Habíamos pasado el resto de la tarde explorando los alrededores, definitivamente estaba completamente enamorada de cada rincón de esta hermosa isla. Regresamos a la villa y decidimos entrar en la piscina, el personal nos había dejado una elección de botellas de vino y champagne como cortesía y por regalo de bienvenida.
Me sorprendí al notar lo caliente que estaba el agua, me había imaginado algo mas helado que NY pero a cambio esta estaba cálida.
- Es térmica - hablo Damian, sentado en el borde de esta, con los pies dentro del agua, sacando el corcho de la botella de champagne y sirviéndolo en ambas copas.
- Es increíble - sonreí, tomando la copa que me ofrecía, dejo la botella a un lado y me miro, entro al agua despacio, y me acerque a el.
- Feliz luna de miel - murmuro, alzando la copa y chocandola con la mía para hacer un brindis.
- Feliz luna de miel - repetí, tome un sorbo y deje la copa a un lado.
- ¿Puedo probar? - pregunto, mirando mi labios húmedos y sentí como mis mejillas se sonrojaban, sonreí hacia el y antes de conectar nuestros labios me reí y lo empuje lejos de mi.
- Primero debes atraparme - levanto una ceja y una sonrisa juguetona se dibujo en sus labios.
Estuve intentado escapar del agarre de Damian por diez minutos, y debo confesarles que si no me un infarto pronto seria un milagro. Lo vi nadar debajo del agua y me detuve cuando llegue a una de las esquinas de la piscina, mi pulso estaba acelerado por el esfuerzo realizado hace unos segundos y los brazos estaban comenzando a dolerme. Damian salio debajo del agua, movió la cabeza para alejar su cabello de su rostro y les juro que casi me infarte con ese gesto, paso una de sus manos por su cabello, echándolo hacia atrás y ¡Madre mía ten piedad de mi alma!
- Te tengo - su voz era ronca y antes de poder contestar sus labios ya estaban sobre los mios. Me arrincono contra la esquina, poniendo sus brazos a cada lado de mi cuerpo, dejándome entre el y la pared de la piscina, tomo mis labios con desespero y el beso se fue profundizando con cada segundo que pasaba.
Sentí sus manos sujetar mi cadera y apretarme contra el, su erección hizo que un gemido se me escapara de la garganta y el gruño. Este hombre me iba a volver loca, sus pasos subieron por mi cintura y descansaron en el borde de mis senos. Sus labios abandonaron los míos y dejo un fila húmeda hasta mi oreja, mordió en lóbulo de esta y mis piernas temblaron, bajo por mi cuello, besando, mordiendo y lamiendo hasta que llego a mi hombro, mis manos ya estaban en su cabello, jalándolo delicadamente como siempre me gustaba hacer, su cadera presionaba la mía y sentirlo de aquella manera me ponía la piel de gallina.
Sus pulgares comenzaron a moverse, metiéndose por debajo del bañador, acariciando el arco de mi seno mientras que su boca devoraba mi cuello, sentía cada escalofrió como si fuera la primera vez que estábamos en esta situación, sentí como la parte de arriba de mi bañador se aflojo y segundos después estuvo fuera, Damian se alejo, el tiempo suficiente para dedicarme una mirada cargada de lujuria, mordí mi labio y su boca volvió de nuevo al ataque, robando un suspiro cuando hizo contacto con mi piel, bajo por mi pecho y se detuvo a milímetros de mis senos.
Me dedico nuevamente una mirada y sonreí, primero sentí la humedad de su boca envolver uno de mis pesones, luego sentí lo caliente de su lengua presionar contra el y por ultimo escuche el gemido que escapaba de mi garganta.
Damian jugaba con mis pesones, mientras mordía, lamia y succionaba uno, acariciaba el otro con su mano. Presione con una de mis manos su boca mas cerca de mi si es que aquello era posible, y baje mi otra mano por su pecho hasta que llegue al borde de sus bermudas.
Acaricie con mis dedos su vientre y escuche como gruñía contra mis senos, en un movimiento rápido me tomo me la cintura y me saco de la piscina, salio con un simple impulso y me ayudo a levantarme, caminamos sin despegar nuestros labios hasta la habitación, cuando llegamos, Damian me dejo sentada al borde de la cama, camino hasta el ventanal que nos separaba del balcón y corrió las cortinas, las estrellas brillaban por todo el cielo oscuro.
Seria la primera vez que lo hiciéramos en días, con los días próximos a la boda, prácticamente nos habíamos visto a la hora de dormir, y estábamos tan cansado que ni siquiera nos quedaban fuerza para jugar un rato, luego de la celebración de la boda, salimos directo al aeropuerto y por supuesto dormimos la mayor parte del viaje hasta acá, así que si, seria la primera vez que lo hacíamos como esposos.
