—¿Y cuándo será? —pregunté a Jonathan el cual nos daba la noticia de su boda.
—Será el 15 de noviembre, aunque de todos modos, la fecha, la hora y el lugar los tenéis especificados en la invitación que os he dado —respondió él entusiasmado —por cierto, Es, puedes traer a tu familia, ya sabes que siempre son bienvenidos, lo mismo los demás, podéis traer invitados.
—¿Estás seguro de que puedo traerlos? Somos muchos, y mi familia es un tanto escandalosa.
—Por supuesto, de hecho tengo invitaciones para ellos también —dijo Jonathan entregándome unos cuantos sobres de color crema —¡Ah! —exclamó — Casi se me olvida, en tu invitación viene incluido Abelino, no quiero que piense que no me cae bien ni nada de eso. Además me gustaría ser bien recibido en tu boda.
—¡Ya te he dicho que no me ha propuesto matrimonio! —le espeté —no sé por que todos pensáis que me voy a casar con él. Os recuerdo que con Adam tardé nueve años de relación para prometerme.
—Eso es cierto —afirmó Matías —pero Abelino no es Adam.
Era cierto, no lo era, y tenía que dejar de compararlos. Pero en mi cumpleaños no había ocurrido nada relevante al matrimonio, ni siquiera Abel había sacado el tema de los rumores. La gente piensa en la prensa que nos hemos prometido porque nos vimos el día de mi cumpleaños que tenía libre. Sabía que el pueblo estaba esperando una boda, pues esperan un heredero del príncipe y piensan que sería lo mejor que se casase a los 30 años que seguir esperando.
Cumplí 28 y no ocurrió nada, no me pidió matrimonio ni me dio indicios de que ese fuese su objetivo. Lo único que me pareció extraño fue que le vi un poco nervioso pero quien sabe en qué estaría pensando.
—Tienes razón —acepté —veré si no está ocupado ese día y puede acompañarme a tu boda.
—¿Como tú acompañante?
—¡No, como mi asistente personal! —exclamé en tono de sarcasmo.
—Bueno, solo preguntaba porque no estás muy acostumbrada después de tanto tiempo a que te vean como su pareja.
—Si te conté eso no fue para que lo andases soltando por ahí. Además no es lo que piensas, no me da vergüenza que me vean con él, solo se me hace raro que a la gente le interese tanto mi relación personal.
—Deberías estar acostumbrada, eres la novia de un príncipe.
Asentí con la cabeza.
Una vez más Matías tenía razón, ya había pasado más de un año desde que nos habíamos vuelto pareja pero al ser tan reservada se me hacía muy extraño. No entendía a la gente que quiere estar al tanto de la vida de los demás, y la verdad sigo sin entenderla. La verdad prefiero vivir mi propia vida.
—Por cierto —entró de nuevo en la conversación Jonathan, Matías, en tu invitación está añadida Dahna, para que la lleves de acompañante.
Debido a la ocurrencia de Jonathan no pude soltar una carcajada.
—No puedo llevarla —dijo mi amigo de apellido Carpenter —que vergüenza. Además, ¿y si me rechaza?
—No actúes como un adolescente, somos adultos, no te va a rechazar, además es su única manera de venir a mi boda. Así que tendrás que llamarla y preguntarle.
—No te preocupes —añadí yo —después de aceptar que yo salía con Abelino, Dahna empezó a ampliar sus horizontes.
—¿Tu sabes algo? —preguntó el afectado.
Debido a que no quería desvelar nada me fui por el pasillo mi habitación.
—¡Pero no te vayas!
—¿Qué estás muy lejos? No te oigo. —dije fingiendo sordera mientras giraba la esquina.
Creo que estaba claro que yo sabía algo, pero no estaba dispuesta a revelar que Dahna se estaba empezando a interesar por Matías Carpenter. Porque aunque ella se negase a reconocerlo, la conocía, y sabía cuando se interesaba por alguien.
*****
Llegué a mi habitación y me puse a buscar en el teléfono algo que ponerme para la boda. La verdad que no estaba dispuesta a ponerme un vestido, así que estaba navegando en internet a ver si encontraba algún traje bonito y cómodo de mujer.
No quería repetir el único traje que tenía, pues ya lo había utilizado en una gran fiesta con invitados muy importantes que había celebrado Abelino por su cumpleaños número 31. La verdad hubiera preferido haber podido llevar el uniforme al que estaba acostumbrada o ropa cómoda, pero a ese tipo de eventos no se puede ir informal. De hecho era tal la elegancia con la que se debía de ir que me tuve que poner tacones, los cuales acabaron causándome un gran dolor de pies, no estaba acostumbrada a andar con tacones, y había tenido que practicar, pues ya ni recordaba la última vez que me había puesto un par.
Navegaba por el internet cuando de repente me entró una llamada. Era Abelino.
—¿Hola?
—Hola Es, ¿como estás? —me saludó él con esa voz que siempre hacía que se me pusiese el corazón a mil por hora —¿oye, has leído la prensa?
—No, sabes que no leo esas cosas.
—Mejor - dijo soltando un suspiro de alivio.
—¿Por qué? —le pregunté.
—No, no es nada, solo dicen tonterías sobre que si nunca me voy a casar, sobre ti, sobre vuestra relación, se están inventando rumores sobre nuestra ruptura... cosas así, ya sabes como es la gente —explicó.
—Sí, bueno, supongo que esperaban algo y eso no ha ocurrido, normal que estén decepcionados.
—¿Y tú estás decepcionada?
Mi corazón empezó a la latir más fuerte, no me esperaba esa pregunta. ¿Estaba decepcionada, o simplemente me estaba dejando influenciar por la decepción de los demás?
—Amor, no estoy decepcionada, no necesito una boda, ni casarme, solo estar contigo. Simplemente estar junto a ti ya me hace feliz y no necesito un anillo que lo demuestre.
Mis palabras eran ciertas, le amaba tal y como era y no necesitaba un anillo o una corona para enamorarme más. No estaba decepcionada, tal vez simplemente me planteé seriamente el matrimonio, pero, ¿por qué no?, al fin y al cabo no era algo malo ni mucho menos.
Abel se quedó callado durante unos segundos.
—Nadie nunca me había dicho nada ni meramente parecido ¿Aunque cómo no iba a esperar unas palabras tan hermosas y verdaderas provenientes de la mujer más preciosa de toda España? —dijo por la línea del teléfono haciendo que me pusiera roja como un tomate.
Como no dije nada después de sus palabras él continuó hablando.
—¿Es? ¿Sigue ahí? ¡Tierra llamando a Sky Castillo! ¡Creo que la han abducido los alienígenas! ¡Llamad a las autoridades rápido, necesitamos a los militares para la misión de salvar a mi novia! —exclamó riendo —¡Oh, por favor, no se la lleven!
No pude evitar reírme ante aquellas palabras, a veces este hombre parecía un niño pequeño.
—Estoy aquí.
—Menos mal, pensaba que te habían rapado unos mutantes y que no te volvería a ver —dijo fingiendo alivio.
—Sí, claro, por cierto Abi, no han invitado a una boda y me preguntaba si...
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Una militar de la realeza
RomanceSky Castillo es una Comandante del ejército, vive bien y tiene su vida completa. Hasta que un día acude al castillo para conocer al futuro rey y para prever estrategias militares. Ese día su vida cambiará al punto de enamorarse del príncipe que en...