Me desperté en una habitación del palacio con un médico escuchado mis latidos con el estetoscopio.
—Al fin despierta —me dijo el doctor —Coronel Castillo, debería bajar un poco el ritmo de su vida, sus problemas de corazón son graves.
Cuando logro centrarme me percato de que a los pies de la cama estaba el príncipe Abelino sentado mirándome.
—Le recomiendo que aunque sea solo por un tiempo se aleje del ejército, puede probar a ser... guardaespaldas, por ejemplo.
Dijo esto último y se retiró dejándonos a Abelino y a mi solos.
—Así que problemas de corazón y heterocromía —dijo él —Es usted toda una caja de sorpresas.
—Sí —dije yo, y me levanté de la cama dispuesta a tenderla e irme.
—Espera, tienes que descansar tu corazón. —dijo tuteándome.
—Mi corazón está bien, no me ha dado un infarto, y además fue un simple desmayo del que no hay que preocuparse.
Acabé de tender la cama y me dispuse a irme pero el príncipe me detuvo.
—Sus superiores ya se han marchado,tome para el taxi, y...
—Gracias —dije yo interrumpiéndolo y rechazando el dinero —lamento las molestias.
Después de esto me marché.
*****
Llegué a mi habitación y cerré la puerta tras de mí. Me tiré en mi cama y me eché a llorar desconsoladamente con el anillo de pedida en mis manos.
No se cuanto tiempo pasó hasta que alguien llamó a mi puerta.
Me levanté y la abrí: era Matías.
Se me acercó y cerró la puerta tras de si antes de darme un abrazo consolador.
Hizo que me sentase en la cama y se sentó a mi lado.
—¿Estás bien? —me preguntó a pesar de que ya sabía la repuesta. —lo siento Es, era muy buen hombre, estate orgullosa de que por lo menos murió como un héroe.
—Gracias.
—No hay por que darlas, pero deberías llamar a tus familiares y amigos para darles la triste noticia.
Después de que Matías se marchara hice ademán de agarrar al teléfono pero no lo encontré. Lo busqué por todos lados, pero era inútil lo había perdido.
Lloré un poco más, a pesar de que no soy una persona que lloro no lo puedo evitar.
****
A la mañana siguiente me desperté con el ruido del despertador, me di una ducha fría y bajé a desayunar. Ese día el Teniente Coronel Franklin íbamos a recibir los nuevos reclutas.
Cunado terminé de comer me dirigí al patio de entrenamiento en el cual a un lado había un pequeño espacio donde se encontraba el Teniente Coronel sentado en una silla.
Me senté a su lado después de saludar, era mi amigo desde hacía tiempo y por eso cuando no estaban presentes nuestros superiores me tuteaba.
—Buenos días Coronel Castillo —me dijo con cara de tristeza.
—Hola Jonathan.
—Siento lo de Adam —se apresuró a decir y me entregó unas fichas para registrar nombres.
Al poco un compañero trajo a los reclutas y los dejó bajo nuestra supervisión..
A continuación nos pusimos de pie y mi compañero añadió:
- Buenos días a todos, yo soy el Teniente Coronel Franklin y ella es mi compañera la Coronel Castillo. Ahora por favor hagan dos filas, las mujeres detrás de Castillo y los hombres detrás de mí.
Iba anotando los nombres cuando Jonathan me avisó de que iba al servicio y yo tuve que atender a las dos filas.
—Dime tu nombre completo, teléfono y edad. —dije mirando al papel.
—¿Sky? —me preguntó un chico al cual reconocí.
Levanté la vista y ahí estaba Zachary el hermano menor de Adam.
Le miré sorprendida, tenía una mirada triste.
—Zach... —intenté decir yo pero no me dejó terminar.
—Lo se Es, ya me lo dijeron, me he apuntado, tengo la edad suficiente y parece que ahora no tengo familia así que aquí estoy.
No dije nada, solo empecé a escribir los datos que me sabía, pero le tuve que preguntar el teléfono.
Pronto llegó Jonathan y al ver a Zach le saludó y le siguió atendiendo él.
—¿Estás bien? —me preguntó mi amigo en voz baja a lo cual yo asentí - Por cierto el Sorní te busca. Dice que necesita hablar contigo en privado sobre tu visita al palacio, ve a su despacho.
Asentí de nuevo y me dirigí al despacho del General Sorní desganada, la verdad lo que menos me apetecía ahora era ir a hablar sobre lo ridículo que fue mi desmayo enfrente del heredero a la corona.
Lo que más necesitaba en ese momento era hablar con Zachary, el pobre no tenía a más familia que Adam y me sentía responsable de él, al fin y al cabo de no haber sido por lo ocurrido me hubiera convertido en su cuñada.
Toqué la puerta del despacho del General y me apresuré a abrirla cuando me dieron permiso para pasar.
Cuando entré me quedé estupefacta, en uno de los sillones se encontraba el príncipe sonriente y en el de enfrente se encontraban mi General y mi Teniente General.
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Una militar de la realeza
RomanceSky Castillo es una Comandante del ejército, vive bien y tiene su vida completa. Hasta que un día acude al castillo para conocer al futuro rey y para prever estrategias militares. Ese día su vida cambiará al punto de enamorarse del príncipe que en...