Capítulo 9

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Esa mañana escuché el despertador y por primera vez en mucho tiempo decidí ignorarlo.

Me había pasado casi toda la noche en la playa hablando con el príncipe y no había dormido prácticamente nada. Estaba agotada.

Ese día íbamos a ir Zach, yo, Eikko y Dahna a comprar los regalos para el cumple de mi padre. Era dentro de tres días y ninguno había preparado nada todavía. Mi padre iba a cumplir 55 años y como ya todos le conocemos sabemos sus gustos, teníamos claro que cada uno le regalaría un libro.

Llegamos a la librería del centro comercial y todos nos separamos para buscar un libro. Yo conocía muy bien a mi padre y sabía que los que le gustaban eran los libros de no ficción.

Subí a por las escaleras de la librería a la zona de no ficción. Tan pronto como llegué me fijé en que al lado vendían revistas.

Como la intriga me pudo me acerqué y compré una pero no la quise leer. No había ido a allí para eso.

Escogí un libro que había salido hace poco, lo pagué y me marché a una heladería e la que habíamos quedado en encontrarnos.

Cuando llegué ya estaba Zach sentado e una de las mesas así que me senté enfrente de él y me pedí un helado de vainilla.

—¿Encontraste lo que buscabas? —me preguntó Zachary.

—Sí, ¿y tú?

—Sí, aunque he de decirte que tuve que pedirle ayuda a una de las cajeras porque no sabía donde encontrar nada.

Yo solo reí con su comentario y saqué la revista que me había comprado.

—No sabía que fueses una persona a la que le gustase el chisme.

—No lo soy, solo es que... no sé, tenía curiosidad —dije pasando la página y quedándome perpleja.

—¿Te pasa algo? —me preguntó él.

—Mira —dije yo pasándole la revista.

—Hemos encontrado al príncipe Abelino Bailey en una joyería comprando una gargantilla para una mujer ¿Para quién será? —leyó —Vale sí, pero no entiendo que tiene que ver...

—Sigue leyendo. —le interrumpí yo.

—También le hemos visto por la noche quedando con una chica durante varias horas ¿Será esta la chica de la gargantilla, puede ser la próxima reina? —leyó y luego confundido añadió ¿Que pasa, crees que le va a afectar mucho a Dahna?

—No es eso, mira la foto.

Dije señalando a la imagen de un chico y una chica rubia de espaldas sentados en la playa por la noche.

—Esta eres... tú.

—Sí, y si Dahna se da cuenta ya me puedo morir.

—Pero no se te reconoce, estás de espaldas.

—Ya, pero esa sudadera me la regaló ella y sabe que cuando no puedo dormir voy a la playa para mirar las estrellas en mi bici, que como puedes comprobar se ve un poco en la imagen.

—Bueno —dijo él —pero eso no es importante, lo importante es ¿qué hacías en la playa con el príncipe a esas horas?

Al ir a responderle no supe que decir, por surte o por desgracia llegó Dahna interrumpiéndonos.

Se le veía enfadada. Así que esperé a que dijese lo que tuviese que comentar.

—¡No lo puedo creer! Estás saliendo con el príncipe y no me habías dicho nada!

—¿Qué? —dije yo haciendo como si no entendiera —No se de que me hablas.

—Sabes perfectamente de lo que te hablo. Si tienes aquí la revista —dijo señalando a la mesa.—no me mientas, te conozco y sé que esa sudadera es tuya.

—Vale, me has pillado, si que estuve anoche en la playa con Abelino —dije susurrando —pero no estamos saliendo, ni somos pareja, ni nada.

—Bueno —dijo ella enfadada mientras se sentaba en una silla —pero aun así me tienes que contar de que hablasteis.

Justo cuando yo le iba a contestar su teléfono comenzó a sonar por lo que me ahorré el darle explicaciones.

¿Hola?¿Quién eres y que quieres? —preguntó Dahna molesta —Oh, hola, sí, sí, claro se la paso —dijo cambiando su expresión y tendiéndome él teléfono.

—Buenas, ¿con quién hablo?

—Hola buenas soy Amelia Palomino. Soy la asistente personal del príncipe Abelino Bailey y he de verificar que está disponible para dentro de un mes y medio a las 5 de la tarde en el castillo.

—Sí, estoy disponible ¿pero para qué?

—Pues el príncipe desea concertar una cita con usted, las intenciones de la reunión son desconocidas para mí pero como no tiene teléfono he tenido que contactar con usted mediante su amiga. El príncipe le enviará un teléfono nuevo para que se comunique con él ¿tiene alguna duda?

—No, la verdad es que creo que lo he entendido todo —respondí algo confundida.

—De acuerdo, que tenga un lindo día adiós.

Y trancó.

Una militar de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora