Me vestí con lo necesario para entrar a la sala de parto, tuve que usar desde guantes, hasta gorro para el cabello. Incluso hasta los zapatos los tuve que cubrir.
Pegie no dejaba de gritar y llorar por le dolor, Artemis estaba comenzando a perder el control y tuve que apartar a mi hermano a un rincón de la habitación para lograr calmarlo.
- ¡Ya basta Artemis! Si tu te alteras, la alteraras a ella - lo mire.
- No creo poder soportar esto - en sus ojos se veía el miedo - esta sufriendo muchísimo ¿Y si la duermen? - me miro esperanzado.
- No la pueden dormir a menos que sea un parto por cesaría - le dije - así que debes hacer tu mejor esfuerzo en calmarte de una vez por todas.
Me di media vuelta y camine hasta estar a un lado de mi amiga, Artemis se quedo en su lugar, pegando la espalda a la pared como si en algún momento pudiera traspasarla y desaparecer.
- ¿Como esta el? - pregunto mi amiga cuando llegue a su lado.
- Mejor que tu, créeme - sonreí para calmarla.
- No lo creo - le dedico una mirada preocupada a mi hermano y luego volvió su atención a mi - hace unas semanas le dije que viéramos un vídeo de un parto normal para, ya sabes, practicar y saber que hay que hacer cuando este momento llegara - asentí, para que siguiera hablando, si eso hacia que su dolor desapareciera o disminuyera aunque sea un poco, la haría hablar hasta por los codos - vomito dos veces y casi no durmió esa noche. Creo que quedo traumado - ambas reímos y me detuve cuando Pegie arrugo el gesto por el dolor.
Los doctores entraron con sus batas e implementos ya listos, sabia que el momento esperado llegaría pronto. El mismo doctor que habíamos visto hace unos minutos en el pasillo se acerco hasta Pegie, di un paso atrás para darle un poco mas de espacio.
- Hola Peg, mi nombre es Tomas y estaré a cargo de tu parto - le sonrie - para nuestra suerte, has dilatado mas que rápido y ya estas lista iniciar con el parto, así que necesito que te relajes lo mas que puedas. Se que es difícil pero debes intentarlo, te iré indicando mientras avance el proceso ¿De acuerdo? - mi amiga solo asintió, el doctor acomodo unos cuantos instrumentos mas y aproveche el momento para ponerme a su lado.
Mire por el rabillo del ojo que Artemis se acercaba, pasando para el otro lado y tomando la mano de mi amiga.
- Todo estará bien - mi hermano parecía haber tomado las fuerzas y el control necesario para calmarse un poco, aun se le notaba un tanto alterado, pero imagino que eran los mismos nervios, deposito un beso en la frente sudorosa de mi amiga y apretó su mano en un gesto confortante.
- Muy bien Pegie, es hora de empezar - mi amigo levanto su mano, tomando la mía en un movimiento rápido, la asegure entre mis dedos enguantados lo mejor que pude.
- Aprieta todo lo que quieras - bromee e hice que ella soltara una pequeña risa.
Mi amiga respiraba mas agitada con cada segundo que pasaba, el sudor bañaba absolutamente todo su rostro y cada vez la veía mas roja, sabia que quería gritar, por la manera en la que se mordía el labio cuando la atacaba una contracción.
- No aguanto mas, saquen a ese bebe de unas vez por todas - grito.
- Respira - hablo el doctor, listo entre sus piernas - puja - mi amiga pujo y el dolor salio en un grito de su garganta - puja, puja - continuo - muy bien, respira - Pegie lloraba y casi estaba por llorar con ella - puja una vez mas Pegie... vamos, vamos, así... Bien, respira - no me atrevía a ver, por Dios y mi madre que no vería lo que estaba sucediendo entre las piernas de mi amiga en este mismo momento - ya salio la cabeza Peg, necesito que pujes una vez mas, con todas las fuerzas que tengas.
- No veas Artemis - le hable, cuando note que mi hermano comenzaba a inclinarse y dirigir su mirada hacia donde el doctor tenia sus manos. Mi amiga pujo, grito, lloro y unas cuantas lagrimas se me salían por su dolor, tenia miedo de que algo le sucediera, que pudiera desgarrarse internamente o algo le pudiera pasar al bebe por no tener la fuerza para jugar - Vamos amiga, tu puedes... Eso, eso - su mano estaba casi estrangulando la mía, podía jurar que la sangre ya no me circulaba por ahí.