Los labios de Damian capturaron los míos, moviéndose sobre ellos a la perfección, haciendo que mi pulso enloqueciera y mi corazón saltara dentro de mi pecho, en un abrir y cerrar de ojos nuestra poca ropa ya estaba tirada en el piso y el ya estaba encima de mi. La lujuria estaba comenzando a explotar en cada rincón de la habitación y solo rogaba a Dios por que nunca se detuviera y que las personas cercanas no nos escucharan, eso seria vergonzoso.
- Te extrañe - murmuro contra la piel de mi abdomen, haciendo que un escalofrió me corriera toda la columna.
- Y yo a ti mi Dios griego - sonreí, sus boca bajo por mi estomago, deteniéndose en mi vientre y besándolo, sentí como uno de sus dedos comenzaba a jugar con mi entrepierna y mi cuerpo reacciono ante su toque. Gemí cuando uno de sus dedos entro y salio dando círculos en ella - Dios... - su boca beso el interior de mi muslo, jugo con la cercanía de ella y podía sentir una corriente eléctrica descargar por todo mi cuerpo cuando la humedad de su boca toco la humedad de mi entre pierna.
Mis dedos se enredaron en su cabello, mientras que su lengua jugaba y se movía a la par de su dedo, otro mas se unió a la acción y profane un gemido ante la sensación, sentía como mis piernas comenzaban a temblar y sabia que aquello era señal de que pronto estaría por acabar, Damian disfrutaba su momento ay abajo, lamiendo sus labios y mirando de manera que me enloquecía aun mas, sus dedos se volvieron mas rápidos y sus dientes mordieron ligeramente mi clítoris, gemí su nombre y lo apreté aun mas contra mi.
Una, dos, tres, cuatro y un sin contar de veces sus dedos salieron y entraron en mi, la habitación se llenaba con mis gemidos y sus gruñidos, y cuando sentía que iba a venirme, se detuvo.
Sus ojos brillaban con la lujuria pura en ellos, podía escuchar su respiración pesada y sus labios estaban mojados, se llevo los dedos a la boca y los saboreo, camino hasta tomar la botella de vino que descansaba en una pequeña mesa a un lado de la cama, sus ojos destellaron con malicia cuando la destapo y dejo caer un poco de liquido en mi sexo.
Mordí mi labio para ahogar el gemido que estuvo por salir y Damian sonrió ampliamente, acerco su boca y lo saboreo.
- Delicioso - musito, probando de mi con pequeños shots de vino en mi entrepierna, esto se sentía increíble, dejo la botella a un lado y en un movimiento rápido subió hasta quedar a mi altura - eres jodidamente deliciosa - sus palabras desviaron mi atención por unos segundos, los suficientes para que el entrara por completo en mi en un solo movimiento.
Lo sentía palpitar dentro de mi y esa sensación me hacia delirar, pedirle mas, sus movimientos fueron suaves, dejando que mi cuerpo se adaptara a su longitud, adentro y afuera, una y otra vez, agarre en puños las sabanas de la cama, sintiendo cada penetración que me daba.
Me giro de tal manera que quedara boca abajo y levanto mis caderas al mismo tiempo que volvía a adentrarse en mi, grite, podía repetir esta sensación por el resto de mi vida y nunca me aburriría, mordí una de las almohadas para ahogar los gemidos cuando sus movimientos se volvían mas fuertes y precisos, sentía todo mi cuerpo estremecerse y explotaba de placer ante sus gruñidos.
Nuestros gemidos se mezclaron en el aire, haciendo que nuestros cuerpos llegaran al clímax, lo sentí correrse dentro de mi y como su cuerpo entero se estremeció ante la sensación, mis piernas temblaban, y nuestras respiraciones se escuchaban en toda la habitación, su cuerpo cayo encima del mio cuando me voltee, y mis brazos lo envolvieron.
Su calor envolvía todo mi cuerpo y podía sentir nuestros corazones latir fuertemente contra nuestros pechos, podía ser así por el resto de mi vida, podía sentir su peso sobre mi cada vez que hicieron el amor por el resto de mi vida, era feliz con que solo fuéramos el y yo.
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Por favor, acepta
RomanceLuego de tanto, se podria decir que la relacion entre Venus y Damian estaba en su mejor punto. Pero no se confien, ocurriran unos cuantos sucesos que la tension volvera a caer en ellos, llegando hasta el punto en que no sabran si seguir o dejar todo...