ya habían pasado varias horas.
—Hola hermanita —me saludó Eikko —¿O debería decir futura reina?
—Cállate Eikko ¿Sabes si vino Erika? Me dijo que intentaría venir pero que no sabia si podría.
—Sí, me mando un mensaje, tenia clase así que llegará tarde. Por cierto, ¿todavía no has comido nada?
Negué con la cabeza, no había tenido tiempo, no me habían permitido escabullirme hasta ese momento.
—Me parece raro en ti.
—Hola —saludó Kalinka que acababa de volver de hablar con una pareja —Acabo de hablar con una pareja de diseñadores, están interesados en diseñarte el vestido de boda.
—Pues no saben el tiempo que pierden —dijo mi hermano —nuestra hermana es diseñadora y Sky nunca le ha dejado diseñarle nada, así que no creo que a ellos les deje.
—Bueno, pues si tu no lo quieres yo sí, espero que cuando me case ellos me diseñen el vestido, aunque claro, para eso necesito primero un novio —reconoció Kalinka dándole un sorbo a su bebida.
Me fijé en mi hermano, se le veía interesado en la conversación, bueno más que en la conversación en Kalinka, me pareció que harían una buena pareja; aunque no lo dije en voz alta, claro.
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Una militar de la realeza
RomanceSky Castillo es una Comandante del ejército, vive bien y tiene su vida completa. Hasta que un día acude al castillo para conocer al futuro rey y para prever estrategias militares. Ese día su vida cambiará al punto de enamorarse del príncipe que en...