Capitulo 34

3.1K 171 5
                                    

*DAMIAN*

Venus no me dirigía la palabra desde que habíamos salido de la fiesta en la madrugada. Estábamos llegando por fin a casa luego de una larga noche y largo día y tarde también. 

Intente acercarme a ella, pero siempre terminaba esquivandome, intente hablarle, pero solo recibía una mala mirada de su parte, sin palabras alguna saliendo por su boca. Me estaba comenzando a desesperar, no entendí el porque de su actitud y eso me molestaba en cierto punto. 

Había pasado todo este tiempo rememorando la noche de la celebración, sabia que no podía estar molesta por la pequeña discusión que tuvimos, aunque actué mal, lo cual debo disculparme por ello si tan solo me dejara mas de cinco segundos cerca de su presencia. Pero por mas que recordaba nada se me podía venir a la mente ¿que no estaba viendo?

***

El lunes llego y con el nuestro trabajo, Venus no asistió, había amanecido con fiebre y vomito, así que decidió quedarse en casa. Había estado mal desde hace unos cuantos días, le había insistido en ir al doctor pero solo inventaba excusas como que algo le cayo mal en la comida o algo por el estilo, decidí dejarla tranquila.

Me vestí lo mas silencioso posible y deje un beso en su frente cuando salí del vestidor y la vi nuevamente dormida. Le pedí a Laia que estuviera al tanto de ella y que no dudara dos veces en llamarme si algo iba mal. 

Cuando llegue a la empresa, varios empleados se detuvieron para darme sus felicitaciones por el nuevo proyecto, a los cuales les agradecí con una sonrisa. Me encamine hacia los elevadores una vez firme mi entrada y me subí en uno de ellos para llegar hasta mi oficina. 

Me dolía un poco la cabeza, el tener las cosas en mal estado con Venus me ponía normalmente se mal humor y eso causaba que mi cabeza diera vueltas, cuando entro por las puertas dobles, Dalha estaba sentada en mi silla, sus pies estaban descansando encima del escritorio. 

- ¿Que haces aquí? - pregunte, deje el maletín en uno de los asientos y fui por la maquina express de hacer café, necesitaba un poco de cafeína en mi organismo. 

- Veo que estas de mal humor - mi hermana sonríe.

- Eso no es tu incumbencia. 

Tome una de las tazas que tenia guardadas en los estantes y pulse la maquina para que iniciara a servirme mi dosis diaria de café.

- ¿A que se debe tu genio? - pregunto. Espero sin responder a que la maquina terminara su proceso, tomo la taza y me doy la vuelta para encarar a mi hermana. Su sonrisa había sido borrada.

- Las cosas no están bien con Venus - suelto, camino hasta sentarme en una de las sillas frente a mi escritorio, dejo que mi cuerpo se esparrame en esta, sintiendo el vapor que soltaba la taza humeante en mi rostro. Dalha se enderezo en su asiento, poniendo la espalda recta, bajando los pies del escritorio y uniendo sus manos frente a ella, la mire detenidamente, sus ojos estaban paseando por toda la mesa, podía notar como mordía su boca por dentro, algo le sucedía, la conocía demasiado bien para saberla leer - ¿que ocurre? - pregunto.

- Nada, nada, supongo que ya te dijo - hablo. 

- ¿Decirme que y quien? - estaba confuso, no entendía lo que estaba hablando mi hermana. 

- No deberías de estar molesto, por Dios Damian es algo que simplemente sucedió y ya, no es un motivo para morirse, mas bien deberías de alegrarte y apoyarla como lo has estado haciendo durante todo ese tiempo - esperen ¿que? Mi hermana abrió la boca para seguir hablando pero la cerro cuando noto mi expresión confusa. 

- ¿De que rayos estas hablando? - ahora era yo quien me enderezaba en el asiento, deje la taza de café en el escritorio y la mire fijamente. 

- Oh... yo... mmm, joder - se llevo la mano a la boca y comenzó a morder sus uñas - ¿porque no van bien las cosas entre Venus y tu? - pregunto de repente, cambiando por completo el tema. 

Por favor, aceptaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora