*DAMIAN*
Era el vestido numero ocho que Venus se probaba, realmente mi paciencia estaba comenzando a desaparecer.
Estaba sentado en la cama, iba vestido con unos pantalones oscuros y una simple camisa manga larga blanca con botones, había terminado de arreglarme hace mas o menos una hora y aun no habíamos bajado hasta la sala porque mi querida y adorada esposa no dejaba de quejarse.
- Te ves hermosa - dije, por novena vez, ¿o décima? No recuerdo, el punto era que no había ningún vestido que a Venus le convenciera, por mas que le dijera lo hermosa que estaba no dejaba de decir que estaba gorda y que nada le quedaba bien.
Cosa en la cual se equivocaba, el embarazo le sentaba de maravillas, la hacia ver las reluciente de lo que por lo general se ve, ademas, sus mejillas estaban mas regordetas y eso la hacia ver mas adorable, casi todo el tiempo estaban sonrojadas, sus ojos estaban brillosos la mayoría del día y la manera en la que caminaba me causaba un poco de gracia, no era mentira para nadie lo mucho que crecía la barriga de Venus con cada mes que pasaba, la doctora la había logrado convencer de seguir la dieta correspondiente y prácticamente yo la obligue.
- La falda no me convence - dice, dando vueltas frente al espejo, mirándose de todos los ángulos existentes en los que pudiera verse - estoy demasiado gorda.
- No lo estas, estas bella - le digo, preparándome para el jarabe que me lanzara.
- No, no estoy bella, hermosa o linda - y aquí vamos... - estoy gorda parezco una vaca, es mas, me parezco a Gloria, el hipopótamo de Madagascar, mis pies están la mayor parte del día hinchados, no puedo durar ni diez minutos parada porque ya comienzo a quejarme por los pies o la espalda, mi papada esta gigante y si miro hacia abajo no puedo verme la punta de los pies ¿¡Sabes que significa eso!? Que efectivamente estoy obesa - hace un puchero frente al espejo - pensaras que estoy tan fea que te buscaras a otra mujer que realmente este como una modelo, me pedirás el divorcio y seré una madre soltera luchona, bendecida y afortunada sin un padre para mi hijo y...
Me levanto de un salto de la cama cuando noto que sus ojos comienzan a cristalizarse, últimamente Venus estaba mas allá de lo sensible, cosa que me causaba ternura en la mayoría de las veces, como por ejemplo, esta vez.
Me acerque por detrás hasta sentir el calor de su espalda en mi mecho, rodeo su cuerpo con mis brazos y acune su abultado vientre con mis manos, moviendolas de tal manera que masajeaba su barriga, sabia cuanto la podía relajar aquello.
- No eres fea, no estas gorda, no buscare a otro y mucho menos me divorciare de ti - la mire a través del espejo - Eres hermosa, una mujer fuerte e independiente que soporto todos los síntomas del embarazo sola, aunque estuve contigo en todo momento, no sentía lo que tu sentías, es mas, eres la mujer embarazada mas hermosa que mis ojos han visto, incluso mas hermosa que Pegie - la noto sonreír y eso me impulsa a besar su sien - no importa si los años pasan y te arrugas, si pierdes los dientes, si subes unos cuantos kilos o si para tu ojos, no eres hermosa - susurre en su oído - para mis ojos siempre lo seras, y de tu físico fue de ultimo que me enamore, primero vinieron tus sentimientos, tu voz, tu risa, tu manera de hacerme feliz tan fácil, tu toque, tus abrazos, tus caricias y te aseguro que si estuviera ciego, podría volverme a enamorar de ti sin ningún problema - note como en sus labios se dibujaba una sonrisa, me dedico una tierna mirada de ojos cristalizados antes de ponerse de puntas y besar mis labios suavemente - ademas - hable - me gusto el tercer vestido - sonreí.
- Entonces me pondré el tercero - sonrió de vuelta.
Luego de media hora, por fin ya estábamos listos, Venus se había colocado el vestido celeste que le había indicado y se maquillo ligeramente, lo suficiente para que se notara pero no tanto como para opacar su belleza natural.

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Por favor, acepta
RomanceLuego de tanto, se podria decir que la relacion entre Venus y Damian estaba en su mejor punto. Pero no se confien, ocurriran unos cuantos sucesos que la tension volvera a caer en ellos, llegando hasta el punto en que no sabran si seguir o dejar todo...