- Una ultima vez Pegie, vamos chica, ya casi terminamos - Un grito desgarrador salio por la garganta de mi amiga, mis rodillas temblaron y si no hubiera estado apoyada de la cama, creo que hubiera caído al suelo.
Lo siguiente que vi, fue sangre, mi hermano corrió a un lado de la habitación y expulso todo lo que tenia en su estomago, Pegie lloraba y jadeaba acostada en la cama con las piernas abiertas, parecía que en cualquier momento podía desmayarse y... El llanto de un bebe llego a mis oídos.
Vi como las enfermeras tomaban algo tan pequeño que cabía en sus dos manos, lo limpiaban con movimientos rápidos y delicados bajo un pequeño chorrito de agua, sacandole la sangre que tenia encima y cortaban el cordón umbilical. Una de ellas lo envolvía de la misma manera, rápida y delicada en una toalla y lo acunaba entre sus brazos, dedicándole un dulce sonrisa.
Estaba de pie en medio de la sala, aun sosteniendo la mano de mi amiga, expectante a tal evento, mis oídos solo escuchaban ese llanto de vida, ese llanto sin lagrimas, y la fuerte respiración de mi amiga, la enfermera se acerco a Peg, mi amiga le dedico una sonrisa y extendió sus brazos.
El amor que su mirada transmitió cuando tuvo al bebe en brazos me dejo sin aliento, Artemis por fin se acerco y planto un beso en los labios de mi amiga.
- Te amo - murmuro - gracias por hacer mi sueño realidad - ambos sonrieron, mirando a su hijo, lagrimas resbalaban tanto por las mejillas de mi hermano, como por las de mi amiga y las mías.
Pegie me miro, seguía de pie en el mismo sitio, sin haberme movido ni un solo milímetro, mi acelerado corazón se había calmado, latía a un ritmo normal y sano.
- ¿Quieres cargarlo? - pregunto, la mire por unos segundos y di un paso mas cerca, Pegie extendió sus brazos, con el bebe en ellos. ¡Dios mio es tan pequeño! Note que mis manos temblaban y comenzaban a sudar, las pase por mis pantalones, haciendo mi mejor intento de secarlas y extendí los brazos.
No puedo explicar lo que estoy sintiendo en este momento, felicidad y alegría se sentían poco, reír cuando estuvo en mis brazos, sintiendo las lagrimas correr por mis mejillas, lentamente abrió los ojos y sentí como mi corazón se desarmo.
- Hola pequeño - susurre - soy la tía Venus y juro cuidarte desde hoy, hasta el dia en que me vaya - acaricie con cuidado una de sus regordetas mejillas y la suave piel bajo mi dedo me causo un remolino de mariposas en mi estomago, sonreí - ¿Como lo llamaran? - pregunte, apartando la mirada unos segundos de mi sobrino, solo para darme cuenta que mi hermano y mi amiga me miraban con una tierna sonrisa.
- Te sienta bien un bebe en brazos - hablo mi hermano.
- No lo digas ni en broma - lo fulmine con la mirada, una cosa era mi sobrino, seria el niño de mis ojos y mi corazón, pero ¿yo? ¿embarazada? No, eso por ahora no - ¿y? - dije, recalcando la pregunta anterior.
- A Pegie le gusta Lucas - mi hermano la miraba con una sonrisa - y creo que a mi tambien - mi amiga sonrió, mostrando el brillo de emoción en sus ojos - lo llamaremos Lucas.
- En ese caso - hable, mostrando una de mis mas tiernas sonrisas - Bienvenido a la familia Lucas, espero no te asuste lo loco que pueden llegar a ser tus padres - los tres reímos.
Una de las enfermeras se acerco nuevamente a nosotros, era hora de que se llevaran al bebe para pesarlo, medirlo y le pidieron a Artemis que fuera con ellos para que declara el nombre del bebe, mientras, Acompañe a Pegie hasta la habitación donde fue trasladada, sin duda alguna, muchísimo mas cómoda que la sala de parto, mas amplia y menos tétrica.

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Por favor, acepta
RomanceLuego de tanto, se podria decir que la relacion entre Venus y Damian estaba en su mejor punto. Pero no se confien, ocurriran unos cuantos sucesos que la tension volvera a caer en ellos, llegando hasta el punto en que no sabran si seguir o dejar todo...