23 | Ese momento especial

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Salí de casa a la hora que dijimos y en ese mismo momento salió él también. Lo saludé y me dirigí a su coche. Llegamos en unos minutos y cuando bajamos me dió mi entrada, pero cuando la miré había algo que no me cuadraba.

— Blake — capté su atención — Aquí pone que es a las 21:00 — apreté mi mandíbula enseñandoselo.

— Oh vaya, que despiste — dijo riendo.

— ¿Lo has hecho queriendo? — dije fulminandole con la mirada pero no espere respuesta — ¿Qué hacemos durante una hora y media? Eres idiota — rodé mis ojos.

— Se me ocurre algo — contestó agarrando mi mano llevándome hacia algún sitio.

— ¿Patinar? ¿En hielo? ¿Quieres que me rompa las piernas? — levanté ambas cejas mientras Blake sacaba dos entradas — Oye, no te he dicho que vaya a entrar ahí — dije negando con la cabeza.

— Lo harás — guiñó un ojo y eso hizo que la rabia se apoderara de mí y maldijera haber salido con él.

Entramos en las pistas y en el momento que puse un pie en esas placas mi boca se estampó contra el suelo haciendo que Blake soltara una carcajada.

— Nuevo récord, ni un segundo — se burló y me ayudó a levantarme. Volví a estar en pie y esta vez fue Blake el que se cayó haciendo que me burlará yo de él — Lo he hecho para que no te sintieras tan torpe.

— Sí claro — comencé a patinar soltándome del borde  de la pista y mis pies se deslizaban por el hielo sin saber cómo.

— Le vas cogiendo el ritmo — comentó Blake pasando por mi lado y haciendo un derrape que acabó otra vez en el suelo.

— Veo que tú no — vacilé.

Estuvimos quince minutos que bastaron para que ambos acabaramos empapados, pero por lo menos fue divertido.

— Bueno, ya nos queda una hora — me consolé.

— Tendremos que secarnos ¿no?

No sabía que estaba pensando pero seguro que nada bueno, de todas formas, si no nos secabamos acabaríamos resfriados, así que a cualquier plan me apuntaba.

Entramos en el cuarto de baño de los hombres, ¿por qué en el de los hombres? porque una señora nos echó del baño de las mujeres gritandonos que nos fuéramos a un hotel, la gente está mal de la azotea, pensé.

Blake se quitó la camiseta y la puso sobre el secador de manos haciendo que mi mirada se posara en su musculosa espalda y sus anchos hombros. Sabía que Blake tenía un cuerpo de escándalo, pero verlo en persona y a escasos centímetros era otro mundo.

Abby deja de pensar en el perfecto cuerpo de Blake, pensé dándome una palmada mental.

— ¿Te vas a quedar ahí parada? — preguntó Blake sacándome de mis pensamientos.

Después de secarnos un poco, salimos de los baños y por lo visto la señora no le bastaba con echarnos del baño si no que también había llamado al guardia del centro comercial. Cuando nos vió salio detrás nuestra. Blake agarró mi mano y corrimos hasta llegar a una calle que quedaba lejos de allí. Nos sentamos en el suelo riéndonos a carcajadas por la situación tan absurda que había ocurrido.

Hicimos tiempo esperando a que el guardia se fuera y por fin pudimos volver. Había pasado el tiempo suficiente para poder entrar en la sala de cine y eso hicimos.

Ambos vimos los anuncios y posteriormente la película embobados, aunque eso no quita que comentara la película cada dos segundos haciendo que Blake, y la sala me mandarán a callar.

Abby ®️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora