Recien habia llegado y ya me queria ir.
La empresa se habia atrasado en algunas cosas estas dos semanas que estuvimos afuera, llegamos casi sin saludar a nadie y en cuanto nos sentamos en nuestros escritorios, nos enterramos de cabeza en los monitores de las computadores y en cientos de papeles esparcidos por todo el lugar.
- Voy a matar a Dalha - susurre entre dientes para mi misma, se supone que todo esto era su trabajo, mientras que Artemis hacia las cosas de Damian, mi querida y amada cuñada haria las mias, pero no, por lo visto ninguno de los dos habia hecho algo.
Papeles, papeles y mas papeles, iba a volverme loca, necesitaba unas vacaciones.
Aunque sabia que venia la temporada mas fuerte de la empresa, y que habia tenido unas ligeras vacaciones hace unos seis meses, ademas, habia estado afuera dos semanas, digamos que rogaria por un fin de semana largo en la playa.
Recorde la casa en la playa, los dias que habiamos compartido ahi, una sonrisa se me dibujo en los labios pese a mi situacion en aquel momento, habia disfrutado esos dias, digamos que se habia convertido en uno de mis lugares favoritos para ir.
Dalha habia comentado sobre un nuevo viaje, pero sabia que Damian no lo permitiria, no por ahora, no mientras ambos estemos atrasados con el trabajo, podra ser el jefe, podra ser el dueño pero de algo que si estoy segura es que Damian era meticuloso con su trabajo, a veces exageraba.
Para mi suerte, la mañana paso rapido y no tuvimos a nadie que nos molestara, las personas en la empresa se habian enterado sobre nuestro pronto matrimonio, aun no sabia como, tal vez era por el anillo que brillaba mas de lo normal en mi dedo, o tal vez porque simplemente la gente en este lugar amaban cualquier chisme.
Nos encontramos con nuestros padres y Patrick para el almuerzo, para cuando Damian y yo habiamos llegado al restaurante, mis padres y mi amigo ya estaban en el lugar.
- ¿Una botella de agua cuarenta dolares? - mi padre me preguntaba por lo bajo, tapandose el rostro con la carta del menu - ¿pero acaso es el agua bendita de Jesucristo? - pregunto, reí por lo bajo.
- Lo mismo pense yo la primera vez que vine padre - reí - la cuenta ira por nosotros, no te preocupes - mi padre me miro por unos segundos y luego solto un suspiro de alivio, se inclino hacia mi madre.
- Casi pense que tendria que pagar yo - le dijo a lo que ella golpeo su brazo con la carta. Todos en la mesa reimos.
- En ese caso - continuo mi padre - traigame lo mas costoso que tenga mesero - casi lo dijo gritando, y todos volvimos a reir.
Hablamos de diferentes cosas, mamá habia llevado una pequeña carpeta con ideas ya impresas para la boda, ¡Por Dios, esta mujer me va a volver loca! Ni siquiera habiamos escogido alguna fecha en particular y ya mi madre me estaba sugiriendo diferentes salones de fiestas donde se podria realizar.
Comentaron que por la tarde de mañana se tendrian que ir y eso me puso un poco triste, la verdad me gustaba pasar tiempo con mis padres o con Patrick, me hacian sentir en Nashville y eso lo extrañaba, lo necesitaba mas seguido en mi vida.
Siempre habia querido que mis padres se vinieran a la ciudad, por un tiempo les habia insistido tanto que mi padre por simple irritacion me habia dejado de hablar por una semana, luego entendi que su lugar es alla, junto con mis abuelos y Samwell, tenian una vida entera viviendo en el pueblo y el sonido del transito de esta ciudad le producia dolor de cabeza a mi madre, esas fueron sus palabras para decirme gentilmente que no se vendrian a vivir para aca.
Sin embargo, los entendi, comprendi que tenian su vida hecha alla y gran parte de mi vida, tambien lo estaba junto a mis padres en aquella casa pintoresca, entre el barro y los caballos.

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Por favor, acepta
RomansaLuego de tanto, se podria decir que la relacion entre Venus y Damian estaba en su mejor punto. Pero no se confien, ocurriran unos cuantos sucesos que la tension volvera a caer en ellos, llegando hasta el punto en que no sabran si seguir o dejar todo...