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Aquí estaba, Alexandra Rivera Munguía frente a la Universidad Católica de Madrid a punto de entrar a estudiar la carrera de sus sueños.

Los nervios me iban hacer cagar, lo presentía.

Me armé de valor y entré, el lugar era tan grande que era imposible no sentirse intimidado, al parecer casi todo el mundo tenía su grupo de amigos y hablaban animadamente.

Caminé hasta donde era la secretaría y pedí instrucciones a la chica se que encontraba ahí, esperé unos segundos y una señora vestida muy formal salió de una de las oficinas.

-Hola buenos días-me estiró su mano para estrecharla, cosa que hice-soy Mariana Montes, decana del área de leyes.

-Alexandra Rivera-contesté.

-Sígueme que los demás estudiantes están en el auditorio para la bienvenida que se les da a los nuevos-la seguí por un largo pasillo, bajamos unas escaleras y entramos a un gran salón donde ya habían varias personas-leyes está sentada por allá en la esquina, ve con ellos.

Fui hasta donde me indicó. Aquí todo estaba revuelto, habían personas de medicina, psicología, ingeniería...todo. Me senté en el primer asiento libre que encontré.

-Hola-dijo la chica a mí lado-soy Francisca.

-Alex-le sonreí amablemente.

-Ah que tú no eres de acá-alzó una ceja-¿de donde vienes?.

-México-rió.

-Ya decía yo que ese habladito era conocido-llamó al chico que estaba al lado de ella para que nos mirara-mira Facu, ella es Alex y viene de México.

-Un gusto-saludó con la mano-Facundo pero me puedes decir Facu.

-Un placer conocerte-en ese momento escuchamos que el rector de la universidad iba hablar.

-Jóvenes y jovencitas, es para mí un gran honor teneros a todos vosotros aquí reunidos, ésta aventura que hoy empiezan es la marca inicial de lo que será el resto de su vida, no importa que carrera hallais elegido. Estudien con pasión y amor, cuando estos dos se juntas hacen la mezcla perfecta. La universidad católica de Madrid se caracteriza no sólo por preparar buenos profesionales, también por sacar íntegros ciudadanos-dejé de escuchar al rector y me puse a pensar en Aron, hace tiempo que no le lo podía sacar de la cabeza, desde que le dije que no volviéramos hablar.

Yo no me aparecí más por el set, me veía con los chicos pero afuera y el nunca estaba y según escuché de mí hermana la novia lo tiene más cortito que nunca y que siempre que planean hacer algo tiene que ir ella o él se queda.

Con Pablo he hablado éstos días, el está en la Universidad del Valle estudiando relaciones internacionales.

-Eh tía despierta que no estás en un sueño-las manos de Francisca se movieron en mí cara haciéndome salir de mis pensamientos.

-Lo siento, me distraje-dije apenada.

-Si es que eso nos dimos cuenta-dijo Facu.

-El rector ha dicho que sigamos a los decanos que nos van a dar las instrucciones del curso-señaló el túmulto de gente detrás de la señora que antes había saludado.

-Bueno vamos--bajamos hasta donde estaban y avanzamos.

-Bueno chicos, los horarios pues ya los teneis en vuestro poder, ya la mecánica de la clase depende del profesor que tengan. Éste es el campus de leyes, como verán tiene cuatro edificios y todos muy bien estructurados, a partir de mañana que empiezan sus clases tendrán que venir hasta ésta área de la universidad, los salones tienen sus números y ustedes también los pueden encontrar en su horario-prácticamente así fue mí día.

Recorrimos todos lo salones de los cuatro edificios y escuchábamos hablar a la decana.

-Chao chicos-me despedí de Fran y Facu, gracias a ellos mí día había sido más liviano.

Llamé a Danna para preguntarle si iba a venir por mí.

-Hermanita coge un taxi y vente para el set, te pasó la dirección por WhatsApp. Compré comida China, así que te espero-colgó antes de que pudiera protestar.

Sin ánimos cogi un taxi y le indiqué hacía donde ir, entré al edificio cuando llegué, Danna me había anunciado así que no tenía problemas. Caminé hasta el set y ahí se escocntraban todos, hasta Aron que apenas me vio agachó la mirada.

¿Se supone que lo debo saludar?.

-Hola chicos-estaban Bernardeu, Ester, Álvaro, Omar, Jorge, Danna, Mina, Itzan y Aron. Saludé a cada uno, hasta Aron, pero con el fui muy indiferente.

-¿Cómo te fue?-preguntó Miguel y todos me miraron atentos.

-Hoy sólo nos mostraron los salones y todas esas cosas-cogi un bote de comida y empecé a devorarlo.

-¿Tenías hambre?-se burló Irzan.

-Es que está muy rico-reímos.

-El sábado vamos a ir de fiesta-dijo Mina-¿te nos vas apuntar?.

-Obvio-con los chicos había cogido mucha confianza, me sentía muy cómoda al lado de ellos.

-Pero si tú eres una bebé-dijo Omar.

-Bebé tus nalgas-le respondí.

Pasamos una hora hablando y riendo, Aron no hablaba, solo se mantuvo en su teléfono. Cuando terminamos las chicas fuimos al camerino para que las que tenían que grabar se arreglaran.

-Aron me preocupa-dijo Mina y Ester me miró de reojo.

-Ella lo tiene embrujado-dijo Danna.

-Ojalá que su relación no siga siendo tan tóxica-dijo Ester mientras se cambiaba y se colocaba el uniforme de las Encinas.

No partícipe en la conversación, no era de mí interés realmente.

Cuando las chicas se fueron a grabar me quedé sola en el camerino, miraba instagram hasta que la puerta se abrió.

-Lo siento, sólo he venido por un accesorio de Ester-dijo Aron.

No le respondí nada, seguí en instagram pero el me miró fijamente.

-¿Necesitas ayuda?-alcé una ceja y le devolví la mirada.

-Hablar contigo-se sentó en una silla.

-No tenemos nada de que hablar-me levanté del sofá y antes de abrir la puerta éste me acorralo en la pared.

-Escúchame-estaba peligrosamente cerca y no sentía la fuerza para alejarlo-siento mucho como te traté, no merecías que te dijera todas esas cosas.

-Mira no te preocupes-trataba de no mirarlo directo a los ojos-déjame salir.

-¿Quién te llevó a casa ese día?-agache la mirada pero el la alzó obligándome a verlo directamente.

-Un amigo, Pablo-mi voz sonaba nerviosa,su cercanía me ponía así.

-Entiendo...-se alejó de mí-¿todo bien entre nosotros?

-Todo bien-le sonreí y extrañamente su lejanía repentina me hizo sentir extraña.

-Gracias-me abrazó-de verdad.

-No te preocupes-nos separamos y justo en ese momento llegó Ester.

-¿Interrumpo algo?-nos miró pícaramente.

-Para nada-le respondí alejando más a Aron de mí cuerpo.

-Es que llevo mil horas esperando a que me trajeras el reloj colega-se lo quitó de las manos.

-Lo siento-río-me voy. Nos vemos bellezas-se fue con una gran sonrisa.

-Entonces Piper andaba recaído por ti-susurró pero la alcancé a escuchar.

-Ey-la señalé-nada de ésto a nadie.

-Tú tranquila-me tiró un beso y se fue.

Aron Piper se había vuelto muy adictivo para mí mente.

°MÉXICANITA°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora