Capitulo 28

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Capitulo especial, para todas aquellas fans de Patrick Hamilton

*Patrick*

Había regresado a Nashville junto con Samwell y los abuelos de Venus. 

Luego de la boda, nos quedamos un par de días mas para disfrutar del sol y playa, pero para mi desgracia, mi tiempo libre era poco, así que tenia que volver al trabajo. Por otro lado los padres de Venus se quedaron, querían pasar este ultimo vez de embarazo con Peg y estar presentes en el nacimiento de su nieto. 

Era adorable, mi amiga le sentaba de maravillas el embarazo y aunque no lo decía en voz alta, tenia muchas ganas de que Venus me convirtiera en tío. Sabia que mi amiga no estaba lista para tal responsabilidad, ni siquiera recuerdo haber tocado el tema "bebe" alguna vez con ella, pero vamos, de sexo sin condón no saldrá un elefante. 

Pensaran que soy malo pero deseaba que a mi amiga se le olvidara tomar aunque sea una pastilla y ¡pum! Bebé a bordo. 

Estaba entrando por las puertas del hospital central del pueblo, el personal del hospital me saludaba con una grata sonrisa la cual le regresaba gustoso, siempre me sentí cómodo entre esta gente, añoraba aun el día en que mis amigas decidieron irse a New York, sin embargo, dure un tiempo pensando seriamente en si debería irme o no, pero con el tiempo, le tome cariño a mi trabajo, a las personas que me rodeaban y sinceramente este feliz y conforme en donde estaba, tenia una buena economía, trabajaba en lo que me gustaba y había creado una pequeña familia dentro de todas estas paredes blancas. 

- ¡Dr. Hamilton! - escuche mi nombre desde el pasillo, así que detuve mi paso y me gire para ver de quien se trataba. 

- Dra. Osorio, ¿como se encuentra? - la salude con un amigable beso en la mejilla. 

- Muy bien - sonrió - venga conmigo, tengo a alguien a quien presentarle. 

Camine un paso detrás de ella, poniendo mas atención en los papeles que tenia en las manos a lo que me rodeaba, entramos en la parte de pediatría y nos detuvimos a un lado del pasillo principal. Me di cuenta que no estábamos solo, a un lado de la Dra. Osorio, había un chico, creo que uno o dos años menor que yo, aunque eso no quitaba que era mas alto, cabello claro, quijada fuerte, sus ojos, la verdad no sabia decir el color exacto, no sabría decir si eran grises o verdes, o una mezcla entre los dos, o gris y azul, no lo se. 

- Le presento a Liam Harrison, llego hace unos pocos días - comento - quisiera pedirle que fuera su tutor por unas pocas semanas. Es especialista en traumatología al igual que usted y necesitamos que se adapte lo mejor que pueda y lo antes posible. 

Por primera vez desde que había hecho presente, aquel hombre me miro, y ¡Madre mía cuanta intensidad en su mirada! 

- Claro - asentí, lo mas serio que mi cuerpo me permitía. 

- Muy bien, Dr. Harrison, le presento al Dr. Tolimpson, uno de los mejores en su área, espero se sienta comodo y bienvenido nuevamente - sin mas que decir la Dra. Osorio se marcho, dejándonos a solas, lo miro por unos segundos y cuando levanto su mirada voltee hacia otro lado. 

- Sera mejor que comencemos ya - comente, retomando el camino hacia traumatología - estuve fuera unos días y necesito ponerme al día.

Escuche sus pasos a mi espalda y me obligue a no voltear,  tranquilízate Patrick, es solo un chico mas. Un chico muy apuesto, por supuesto, pero eso no va al caso, concéntrate en tu trabajo y todo ira bien. 

Gracias a los Dioses, la mañana había pasado relativamente rápido, la verdad, el Dr. Harrison casi ni se sentía, hablaba lo necesario, cuando tenia alguna duda o cuando no sabia hacer alguna cosa como de costumbre lo hacíamos en este hospital, de resto, solo observaba y pude pillarlo mas de una vez con la mirada puesta en mi, eso me ponía un poco nervioso. Llego la hora del almuerzo y decidí ir a algún restauran cercano a comer, me detuve a conversar con algunos enfermeros que normalmente hacíamos las mismas guardias, pasaron cerca de diez minutos cuando tuve que despedirme porque mi estomago comenzaba a protestar, una vez afuera camine hasta mi auto y pude ver que el auto de al lado pertenecía al nuevo integrante. 

- ¿Gusta en almorzar? - preguntó, ¿había escuchado bien?

- Perdón ¿que? 

- ¿Le gustaría almorzar conmigo? - hablo, esta vez mirándome cuando había terminado de abrir la puerta de su auto - es decir, soy nuevo en la ciudad y comer solo creo que es un poco deprimente - su comentario me causo gracia, así que sonreí.

- Por supuesto - camine lejos de mi auto, acercándome al de el y llegando hasta la puerta del copiloto, una vez adentro espere a que encendiera el auto y lo pusiera en marcha. 

Le indique el camino hacia uno de mis restaurantes favoritos a unas pocas calles del hospital, para nuestra suerte, no había mucho gente cuando llegamos, así que caminamos hasta el fondo y nos sentamos en una mesa pegada al ventanal, Yumi, la camarera del lugar, enseguida llego a nosotros con ambas cartas, le sonreí y pedí lo mismo de siempre, mientras que esperaba a que Harrison hiciera su pedido, cuando la chica lo anoto, nos dedico una sonrisa y se marco. 

- Creo que le gustas - habló.

- ¿A quien?

- A la chica de hace unos segundos - me miro.

- ¡Oh! Bueno - aclare mi garganta - es linda, pero no es mi tipo - fije la mirada en mis manos, que estaban justo sobre la mesa. 

- ¿Y cuales son tu tipo? - me ponía nervioso la manera en la que me miraba, la curiosidad en sus ojos era tan intensa que me hacia querer llorar, sumando que jugaba con una servilleta, despreocupadamente, como si estuviera frente a alguien a quien conoce desde toda su vida.

- Los chicos - suelto, levantando los hombros para quitarle la importancia a la confesión, no me avergonzaba que las personas supieran mi orientación sexual, me había dejado de avergonzar desde hace muchos años atrás, así que, a quien no le guste, era libre de irse de mi camino y de mi vida, así de sencillo. Me rodeada de personas que me aceptaban y me amaban tal cual era, no necesitaba la falsedad de alguien mas para sentirme conforme con quien soy. 

- Entonces lo acerté desde un principio - murmuro, parecía que había dicho ese comentario para si mismo, pero para su mala suerte, yo lo escuche. 

- ¿Acertado que? - pregunta, enderezando mi espalda.

- Que eres gay - sonrió. 

- ¿Y eso le causa gracia? - levante una ceja, mirándolo por primera vez sin sentir la necesidad de apartar la mirada porque me pueda sonrojar. Estaba preparándome para alguna contesta burlista u ofensiva, estaba acostumbrado a tales comentarios y miradas juzgadoras, así que, si este era el caso, ya estaba listo. Su sonrisa se borro ante mi mirada, y su entre ceño se frunció ligeramente. 

- Para nada - hablo serio, me miro por unos largos segundos, sosteniéndome la mirada, clavándome esos ojos tan intensos que me dejaban la boca seca, entrelazo sus manos sobre la mesa, casi rozando las mías, desvié la mirada hacia estas por unos cortos segundos y cuando la levante, su semblante serio había desaparecido, me miraba de manera diferente, el fantasma de una sonrisa bailaba entre sus labios, lo vi inclinarse ligeramente hacia al frente, sin despegar ni un segundo la mirada de mi, cuando abrió la boca y hablo: - no me causa gracia porque yo también lo soy - confesó.

Parpadee dos veces, para recargar mi espalda en el espaldar de la silla, mi cuerpo seguía tenso y rígido, como si lo que me acabara de confesar fuera una broma y estuviera esperando que soltara una carcajada en mi cara, pero su rostro siguió tranquilo, sereno, lo oí suspirar y vi como sus hombros de relajaban un poco, como si una tensión invisible hubiera simplemente desaparecido de ellos. 

Sentí como la comisura de mis labios se elevaban ligeramente luego de un rato y solo asentí.

- Es bueno saberlo - comente, justo cuando Yumi llegaba con nuestro pedido. Intercambiamos una ultima mirada antes de comenzar a comer y a hablar sobre cualquier otro tema que se nos viniera a la mente. 

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