Capitulo 26

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¡Por Dios y mi madre que esto es hermoso!

Estaba tan emocionada, el barco nos estaba dejaban en el muelle de Santorini y podía ver todas las casitas blancas subiendo la montaña.

¡Madre mia es mas hermoso en persona que por foto!

Grecia, ese había sido nuestro destino de luna de miel, para ser mas exactos Santorini, conocido por una de las islas mas bonitas y románticas en el mundo, y si que eres bonita. 

- Recuerdame para la próxima vez que vengamos, prepararme un mes antes - dijo Damian, descargando las maletas del barco.

- ¿Prepararte? - lo miro confusa.

- ¿Has visto la cantidad de escaleras que hay en este sitio? - me miro y reí.

- Pues si yo puedo, tu también. Mi condición física no se acerca a la tuya cariño - me incline y deposite un beso en sus labios, Damian sonrió - aun no me has dicho donde nos quedaremos - comente, comenzando a caminar, arrastrando una de las maletas y subiendo el bolso en mi hombro. 

- Alquile una villa en la cima - detuve mis pasos y voltee a mirarlo, no tenia ningún rastro de broma en su rostro.

- ¿Alquilaste una villa? - lo mire.

- Mi esposa merece la mejor vista y la mejor atención de este y cualquier lugar, por supuesto que alquile esa villa - me sonríe. 

Este hombre un día me iba a matar de un ataque al corazón con esas sonrisas coqueta que me lanza, lo juro. 

Caminamos lejos del muelle hasta llegar a donde el habían aparcado el coche que alquilamos, Damian subió todo el equipaje en el maletero y ambos entramos en el auto, decididos de manejar hasta Fira, la capital.

Definitivamente esta seria una de las mejores experiencias que tendré en mi vida, el aire pegaba en mi rostro, con ese conocido y adorado aroma del mar a nuestros pies, podía ver la extensión de este por la ventana del auto. Damian manejaba concentrado por las curvada carretera de la montaña, lanzándome un par de miradas de vez en cuando y dedicando sonrisas.

Su mano sujetaba la mía encima de la palanca de cambio del auto, acariciando mi dorso con pequeños círculos de su dedo pulgar. Tenia la vista fija en los paisajes de la isla y en cada curva podía jurar que me enamoraba mas de aquel lugar. 

Luego de unos treinta minutos de subir, aparcamos el auto en una pequeña zona usada para eso, el resto del camino seria a pie y esta era la parte emocionante. El personal de la villa nos dio la bienvenida, tomando nuestros equipajes y montandolos en ¿burros? ¡Oh por Dios si eran burros! me acerque a uno de ellos y acaricie su cabeza, este movió las orejas y bufo, si es que se podía llamar así al sonido que hizo. 

- Cariño mio estoy ansiosa por dar un paseo a caballo o a burrito, cualquiera de las dos estará bien - sonrío, mirando a Damian que caminaba hacia mi. 

- Apuesto a que si pequeña - tomo mi mano entre la suya y deposito un beso en ella - ¿estas lista? - pregunto y yo solo asentí. 

Nos esperaban una cantidad poco normal de escalones, si mi cuerpo no estuviera tan emocionado creo que se me seria imposible subirlos todos, pero la emoción me sobre pasaba, así que arrastre a Damian escaleras arriba y soporte cada uno de sus quejidos. 

***

- Esto es hermoso - habíamos llegado hace unos minutos y Damian todavía estaba sentado al borde de la cama respirando pesadamente, por otro lado me sorprendió que mi respiración no se hubiera afectado ni un poco. Conté cerca de 200 escalones, sin mencionar que en el proceso perdí mas una vez la cuenta. 

Estaba de piel en el balcón que había en la habitación, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo, era lo mas hermoso que mis vista había presenciado, el sol estaba comenzando a bajar, tiñendo el borde del horizonte en un tono rosa, podía ver la linea infinita del mar y los barcos anclados en la orilla de la montaña, en el muelle a mi izquierda y navegando pacíficamente a mi derecha. 

Sentí los pasos de Damian a mi espalda hasta que sentí su pecho chocar con mi espalda y rodear mi cintura con sus brazos, dejo un suave beso en mi cuello. 

