Capitulo 39

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Pasamos la tarde en el lago, tanto yo como Damian estábamos encantados con la casa y ambos nos sorprendimos cuando notamos lo espaciosa que era por dentro. 

La mezcla entre piedra y madera la hacia ver demasiado acogedora, cálida pero a la vez suave, era complicado describirla, nos dimos cuenta que la casa tenia dos habitaciones con baño en cada una y había un tercer baño en el pasillo.

La sala, comedor y mesa estaban en una misma área, lo único que lo dividía eran dos escalones en donde la cocina se elevaba. Sin duda alguna era hermosa. 

Nos habíamos enamorado de cada rincón. A nuestra familia le encantaría, seria un buen lugar para pasar el verano o algunas que otras vacaciones, tendría a mis padres cerca y teníamos terreno para construirle algún espacio mas para que el resto de los chicos pudiera venir con nosotros si así lo querían. 

Decidimos regresar a casa cuando el sol estaba comenzando a ocultarse, esta vez decidimos caminar mientras que Damian llevaba de las riendas a Rosemond. 

Tardamos un poco mas de lo normal pero llegamos a la casa de mis padre cuando el sol bajo por completo, los chicos ya estaban ahí, habían regresado temprano del centro comercial y por lo que mis ojos veían, habían sobre girado todas sus tarjetas por la cantidad de bolsas que ocupaba la sala. 

Mi madre fue la primera en vernos cuando entramos por la puerta principal, me miro con interés, por supuesto quería saber como había ido todo, a fin de cuentas fue ella quien me ayudo con este negocio. Mi padre y los demás nos pusieron la mirada encima, por la manera en la que nos miraban creo que a mi madre se le había escapado la sorpresa. 

Saque las manos de mis bolsillos y levante las llaves entre mis dedos, todos gritaron y comenzaron a aplaudir entre risas y bromas. 

- Te me adelantaste hermanita - Artemis pasaba su brazo por encima de mis hombros, acercándome a el. 

- No me delante - dije - tu fuiste muy lento - ambos reímos. 

- ¿Que sucedió con esos dos chicos? - pregunto, esta vez dirigiéndose a mi madre.

- Nadie supo de ellos cuando los Morphis murieron - levanto los hombros - y han pasado diez años desde eso. 

- Oí que se habían ido a Texas - hablo papá. 

- Eran buenos chicos - murmuro Artemis. 

- Para ser sincera, de pequeña me molestaban mucho - me cruce de brazos - siempre me decían que era una gallina porque nunca pude lanzarme de la cascada - Artemis y yo reímos por el recuerdo y mis padres nos siguieron.

- Y era verdad amiga - Sam se levanto, extendiéndonos una bolsa a Damian y a mi - pudiste haber sido una buena coleadora pero lanzarte de esa pequeña cascada siempre te dio miedo - la mire con mala cara y le pegue con la bolsa que ahora estaba entre mis manos. Todos reímos y Damian y yo nos dispusimos a abrir las bolsas y ver que había dentro. 

No pude evitar soltar una carcajada cuando levante la camisa entre mis dedos. 

"Una madre en acción" estaba escrito en estampado negro en el frente de la camisa blanca, la de Damian decía "Un padre en acción" de la misma manera que la mía y dentro de mi bolsa había una tercera prenda de ropa, se trataba de un enterizo color blanco con una linda capucha con orejitas de osito, en medio de este decía "Yo soy la acción", era adorable.

***

- Shh, has silencio - regaño a Sam que viene caminando detrás de ti. 

- Esto es mala idea - oigo a Damian decir - no podemos simplemente entrar al cuarto de un hombre casado si porque si - murmura. 

- Deja de ser tan pesimista - Sam le dedica una mirada asesina. 

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