Platónico lo llaman.

13.- Coma Black.

Os dejo una Vídeo Crítica de este capítulo para que le echéis un vistazo al final del cap! ^^

Espero que disfrutéis de la lectura!!

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13.- Coma Black

" Su corazón es un pequeño coágulo de sangre. Yo lo escogí. Nunca se cura, nunca desaparece. "

—M.M

Susan no se presentó a la cena de aquella noche. Ni al desayuno del día después, tampoco apareció en la celda, no durmió allí porque sencillamente no se despertó.

Sandoval le había administrado un fuerte calmante y con las horas atrasadas de sueño que llevaba la chica, no había podido evitar dormirse por completo. Sandoval pasó más de una hora observándola en silencio, como si fuera su princesa, su bella durmiente.

Habían pasado ya 3 horas desde que le había administrado el sedante y la muchacha continuaba plácidamente dormida. Al final iba a resultar ser cierto aquello de que llevaba más de 3 días intentando dormir, y es que Sandoval estaba más que acostumbrado a que las presas le mintieran respecto a esos temas para conseguir algo de "droga". Los días eran muy duros en una prisión y cualquier cosa que te mandara a otro mundo, aunque fuera por un par de horas, le venía bien a cualquiera.

Pero ella no... Ella no le había mentido y lo más importante: no le guardaba rencor por lo que había sucedido días anteriores. Era algo que no dejó de pensar mientras la observaba dormir. Él estaba convencido de que la chica había estado de acuerdo en todo momento, y ahí, en ese horrible, depravante, egoísta y psicopático pensamiento, empezó a crearse una peligrosa fantasía, una fuerte obsesión. Y es que la vida de Carlos Sandoval estaba navegando hacia la deriva, y Susan era esa sirena que lo rescataría del abismo. Ella se convertiría en la princesa de su cuento, aquella que reemplazaría el vacío de Sandra su ahora ex mujer. Aquella que lo abrazaría cada noche, la mujer con la que él haría el amor cada mañana, con la que compartiría sus problemas, sus tragedias, los malos momentos del trabajo al llegar a casa... La mujer... perfecta.

Todo aquello se había implantado ya en la cabeza de Carlos como un microchip de información, como si su mente fuera ahora la de un robot al que acaban de configurar, y al verla ahí, dormida, tan preciosa, tan silenciosa, tan pura, tan... inocente, su corazón dio el primer latido por ella.

Acababa de darse cuenta.

Acababa de sentirlo.

Sin darse cuenta acababa de iniciar una obsesión por la muchacha, y como tal no podía permitir que a su princesa le faltara de nada.

La tomó en sus brazos como si fuese la mismísima Blancanieves y él su príncipe azul, y la llevó hasta la enfermería, reposando su cuerpo sobre una de las camillas. Ajustó la altura, la almohada y hasta la temperatura de la sala.