- Tu eres hermosa - dijo, podía sentir aun su corazón acelerado por el reciente esfuerzo - ven - extendió su mano y gustosa la tome, caminamos hasta el uno de los lados del balcón, Damian paso un pie por encima de la corta pared que me llegaba hasta la cintura, luego paso el otro y cayo en lo que creo es el techo de alguna casa.

- ¿Que haces? - lo miro divertida.

- Quiero mostrarte algo - extendió sus brazos cuando me senté encima del muro y tomo mi cintura para ayudarme a bajar, caminamos hasta el borde de esta y bajamos al siguiente techo.

Al frente teníamos una cúpula de alguna pequeña capilla que había en la isla, conocidas por su techo azul y a un lado, podías ver el resto de la isla, la montaña en forma de media luna, era hermoso. 

- Mamá solía venir a este mismo lugar - hablo luego de unos segundos en silencio mirando el paisaje, mi atención se puso en el - la razón por la cual insistí tanto venir a Grecia como luna de miel, es porque este era su lugar favorito en el mundo, no New York, no París, no Londres. Hacia lo imposible por al menos un vez cada dos o tres años, venir - su mirada estaba fija en el mar frente a nosotros - siempre se sentaba aquí y cerraba los ojos, le gustaba la sensación de la brisa pegar en su rostro y escuchar los sonidos de las calles mas abajo de nosotros - sentí como su agarre en mi mano se apretaba un poco mas y mire como tragaba el nudo en su garganta - no había venido a este lugar desde la muerte de mamá, tampoco había hablado de ella con nadie, ni siquiera con Dalha. Esta, es la primera vez - por fin me miro. Tenia los ojos brillosos y una ligera sonrisa estaba dibujada en sus labios - me alegra que sea contigo. 

- ¿Como se llamaba? - pregunte luego de unos segundos en silencio. 

- Aurora.

- Es un hermoso nombre - sonrío. 

- Han pasado mas de seis años desde su muerte... Hay veces, en las que simplemente me da paz saber que ya no esta sufriendo, otras me culpo por no poder hacer nada, por no haberle pagado los mejores doctores, los mejores tratamientos, la mejor atención clínica - su mirada volvió al mar infinito, como si de alguna manera pudiera sentirse mas cerca de su madre, como si perder su mirada en el, le hacia sentir que estaba aquí, con ella - a veces me pregunto porque ni fui yo en vez de ella, porque una persona tan dulce y pura tuvo que haber sufrido tanto.

Había escuchado una vez por boca de Dalha, en un muy corta conversación que tuvimos que su madre había fallecido de cáncer, siempre había pensado que aquella era la peor enfermedad que podía existir en el mundo y ver el dolor y la tristeza en el rostro de Damian me demostraba que estaba en lo correcto, que tal vez, el odiaba aquella enfermedad mas que nadie debido a lo le había quitado. 

- Tu me recuerdas a ella - murmuro luego de varios minutos - tu manera de ser, la sensación de calma que transmites a quienes te rodean, el afán por querer que todos estén bien aunque tu no lo estés en ese momento - sus manos me tomaron de la cintura y me acercaron a su cuerpo - creo que eso fue lo primero que me enamoro de ti - susurro, rozando sus labios con los míos - y estoy seguro de que mi madre, sea donde sea que esté en este momento, estaría mas que feliz por tenerte como su nuera.

- Tu no tienes la culpa de nada - hable, enredando mis dedos en su cabello - tu y Dalha fueron lo mejor que le pudo suceder a tu madre, estoy segura de ellos y que hoy en día esta mas que orgullosa de ustedes dos - le sonreí - ella siempre estará a tu lado, tomando tu mano y guiándome por los mejores camino, y yo estaré tomando tu otra mano, viviendo cada momento contigo, hoy, mañana y siempre - sonreí.

Termino de achicar el espacio que había entre nosotros y me estampo sus labios contra los míos, sus brazos me rodearon la cintura y ahogue un grito cuando me levanto del suelo. Comenzó a dar vueltas conmigo en sus brazos y pronto ambos rompimos el beso para comenzar a reír. 

- ¿Lo prometes? - pregunto, levantando su dedo meñique, solté una carcajada ante su gesto.

- Lo prometo - sonreí y enrolle mi dedo meñique con el suyo, bese su mano para que luego el besara la mía y así, habíamos cerrado esa promesa.

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